viernes, 23 de agosto de 2013

NER. Mensajes cruzados (43)

Mismo día. (Escrito de Susana). Érase un chico y una chica que se conocieron un ocho de Noviembre al ser citados por el hermano de ella y amigo personal de él a una comida. La cita tenía distintos fines para cada uno de ellos, sin embargo el destino o la casualidad hizo que les abrazara esa tarde. Ella, de noche, se sintió abrumada por la profundidad de sus palabras y él excusó su tristeza enviando un mensaje. Tras aquella tarde y posterior comida él le regalo uno de sus libros con una dedicatoria: “Por el comienzo de una amistad”. Ella se dejó envolver de él. Era tal la fuerza con la que entró en la vida de ella que la chica necesitaba oír su voz cada día, y así quiso él bautizar con el nombre de la N.E.R. esa nueva vida que en ella se engendraba. Un día antes de conocerle, la chica hizo una promesa de amor, sintiéndose muy feliz a pesar de que le supondría enfrentarse por segunda vez a las personas que más quería. Siguieron cada día respirando juntos a través de sus mensajes, motor de sus vidas, e hicieron de su belleza el hilo conductor de esta su historia. La NER iba cobrando vida, espacio, voz, sonido, color materia, personajes, música, paisajes, normas y todo ello salpimentado de amor. De forma que tan ágil ella lo absorbió todo y decidió caminar por sí sola. La NER se hizo dueña y así les llamó, a ella y a él, chica y fuerza maravillosa. Libremente les dejó jugar, reír, inventar, crear, sentirse, amarse. Pero un día cualquiera de esos sus encuentros vio que Chica y Fuerza maravillosa dejaban que por un instante el silencio de una respuesta les separara. La NER envuelta de furia les dijo: “¿No os habéis dado cuenta de mi poder? ¿No sabéis que vuestra estancia aquí se transforma en amor eterno? Fuerza Maravillosa estaba inquieto. Pasó unos días de descanso en su lugar de ensueño a la espera de que chica maravillosa compartiera con él uno de esos días. La emisora de la NER dejó de emitir, pero Chica Maravillosa, pensando en él, le llamó. E hicieron de sus llamadas largos encuentros de aventuras, intriga, amor, misterio... La NER les observaba y protegía con su amor. Llegado el día del prometido encuentro Fuerza Maravillosa se despertó al alba y sintió un breve escalofrío, presagio de la llamada de su chica maravillosa de no poder acudir a ese encuentro. Chica maravillosa estaba enferma. Enferma de amor. Ella sabía que dicho encuentro significaría más que jugar, iba a ser un encuentro de pasión, donde su primer beso haría que él se desnudara al mismo tiempo que ella, dejando que sus cuerpos –como expresa él- hablaran por sí solos. Fuerza Maravillosa no entendió la causa de ausencia, pero tras recibir una llamada de chica maravillosa, momentos más tarde, comenzó a comprender a esa –ahora- su chica maravillosa. La emisora de la NER recobró vida. Había que celebrar su aniversario. Fuerza Maravillosa con su amor impulsó la emisión y Chica Maravillosa, tras la invitación de un nuevo encuentro, planeó el mismo. Ella debió de recordar las palabras de la NER y fue en busca de sus colores, halló piedras mágicas y las guardó en dos cofres de madera, adornadas por el verde de la esperanza y naranja del sol mandarina. Habló varias veces con Fuerza Maravillosa, pues su lugar de encuentro podría tener un fatal desenlace y decidieron verse a mitad de camino. Montada en su carroza de plata, Chica Maravillosa llegó al lugar de encuentro, pero la casualidad hizo que se encontrara con personajes ajenos a la NER y esta lo advirtió en seguida. Una vez juntos, entre una densa niebla, emprendieron viaje sin importarles a donde, ya que las piedras mágicas de la NER les iban indicando el camino. Alcanzaron llegar a un lugar envuelto de misterio e historias inenarrables. A pesar de ello se adentraron en el lugar. Como estrellas que eran solicitaron una mesa al encuentro de la luz. Y la voz de él se dirigió a ella, tranformándose. No era Fuerza Maravillosa –se dijo Chica Maravillosa-. Esta le escuchó extrañada, a pesar de que la NER había advertido de su poder si dejaban que, por un instante, el silencio de una respuesta les separara. Nuevamente, y como siempre, ella se invadió de él. Cogió su mano y la dibujó con caricias, besó sus labios para que luego fueran correspondidos por los suyos, dejando que las palabras de él se hundieron en el silencio y la emoción embriagara la mesa. Se acercaba el final del encuentro. La NER envolvía una vez más a Fuerza Maravillosa y a Chica Maravillosa y, de repente, el sabor de sus labios hizo que se llamaran para unirse en placer de amantes. La niebla les esperaba a su salida, pero cogidos del Paraguas de Sol de la NER viajaron fundidos en un abrazo. Ya han pasado 33+3 de la NER Y Fuerza Maravillosa desea con impaciencia que Chica Maravillosa sea “Su vida”. Ha conocido a La hija de Chica Maravillosa, miembro de la NER, y a la espera de que “su vida” conozca a La hija de Fuerza Maravillosa, el otro miembro del consejo de la NER, propondrá que todos ellos, juntos, formen, y para siempre, otra NER en la ciudad.

miércoles, 21 de agosto de 2013

NER. Mensajes cruzados (42)

15,12, Ella recibió su mensaje del 33+4, pero la última frase quedó detenida en el aire, de modo que aquella mañana la cogería con el pie cambiado. Sus dos inquietudes principales eran el tamaño de su carroza de plata y la ratificación de la mala noticia que iba a recoger escrita en papel oficial. Así que cuando él, su nueva y preciosa corbata anudada al cuello, regalo de ella, aprovechaba el espacio íntimo de un ascensor del juzgado para robarle un beso, ella no fue consciente del gesto hasta que se estaba produciendo y no disfrutó de toda su intensidad. Para él se aplicaba sin embargo uno de los eslóganes de la revolución que los había unido: “un poco de NER es mucho”. La paseó por su ciudad al compás de sus recuerdos, le presentó a su amigo Juan y hablaron de lugares, de nostalgias y desarraigos. Ella le entregó un papel que contaba su amor por él y a poco si le daba otro que era una reclamación económica. Él leía su versión de la NER mientras aprovechaba las ocasiones para la caricia y ella juntaba la cabeza a la suya. Cuando ella volvía a su carroza de plata con cierto complejo –errado- de que se había convertido en calabaza al contacto con aquella ciudad, él visitaba a su hija rodeada de los regalos de ella, envuelta esta sin saberlo aunque sí intuirlo, en la NER. Y es que las dos niñas sabían más de aquella historia que ellos mismos.