viernes, 24 de febrero de 2012

Intercambio de solsticios (328)

- El siguiente capítulo de la saga daría comienzo ese mismo día 27 de abril –informó equis-. Y lo producía ahora el hermano menor, Santiago.
- Vamos a él, entonces –sugirió Brassens.
- Empezaba diciendo que había seguido con atención el intercambio de mensajes en el que creía que todos habían dado su opinión. Y, como quiera que él vivía más lejos, había preferido oír la opinión de los demás antes de dar la suya.
- Una mera justificación. Desde el momento en que no se habían reunido, estaban todos a la misma distancia unos de otros.
- Por lo menos los que no vivían en Valladolid, en efecto –aceptaría equis-. Pero continúo. Lo primero que decía Santiago era recordarles a todos que e estaba tratando del cuidado de su madre, que está muy mayor y muy bien cuidada, siempre según su opinión…
- Tan bien cuidada que no se podían reunir en un fin de semana sin que uno de ellos estuviera acompañándola.
- Bien. Pero sigamos. De esa circunstancia del cuidado habría que agradecerlo a los hermanos que vivían en la residencia materna, o sea, Pilar; y, por extensión, a quienes lo hacían en Valladolid. El tiempo que le queda debe ser lo mejor posible.
- De modo que el hermano pequeño se convertía en el máximo consejero aúlico familiar –comentó Brassens.
- Pero Santiago entraba ya en materia: había que estudiar la situación.y empezaba con la venta de la casa en la localidad contigua a Valladolid. A ese respecto decía que se disponía de una oferta de 390.000 euros, ampliable a 400.000. Nuestro objetivo realista, seguía Santiago, era vender entre 412.000 y 415.000 , porque así quedarían 400.000 netos…
- ¡Será si se puede! –exclamó Brassens.
- Sí. Y seguía que si se sacaba más era mejor, pero que no creía que fuera posible. A este respecto pensaba Santiago que la venta de esa casa estaba ya hecha en la práctica, que estaban demasiado cerca para que no se llegara a un acuerdo.
- Eso era todo en cuanto a esa casa.
- A continuación pasaba a referirse al apartamento que les quedaba en el barrio de Salamanca de Madrid. En este sentido Santiago recordaba que había presentado una oferta sujeta a condición: que todos los hermanos, sin excepción, estuvieran de acuerdo. Como la condición no se había cumplido, él retiraba formalmente su oferta. No había acritud por su parte.
- Bueno…
- La historia es más larga, pero todo llegará –dijo equis-. Pero seguimos con el correo del 27 de abril de 2.010. Santiaago pasaba a referirse ahora al capítulo de ingresos y gastos en la casa de Valladolid.

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