miércoles, 28 de noviembre de 2007

Presentación UPyD en La Rioja., 21.11.07

Nos hemos reunido esta tarde para presentar Unión, Progreso y Democracia en la Rioja. Y para comunicar a todos ustedes que ya está funcionando la coordinadora de este partido en esta Comunidad Autónoma y para explicarles alguna cosa en relación con este partido nuevo.
Ese es el orden de las palabras, y no por casualidad, Nos gusta llamarlo "partido nuevo" y no un nuevo partido, porque queremos hacer algo diferente.
Cuando nos reunimos aquél 19 de mayo en el hotel Costa Vasca de San Sebastián -lo digo por eso de las efemérides, hay quien quiere que ese sea el día del partido-, había allí gente que trabajábamos ya en partidos políticos, gente que lo había hecho antes -en la transición o en la dictadura- y gente que había luchado por la libertad en un movimiento cívico. Todos, sin excepción, habíamos participado en los actos de ¡Basta Ya!
Y lo primero que salieron a colación esa mañana de un sábado fueron los grandes partidos nacionales. Rosa Díez se refirió al suyo y dijo que había combatido desde dentro de él para que cambiara su actual trayectoria, y nos confesaba que no lo había conseguido. Yo hablé del pepé, y expliqué que estaba convencido de la más absoluta inutilidad del debate en su interior, porque allí no quedaba ni rastro de democracia interna, si en alguna ocasión la hubo..
Todos los que allí estábamos dijimos las mismas cosas; que los partidos en España no cumplen ni siquiera con el mandato constitucional de servir como instrumento para la participación de los españoles. Porque se han convertido en grandes aparatos electorales que se encuentran desconectados de sus bases y atienden solamente a sus servidumbres internas. Son ya sólo conglomerados de intereses -a veces de intereses respetables- pero que en muchos casos empiezan y terminan en sus propios aparatos.
Pongamos un ejemplo: ¿A quién le interesa la reforma de los actuales estatutos de autonomía? ¿a los ciudadanos? Hacen campañas de sensibilización y les votan mayorías aplastantes que no llegan a un tercio del censo electoral.
La reforma de los estatutos, empezando por el de Cataluña, es un error del PSOE, un error gravísimo además, porque establece niveles de relación directa entre Cataluña y el Estado, lo que se llama bilateralidad o relación entre iguales, que tanto les gusta a los nacionalistas, en el modelo confederal.
Pero lo que empezaba siendo un error del PSOE acabó siéndolo también del PP. Porque fue este último partido el que hizo el estatuto del País Valenciano y no el PSOE, y en este estatuto dicen que todo lo que consigan los catalanes también se les dará a los valencianos. Así que estamos en una carrera de locos que, como todas las locuras, puede contar con todos los sentidos menos con el sentido común.
Treinta años después de aprobada la Constitución hacía falta un análisis y hace falta una reforma. Pero una reforma por arriba -por el lado de la Constitución- y no por debajo -por el lado de los estatutos- y no reformando la Constitución por la vía de reformar los estatutos, que es simplemente una barbaridad jurídica y política.
Treinta años después hay que reformar la Constitución pensando en los ciudadanos y no en los territorios. Porque en 1.978, los que hicieron la Constitución consideraban que esa era la oportunidad histórica que tenía España de consolidar la democracia después de dos siglos de golpes de Estado que terminaban en la más cruel guerra civil y en 40 años de dictadura. Así que hicieron una democracia bastante cerrada, con dos partidos nacionales y los nacionalistas en sus respectivas Comunidades Autónomas.
Yo no les voy a enmendar la plana a los "padres" de la Constitución. Sería una osadía por mi parte, además de injusto, porque estoy convencido de que tenían razón. Pero treinta años después parece que está claro, no sólo que no pasa nada por abrir la democracia española, sino que es necesario hacerlo.
Y para empezar, convendrá revisar el Título VIII de la Constitución y las competencias de las autonomías, devolviendo al Estado las de educación, para que España no se encuentre a la cola de los países europeos en cuanto a la calidad de la enseñanza, que lo está. Y para que exista un currículum general y común para los estudios de geografía o de historia o de cultura. ¿Qué ríos se estudian en los colegios? Los que pasan por esa comunidad y los afluentes si sólo pasan afluentes. ¿Qué historia se enseña y qué cultura? Pues a Fernando el Católico si el colegio está en Aragón y a Isabel si está en Castilla. A Picasso si se enseña en Andalucía y las cuevas de Altamira si se está en Cantabria. Estamos enseñando a los niños un sistema de Estados que ni siquiera es el de la Constitución, porque se ha cambiado, se ha pervertido la Constitución a base de transferencias, acordadas primero por los partidos nacionales que gobernaban con los partidos nacionalistas que apoyaban su gestión de gobierno y concedidas después a los partidos nacionales en sus organizaciones territoriales, que no se querían quedar atrás en el reparto.
Y esto ha ocurrido en educación, pero ¿qué está ocurriendo en materia fiscal? Que en el País Vasco y Navarra hay un juego que entre el Concierto y un Cupo -calculado a la baja- da como resultado un privilegio; que en Cataluña se pide que el Estado invierta en base al PIB, porque ellos son más ricos que los demás españoles: o sea, otro privilegio; Andalucía pide que las inversiones se hagan en base a la población, porque ellos son más y en Castilla se piden inversiones del Estado por las hectáreas que ellos ocupan, porque tienen más terreno. ¿Y qué pasa si eso no suma cien sino 140? ¿Quién pagará ese déficit? ¿Nuestros nietos? ¿nuestros biznietos? ¿O nosotros mismos porque lo pagamos en un país que no sea competitivo en la escena internacional?
Unión, Progreso y Democracia nace, entre otras razones, para permitir a los partidos nacionales que gobiernen sin hipotecas de los partidos nacionalistas que se convierten en hipotecas a generalizar para el conjunto de España. Tiene vocación de partido mayoritario, pero nace para el entendimiento con los grandes partidos nacionales y, de paso -y no puntualmente- para que se empiece a desterrar en España el insulto, la descalificación y el menosprecio en definitiva de los ciudadanos a quienes se les quiere presentar la situación siempre con trazos gruesos y además en los asuntos que no están en la raíz de nuestros problemas.
Creemos que 30 años después ha llegado la hora de los ciudadanos. Por eso queremos modificar la ley electoral. Y me detendré en algunod aspectos del cambio que estamos estudiando para incorporarlo a nuestro programa:
- queremos crear un segundo nivel
representativo para el Congreso de los
Diputados, que conviva con el actual de 350
diputados elegidos sobre la base de la
circunscripción provincial. Se elegirían 150
diputados en una lista nacional, que equilibrase
la que ahora es una sobre-representación de
los partidos nacionalistas y regionalistas.
- pretendemos la elección directa de los
presidentes de Comunidades Autónomas y de
los Alcaldes, de acuerdo con el criterio de la
lista más votada, para que no sean los
despachos quienes distorsionen el sentido del
voto de los ciudadanos.
- queremos limitar por ley los mandatos
institucionales, para operar una renovación
política en el conjunto de España, que será
siempre saludable en términos democráticos.
- pretendemos que se impongan las listas
abiertas, previa la democratización interna de
los partidos, para que de esta forma
presenten unas opciones reales de voto a sus
electores.
En una palabra -que son dos:- proponemos una verdadera regeneración democrática en España.
Tenemos y tendremos otras propuestas. No creemos en el diálogo con ETA, no queremos que los jueces sean delegados de los partidos políticos, trabajaremos por invertir la tendencia del calentamiento de la Tierra y el cambio climático, defenderemos líneas de progreso social de fondo que no sean meramente cosméticas -como ocurre con el llamado "cheque bebé"- y que ayuden de verdad a las familias, aspiramos a unas vías férreas bien construidas y que no se caigan porque hay que inaugurar a toda costa antes de las elecciones...
Queremos huir de la demagogia y del discurso hueco, recuperar la idea de la dignidad en la política. Nos podremos equivocar pero lo vamos a intentar.
Y para todo esto, hoy en la Rioja y todos los días en toda España estamos presentando a nuestras coordinadoras territoriales y nuestras propuestas, para que ustedes las mediten y para que las apoyen si les gustan. Queremos hacer un partido nuevo, distinto, no otro partido más. Por eso vamos a trabajar en el terreno de las ideas y de las convicciones. Los que piensen que el actual sistema va bien -o razonablemente bien- son merecedores desde luego de todo nuestro respeto y no pretendemos convencerles, porque el cambio que proponemos es lo suficientemente profundo como para que en él quepan las posiciones acomodaticias. Nosotros no hemos escogido la comodidad sino el riesgo. Sabemos que lo que ofrecemos es toda una aventura, pero creemos de verdad que merece la pena.

sábado, 10 de noviembre de 2007

Conversación después de "salir del armario"

- ¡Hola, Sandra!
- ¡Hola, Fernando!
- Te he llamado esta mañana…
- … Sí. Pero estaba reunida con una empresa para entregarles un informe de seguridad… Y presentarles la factura…
- ¿Y qué tal eso…?
- Muy bien. Quince mil euros…
- No está mal. Pues yo te llamaba por lo del aniversario,,,
- ¿De boda?
- Sí.
- ¡Pero si eso fue el viernes pasado!
- ¡Vaya! Por lo menos la intención estaba ahí.
- Desde luego, desde luego. Y no te he llamado hasta ahora porque estaba viajando desde Barcelona, que es donde he tenido la reunión, con Juan Flórez…
- ¡Ah!
- Y hemos hablado mucho de ti. Ya te comentaré. Pero, primero, ¿qué tal ha ido todo?
- Bien, Sandra. Creo que más o menos como estaba previsto. El lunes me despedí de mis compañeros del pepé de Getxo…
- ¿Y qué tal te fue?
- Bien. El texto de mi despedida lo he publicado en mi blog.
- Ya lo veré. ¿Y?
- Bueno. Ya verás que fue una intervención bastante poco política. La hice desde el recuerdo de los tiempos vividos y del sentimiento.
- Ya. Bonita, supongo. Ya la leeré.
- Sí. Parece que ha gustado a la gente que la ha leído…
- ¿Y a la que estuvo allí?
- Supongo que también. Luego hubo un par de intervenciones. Muy correctas y subrayando que ahí iba a permanecer la amistad, por encima de todo. Luego tomamos un vino…
- No está mal.
- Hubo hasta quien me dijo que estaba de acuerdo con lo que yo había escrito en “El Correo”…
- Es que estaba muy bien.
- … Y luego me invitaron a cenar.
- ¡Bueno!
- Después estuvo lo del martes. La rueda de prensa y lo demás.
- De la rueda de prensa ya he visto algo, ¿qué tal lo demás?
- Pues mira. Me despedí de dos parlamentarios, uno es del PSE y el otro de EA. Con estos me he llevado siempre muy bien. En realidad se trata más de amigos que de rivales políticos.
- A veces es más fácil con los de otros partidos.
- Desde luego. La clave es siempre que no sean sectarios. Con los sectarios no te puedes llevar bien, aunque se encuentren en tu mismo partido.
- Eso mismo pienso yo. ¿Y qué más?
- En cuanto a mi grupo parlamentario –o a lo que hasta el martes era mi grupo parlamentario- no me despedí de todos…
- Ya me figuro.
- Sí lo hice del asesor jurídico del grupo…
- Felipe.
- Sí. Y la verdad que, aunque es un hombre bastante contenido en su expresión, noté un afecto que para venir de él resultaba algo especial.
- También del jefe de prensa del partido. Al que yo le seleccioné cuando era secretario general. Es un tío majísimo, así que con él todo fue muy fácil y muy cordial…
- No le conozco.
- Supongo que le habrás visto alguna vez en el parlamento… Me despedí también de Ana López de Alcorta, mi compañera de escaño… Y como no estaban ni Salvador Montes ni Juan Arroyabe no lo hice. Pero les llamaré por teléfono.
- Eso fue todo…
- Más o menos. Tuve una conversación larga con la presidenta del Parlamento, que estuvo muy amable, y también me despedí de las secretarias. Del tipo que más me ha hecho la puñeta en estos últimos años, nada. Aunque prácticamente me tropecé con él.
- Ya.
- ¿Y lo sdemás?
- Lo demás, agotador. No he dormido nada, por la tensión, hasta ayer. Después de la rueda de prensa y de la entrega del acta de parlamentario me fui a Barcelona, donde tuve una cena con los compañeros de UPD de ahí, que terminó tardísimo y el miércoles por la tarde estuve en Madrid.
- Pues Juan Flórez y yo hemos hablado mucho de ti durante el viaje.
- Es un buen tío.
- Sí. Es socialista. Pero es un hombre íntegro. A ti te tiene mucha simpatía. Aunque no te creas que has estado presente en todo el viaje.
- - ¡Ja, ja, ja! Supongo que no.
- Los primeros cien kilómetros, hablando de María, que tiene su aquél…
- Ya.
- Los segundos cien, de la gorda. Que no tiene desperdicio…
- Desde luego.
- Y luego saliste tú a colación. Bueno, lo estabas desde el principio, pero antes decidimos que había que degollar alguna otra cabeza.
- Ya veo.
- Juan me preguntaba por la causa de tu decisión. Ya sabes, le dije, derechización, aburrimiento y que no hacías migas con María…
- Y supongo que porque también me hace ilusión este proyecto.
- También, también. Coincidíamos Juan y yo que habíamos perdido un gran político.
- Me regalas los oídos.
- ¡Qué tontería! ¡Si ya sabes que eso es lo que pienso! Así que los siguientes cien kilómetros llegamos hasta Tejero…
- Es curioso. ¿Y cómo fue eso?
- Empezamos por los políticos que nos gustan… Tú, Ruiz Gallardón… De vosotros pasamos a Suárez, y de Suárez a Tejero. Así fue la cosa.
- Es un vericueto un tanto curioso, pero no deja de tener su sentido.
- Te tengo que decir que me llamó el, director de Osalan[1].
- ¿Y?
- Me dijo que tenía que agradecer la actitud del pepé en el debate sobre el, tema. Que tu intervención había sido muy positiva y que las propuestas de resolución estaban muy bien. Y que era consciente de que las dos cosas se debían personalmente a ti y a mi. Creo que vamos a tener una reunión y eso te lo debo a ti.
- ¡Al final va a resultar que hemos hecho un buen equipo!
- Te voy a echar de menos, no te creas.
- Tú con unas propuestas de resolución que tocan aspectos muy concretos de la seguridad laboral y yo con una intervención general que situaba el asunto. Y los dos con un criterio según el cual se debía dar una respuesta positiva a un problema tan grave y con consecuencias dramáticas, de víctimas mortales…
- Bueno. Y aunque no os voy a votar espero que nos sigamos viendo. ¡Ya sabes que ni siquiera voto al partido de mi marido!
- Lo sé. Desde luego. Cuando yo vaya por ahí te llamo. Y si tú vienes por Bilbao dímelo, y procuro hacer un hueco…
- Y quiero conocerle a Rosa…
- Creo que a finales de este mes tiene una intervención en Bilbao.
- Ya. ¡Pero no quiero un saludo entre la multitud, sino un encuentro con ella. Creo que puedo perdirlo. Soy una persona importante!
- Desde luego, desde luego. Tienes razón.
- ¿Y a que no sabes qué?
- Si no me lo dices…
- Que, según Juan, me van a nombrar alguna cosa institucional en el partido. Nos hemos apostado a que en diez años me harían cargo de algo. Yo le he dicho que no…
- Me parece que no resultarías demasiado cómoda. Y ya vez lo que son los partidos ahora. Todo lo que se selecciona son gente mediocre, gente con la que luego pueden hacer lo que les dé la gana…
- Eso mismo pienso yo. Así que ganaré la apuesta.
- Lo supongo.
- Bueno, Fernando. Te dejo, que estoy llegando a casa.
- Un beso, guapa. Gracias por llamar.
- Adiós.
[1] Servicio Vasco de Seguridad y Salud en el Trabajo

martes, 6 de noviembre de 2007

Texto de la rueda de prensa de abandono del PP, del escaño en el Parlamento Vasco y de asociación a UPD

En la tarde de ayer, ante mis -ya antiguos- compañeros del PP de Getxo hice oficial mi baja como afiliado a ese partido. Esta situación se produce con efecto del día de hoy porque, nada más que termine esta rueda de prensa me dirigiré al Parlamento Vasco a dimitir también de mi cargo representativo. Ya sé que jurídicamente no estoy obligado a hacerlo, pero sé también que la ética es siempre más exigente que el Derecho y yo no quiero mantener mi condición de parlamentario ni un sólo día más después de abandonar el partido en cuya lista fui elegido.
En alguna ocasión he puesto de manifiesto que mi dilema se situaba entre mi vinculación con el proyecto que ha venido en denominarse Unión, Progreso y Democracia o marcharme a casa. He optado por colaborar con este nuevo proyecto que es -como dice su portavoz- un proyecto nuevo, por lo tanto diferente...
Sería fácil -y seguramente tendría sobrados motivos para ello- que formulase yo ahora mi particular lista de agravios para con el PP. No lo voy a hacer. Tengo demasiado respeto por buena parte de la gente de ese partido y no considero que esa gran mayoría sea responsable de muchas de las decisiones de sus dirigentes.
Es lo que pienso que ocurre en los grandes partidos españoles: que se han convertido en verdaderos aparatos electorales, desconectados de sus bases. El debate interno no existe y ni siquiera los cargos públicos que no estén en el "aparato" pueden intervenir en las decisiones. Sé bien lo que digo.
UPD nace con el comprmiso de servir de cauce para la regeneración democrática de este país. Es también un partido que ejerce la democracia interna. Por eso es también mi partido.
Después de 30 años largos de democracia, la prioridad no puede encontrarse en los territorios, sino en los ciudadanos. El PP ha seguido -de forma errática además- el camino emprendido por el Presidente Zapatero en la reforma de los Estatutos.
UPD se ha comprometido a reformar la Constitución en una perspectiva igualitaria entre las CCAA, y la Ley Electoral para conseguir que los representantes sean mejores representantes de los representados Por eso también es mi partido.
Tampoco me gusta el discurso catastrofista y monocorde del Partido Popular, su política de apoyo a una guerra injusta, su excesivo seguidismo de la jerarquía de la iglesia, la permanente ocupación de la calle para ejercer desde ella la oposición y el desgaste al Gobierno.
Mis convicciones liberales no se corresponden con un partido que es cada vez más la Alianza Popular de los viejos tiempos.
UPD es un proyecto transversal que une a socialdemócratas y a liberales -Rosa Díez nos llama "liberales igualitarios", a mí me gusta más adjetivarne de "progresista"-. Por eso UPD es también mi partido.
Concluyen aquí dos meses de reflexión. En ese tiempo he hablado con todos los que han querido hablar conmigo: responsables políticos y amigos. A todos ellos les quiero agradecer su consideración y su respeto. De quienes no han mostrado ningún interés sólo puedo decir que el desinterés es recíproco.
Esto es lo que quería decirles. Ahora quedo a su disposición por si tienen algo que preguntarme.

lunes, 5 de noviembre de 2007

A mis -ya antiguos- compañeros del PP de Getxo

(Intervención realizada en la sede del PP de Getxo el 5 de noviembre de 2.007).

Le he pedido a Marisa.Arrúe que me permita dirigiros la palabra en la tarde de hoy. Después de 25 años de militancia en el proyecto que de una u otra manera se ha referido al Partido Popular me he decidido a causar baja en este partido para dedicar mi trabajo a un nuevo proyecto, al que no me referiré demasiado extensamente en esta intervención. Hoy se trata de cerrar un capítulo de mi vida, no de hacer el elogio del siguiente.
Esta es, por lo tanto, una despedida.
Y, como ocurre con todas las despedidas, se agolpan en rni memoria todo tipo de recuerdos. Esa cena de campaña que tuvimos que abandonar precipitadamente porque los terroeistas habían puesto una bomba en una sede electoral, o la otra bomba que -también los terroristas- pusieron en la casa de Pilar Aresti en víspera de la fiesta de Santiago.
Hemos vivido tiempos difíciles, como sin duda los seguiremos viviendo. Tiempos duros para gente también dura. Como Pilo Gana, que organizaba con inigualable eficacia al equipo de interventores y apoderados, lo mismo que hoy lo hace Fortu. O Begoña Castellanos, que fuera mi secretaria durante muchos años.
Y esos recuerdos los llevaré muy dentro de mí vaya a dondequiera que vaya. Mi vida -la más íntima, además- tiene mucho que ver con este partido. Casi se puede decir que conocí a mi mujer en una campaña electoral y que ella se marchó de mi lado cuando yo estaba preparando enmiendas para los presupuestos. Y van a cumplirse este mismo mes cinco años de aquél suceso.
Y hace veinticinco me sumé a un proyecto incómodo y difícil, porque creía que existía un espacio. Y eso que cuando fui co-director de campaña con Mariano Rajoy, en las autonómicas del '90, no había más que dos diputados en el Parlamento Vasco: Julen Guimón y José Manuel Barquero.
Es siempre dramático echar la mirada atrás. Se fue Anneli, Begoña, Pilo, Julen. Se fue también Ramón Churruca, que intentó levantar una posición liberal en un país poblado de intransigencia..
Ahora me sumo a un nuevo proyecto, quizás más difícil e incómodo que aquél al que fui convocado hace veinticinco años. Y lo hago porque creo sinceramente que existe un espacio. No será desde luego fácil, pero mi vida o sus circunstancias me han hecho preferir los retos complicados antes que una existencia sin problemas.
De manera que le hago entrega a Marisa de la carta por la que causo baja en este partido.
Es muy breve. Dice lo siguiente:

"Bilbao, 5 de Noviembre de 2.007.

Querida Marisa,
Te pongo estas líneas para que tengas
constancia de mi decisión de causar baja en el
Partido Popular con efecto de seis de noviembre..
Un abrazo.
Fernando Maura".

Dice la carta que "con efecto del 6". No es un error.Con esta baja va también la renuncia a mi acta de parlamentario vasco. Lo haré mañana mismo. Ya sé que jurídicamente no es obligatoria. Pero en muchas ocasiones el Derecho no dice las mismas cosas que la ética.
A partir de mañana seremos rivales políticos. Una rivalidad que tendrá muchos puntos en común, sin embargo: la defensa de la libertad y de la unidad de España, por poner dos ejemplos muy importantes.
Y más allá de la distancia política está y estará siempre la cercanía que evocan los años vividos. Os tendré siempre como amigos, lo mismo que me gustaría que vosotros me tuviérais a mí por lo mismo.
Muchas gracias y hasta siempre.

viernes, 2 de noviembre de 2007

La representación de los "maketos"

Esto de los "blogs" tiene su gracia. A veces te contesta alguna persona desconocida para ti, te hace su comentario y tú puedes entrar en contacto con ella. Otras veces, esa misma persona entra en contacto con una tercera y se produce una comunicación entre las dos, en el espacio de tu "blog". Ocurre como en esas simpáticas casas abiertas en las que la gente se reúne, aportando cada una sus ideas y un poco de bebida o de comida -para que no se diga-. Eso que los europeos llaman la "posada española" -por estos pagos nunca he escuchado esa expresión- en la que cada todos consumen lo que han llevado a ella.
Es lo que ha ocurrido con Pedro José Chacón, con quien apenas he tenido una conversación, pues rápidamente resultó acaparado por un "blogger" anónimo. Y yo, como esos anfitriones que saben que lo importante es que la gente se lo pase bien en tu casa, dejaba hacer su larga conversación.
Pero hoy me quería referir a la interesante aportación que me hacía Chacón respecto del problema del nacionalismo. Dicha telegráficamente, su tesis planteaba que el nacionalismo se produce como una reacción -social, racista, política- a la irrupción de la inmigración producto de la industrialización del XIX. Y que sólo podrá acabar cuando los sectores descendientes de esa inmigración asuman sin complejos su condición de tales. Es evidente que si me lee Pedro José admito desde ya cualquier rectificación.
No estoy muy seguro que desaparezca el nacionalismo por eso. En estos tiempos de la globalización cultural, en que las hamburguesas de los McDonalds de turno pueden hacer peligrar una buena chuleta con patatas fritas, la identidad local o territorial sirve como dique de contención respecto de los excesos de una sociedad multicultural. Un dique de contención, por supuesto, que viene dado por la propia inseguridad de los grupos sociales aturdidos ante el cambio de unos tiempos en los que ni las religiones ni las ideologías constituyen ya refugio para el buen orden interior. Y eso de "los de aquí" sigue funcionando, lo mismo que el abrigo del hogar propio cuando se pasa uno la semana deambulando por las carreteras, los aeropuertos y los hoteles más variados. Es verdad que en esa pared hay un desconchón, que nunca se ve bien el tercer canal de la televisión o que aún no me he reconciliado con el jarrón que una vez nos regaló tu madre y mi suegra... pero es tu casa y ahí se encuentran buena parte de tus recuerdos.
Es sin embargo sugestiva la tesis de Chacón porque pone el dedo en la llaga cuando se refiere a los "complejos". Es verdad que los inmigrantes pronto dispondrían de representación propia, lo mismo que les ocurría a otors inmigrantes en otros países: se trataba de los partidos socialistas. Otra cosa ha sido que a lo largo de su historia esta representación se haya producido sin complejos respecto de la población antaño originaria de esos territorios. Y eso que han pasado generaciones y dos siglos de historia. ¿Cómo se es vasco o catalán si se proviene de Extremadura o de Andalucía? Simplemente, identificándose con el nacionalismo existente, proporcionándole unas gotas de de reflexión "social" que ya nadie está dispuesto a negar en esat sociedad abierta de principios del XXI que se traga todo lo que puede tragar -y puede mucho, por cierto-. Todos, excepto los "neo-con" disfrazados de liberales que pretenden cargarse de un plumazo todo el modelo de bienestar social europeo e importar el "way of life" americano, con sus muertos a las puertas de los hospitales cuando carecen de seguro o de recursos para ser atendidos dentro de ellos.
Es el caso del PSC catalán o del PSE vasco. Seamos "nacionalistas", aunque eso sí, "de izquierdas". ¡Como si se pudiera olvidar que el origen de esa ideología -el nacionalismo, no la izquierda, se entiende- proviene de la reacción al progreso económico que trajo consigo la industrialización!
Mi amigo, el profesor Eloy García, se refiere siempre a la necesidad de retornar alos clásicos. Y clásico es ya en la historia del socialismo, el líder bilbaino -también "maketo"- Indalecio Prieto que decía temer más en el nacionalismo su origen reaccionario que su nacionalismo.
Y hoy, con eso de los códigos genéticos, resulta que nos vemos bastante condicionados por nuestros orígenes familiares. Uno tiene una enfermedad porque muchas veces simplemente la ha heredado y esa dolencia condiciona buena parte de su vida; y su educación y destrezas también configuran una mentalidad propia que le hace reaccionar de una manera propia y especial ante los acontecimientos de la vida. Uno se mira en el espejo de sus padres, de sus abuelos... para comprender algo de sí mismo, de su comportamiento y, quizás, para reproducirlo.
Y todo eso resulta evidente en los nacionalismos, se vistan de Caperucita Roja o del Lobo Feroz: son reaccionarios, porque pretenden a toda costa conservar los viejos privilegios -a veces inexistentes en la historia, por más que los bien dotados fondos públicos rastreen en los archivos y los documentos más pretéritos- o crear otros nuevos. Y los privilegios son el Antiguo Régimen y los derechos históricos, la sociedad estamental y la más absoluta desigualdad social.
A la virulencia dxe algunos -los nacionalistas- le contestan los complejos de los otros -los socialistas-, creando una suerte de maridaje, de mala transversalidad que supone a la postre un proyecto de regreso al pasado.
Es entonces urgente crear otros instrumentos que permitan recuperar todo lo bueno que había en el proyecto socialista -reformulado por la aceptación de la democracia liberal comno instrumento para el cambio social- y del liberalismo progresista -que aún se resiste a escuchar los cantos de sirena de la derecha conservadora, o que hace como se les aconsejaba a los marineros antiguos: escucharlos, sí, pero al revés de lo que te dicen.