lunes, 27 de febrero de 2012

Intercambio de solsticios (329)

- Llamaba para dar una información desde el despacho del Consejero Romerales…
La voz de Román Caldera sonaba firme y convincente a las 4,15 de aquella noche interminable.
- ¿Y quién coño eres tú? –repuso la despachada secretaria de Cardidal-Sotomenor.
- Soy Román Caldera.
- ¡Atiza! ¿Quieres que te pase con alguien?
- Ponme con Santiuste –pidió el espía.
La rubia secretaria entró como una exhalación en la sala de reuniones. Todos los presentes concentraron su mirada en las torneadas piernas de la secretaria de pelo amarillento, que calzaba unos rojos tacones de aguja y corta minifalda del mismo color, pese a que la mujer ya superaba con amplitud la cincuentena.
- Quiere hablar con Román… -explicó.
- ¿Pero quién quiere hablar con Román? –preguntaría Sotomenor que estaba haciendo uso de la palabra.
- Román…
- Román, ¿qué Román?
- Será Caldera –repuso Santiuste.
- ¡Coño! ¡a lo mejor eso nos arregla la noche! –exclamaría el Viceconsejero de Interior.
Santiuste se fue corriendo hacia el teléfono rojo, detrás de él iba Sotomenor.
- ¿Qué dices, tocayo?
- Digo que estoy en el despacho de Romerales. De momento aquí no hay peligro… a estas horas no ha venido nadie por aquí…
- ¿Qué tal ha ido la operación? –preguntó Santiuste.
- Bien. Romerales ha sido herido por nosotros. Bueno, por mí. Fulgencio no ha tenido la misma suerte…
- ¿Lo han… matado?
- Sí, Romerales. ¿Qué hago?
Santiuste observó a Sotomonenor con una mirada interrogativa. Sin decir una palabra, el Viceconsejero arrebataría el teléfono a su segundo.
- Soy Juan Carlos Sotomenor –dijo.
- A tus órdenes, Viceconsejero.
- ¿Qué pasa?
- Pues que le tengo.
- ¿A Romerales?
- El mismito que viste y calza.
- ¡Tráetelo aquí!
Ahora era Caldera el que observaba al Consejero de Interior de Chamberí. Este negó con la cabeza.
- No puedo… está fuera de combate y es un peso muerto. Ya he intentado moverlo, pero no me es posible.
- Pues vamos a ver si podemos ir nosotros. Espera un momento.

No hay comentarios: