jueves, 30 de enero de 2014

La Garúa de Bracacielo (27)


Y así lo hizo Ronnie. Hasta tres veces reportaba este a Barrientps las conclusiones de los diversos momentos en que se planteaba la cuestión en las reuniones celebradas en Bracacielo. Los amigos de Ibarra siempre manifestaban su criterio favorable a la propuesta, pero nunca decían con claridad que dimitirían en todo caso a fecha fija como patronos.
Todo esto sonaba a Federico Barrientos algo así como a música celestial. Del tipo de, "si las cosas no van bien, nos pensaremos lo de dimitir; pero si la Fundación sale, aquí nos eternizamos".
La perspectiva era, por lo tanto, difícil. El momento económico ya era complicado. El Estado abandonaba a fuerza de recortes sus compromisos con la cultura y las grandes empresas no entraban en nuevas propuestas, limitando incluso su concurso respecto de las que ya estaban presentes. El trabajo de Barrientos, complicado y sin apoyos internos -salvo los que le prestará San Bonifacio- resultaría seguramente estéril.
De modo que Federico Barrientos decidía arrojar la toalla respecto de aquel asunto y dedicar su atención a otros menesteres, que la vida tiene siempre su afán.

lunes, 27 de enero de 2014

Alicia Chávarri


Interrumpo la narración de la historia que les está acompañando a ustedes para dedicar un breve recuerdo a la memoria de mi prima Alicia Chavarri, fallecida en Madrid hace escasos días.

En el recuerdo de Alicia, una primera persona emerge con una enorme fuerza, la de nuestro primo común Alfonso Zunzunegui, que nos abandonara hace algunos años.

Yo había enviudado aquel año y se ceñía sobre mí la proximidad de un verano en soledad o de horas de unidad de cuidados intensivos junto a la cama de mi hija. Pero Alfonso, siempre al quite, me decía. "Mica -Micaela Valdés, su mujer- tiene una casa en Pravia. ¿Te vienes a pasar unos días en agosto? Además -añadiría-, podrás conocer a otra prima".

Era Alicia. Pero no tuvo que llegar Pravia y agosto para conocerla. Mica presentaba en Madrid la edición de su tesis, que versaba sobre uno de sus ilustres antepasados. Concluido el acto, Alfonso Zunzunegui nos introducía.

- Creo que vas a venir a Pravia -me dijo Alicis.

- En realidad voy porque vas tú -contesté.

Y pronto estábamos en esa casa asturiana, reunidos en su galería leyendo los periódicos del día y contando las historias de amigos y familiares.

La vida de Pravia se hace de paseos al borde del Nalón y de almuerzos y cenas, y siestas. "¿Te has dejado caer?", preguntaba Mica toda vez que retornaba la actividad vespertina en la forma de una visita a una iglesia románica o o algún monumento vecino.

Alicia era una mujer fuerte, de raza. Un espíritu independiente que no daba cuartel a la desazón ni a la amargura. Todas estas vividas por ella;, todas atrás, sin embargo... Porque la vida te empuja como un aullido interminable, como quería el poeta.

Fueron 3 veranos en Pravia, con y sin Alfonso Zunzunegui, pero siempre con Alicia. Y los inviernos en Madrid en su casa de Profesor Waksmann, donde me ofrecía sus riquísimas tortillas de patatas, comentando las cosas de nuestra familia, de la política -Mauras los dos, al cabo-, en la compañía de Mica, de algún otro familiar; de Alicia, Isabel o María, sus hijas.

"180 visitas al hospital", nos contaba María Telleria -¡qué recuerdos de Jerusalén también!- a Victoria mi mujer y a mí, junto a la capilla del tanatorio de Tres Cantos. 180 visitas para no poder finalmente conjurar el mal que te llevará por delante, como si la prescripción facultativa no debiera dejar espacio a un final tranquilo, sin quimioterapias destructivas que barren todo como los vientos de mal agüero.

"Vivo al día", me dio ella en nuestra última conversación. La voz firme y serena, el ánimo tranquilo. Pensando en organizar una copa en su casa cualquier día de estos... Un día que, ¡ay! ya no estará nunca en nuestras agendas.

Me voy de allí después de saludar a su hermano Jaime, el director de cine, que sonríe amable con esa entereza familiar de quien sabe que llorar, cuando hay que llorar, se llora hacia dentro; porque la pena es un sentimiento íntimo, como son las cosas que se sienten de verdad.

Y nos queda -me queda- su recuerdo. El de una mujer fuerte y vital que quiso vivir la vida, eso sí, dejando poco margen al regodeo en la tristeza. Eso no era para ella.

jueves, 23 de enero de 2014

La Garúa de Bracacielo (26)


De modo que Ronnie San Bonifacio manifestaría a Federico Barrientos su preocupación ante la funesta deriva que habían tomado los acontecimientos a la vez que le proponía su idea:
- Creo que debo ser yo mismo el que asuma la coordinación del equipo. Y que tú y Barrera os situéis al mismo nivel, tú para desarrollar la actividad exterior del proyecto y Gowen para la interna.
No le pareció mal a Barrientos la propuesta, dado que se encontraba ya un tanto mosqueado con la prepotente actitud de Gowen Barrera y el resto de los allegados a Ibarra. Pero no dejaría de formular el siguiente matiz:
- Está bien. Sin embargo, se debería distinguir entre Patronato y Consejo Asesor. En el primero estaríais los Ibarra y tú mismo; en el segundo, todos, incluidos los Ibarra y tú y excluidos los nuevos patronos.
A San Bonifacio no le pareció mal la idea y dijo que la iba a proponer a los componentes del grupo que se reunía en su finca abulense.
- Es correcto. Me dicen que sí -anunciaba Ronnie a Federico-. Entonces constituimos la Fundación...
- Vale -aceptó Barrientos-. Pero sería necesario un compromiso por parte de los patronos que no aportamos nada material de dejarlo pasado un tiempo prudencial.
- Bueno. Entonces lo plantearé así -contestaría San Bonifacio.

lunes, 20 de enero de 2014

la Garúa de Bracacielo (25)


Y Gowen Barrera se aplicaría en adelante a la imperiosa tarea de obtener recursos financieros que hicieran factible el impulso del proyecto.
Para eso volvía a reunirse con el director de Caja Ávila quien, sin duda con el propósito de quitárselo de enmedio, lo reenviaría a la organización confederada de Cajas de Ahorro.
Y hasta allá debió irse Gowen que, a su salida de la entrevista, llamaba esperanzado a San Bonifacio.
- Nos van a introducir entre sus objetivos culturales -le anunció.
"Nos van a dar dos duros", pensaría Ronnie, consciente de que el asunto acababa de entrar de modo definitivo en la vía muerta.

jueves, 16 de enero de 2014

La Garúa de Bracacielo (24)


El nuevo responsable del equipo llamaba a Barrientos para explicarle las nuevas funciones que desarrollaría. Era solamente una, y consistía esta en coordinar al equipo jurídico de la Fundación.
"Se parece a no hacer nada", pensaría para sí Federico después de recapitular. Yelmo -abogado de Andrés- se había mostrado refractario a la coordinación y los letrados de San Bonifacio recibían instrucciones de este, quien no daría un paso resuelto hacia delante hasta que no viera algo más maduro el asunto.
De modo que Barrientos, marginado del proyecto desistía de implicarse más en el mismo y solo asistiría en adelante a las reuniones del equipo promotor cuando ello le era posible y sin forzar para ello su agenda.

lunes, 13 de enero de 2014

La Garúa de Bracacielo (23)


Dicho todo lo cual, las siempre cambiantes circunstancias de la vida se proyectarían sobre el proyecto fundacional. Y es que Federico Barrientos determinaba finalmente abandonar el Partido Popular y asociarse a un nuevo partido, creado desde la resistencia de los movimientos antiterroristas y de imposición de un nacionalismo obligatorio.
Pero esa historia nada tiene que ver con la nuestra.
Barrientos debía anunciar esa novedad al grupo de apoyo. Y lo hizo en una de las reuniones que este celebró en la Garúa.
Formulada con brevedad la cuestión y puesto su cargo a disposición del grupo, Federico resolvía abandonar la reunión para que su presencia no fuera obstáculo en la deliberación posterior.
Los campos de Bracacielo lucían con el resplandor del sol en esa mañana otoñal. Pero pasaba el tiempo y nadie salía de la casa para explicarle el resultado del debate. De modo que decidió regresar a la sala de reuniones.
Le observaron con extrañeza, casi como si no hubieran advertido su salida. Hasta el punto de que tuvo Barrientos que repetir su puesta a disposición. A lo que Andrés Ibarra contestaría resuelto:
- ¡Ah, era eso! ¡No hay ningún problema!
Pero la reunión había continuado en la ausencia de Barrientos. Y, como era habitual en esos casos, se cumplía a la perfección lo que decía el refrán español, "a Rey muerto, Rey puesto". A su regreso, Gowen Barrera se convertía en flamante coordinador del equipo impulsor de la Fundación Ibarra. Y no solo eso: a propuesta del abogado de Andres, Barrera recibiría por ello un generoso sueldo de 3.000€, a sufragar por el resto de los miembros del grupo.

miércoles, 8 de enero de 2014

La Garúa de Bracacielo (22)


Y había una novedad más que agregar a las que se han reseñado. Convencido Barrientos de que uno de los problemas que se le podían plantear a la Fundación Ibarra en el medio plazo era el de la poco razonable integración entre quienes aportaran dinero, arte o terreno y los que solo ofrecían ideas, propuso que el grupo de apoyo se constituyera en Consejo Asesor de la Fundación y que se reservara plaza en el patronato de la misma a los Ibarra y a San Bonifacio, a la espera de otros contribuyente materiales.
Así se evitaría lo que ya Rosa María Malet le había advertido en relación con lo ocurrido en la Joan Miró, clarificando la función y cometidos de los dos grupos de trabajo.

jueves, 2 de enero de 2014

La Garúa de Bracacielo (21)


No nos hemos referido todavía a un aspecto importante del proyecto. Un aspecto que no ayudaría precisamente a su desarrollo: la ubicación de la finca. Situada esta a una distancia superior a los 30 km de Ávila, y no siendo esta ciudad un centro cultural o turístico precisamente, la Fundación estaba un poco a contramano de cualquier circuito.
Es verdad que este asunto no apareció en estudio de viabilidad alguno, pues ninguno fue encargado. Pero saltaba a la vista que otros proyectos similares contaban con un pasar lánguido, a la vez que difícil, y no contaban con ese "handicap".
Permítasenos hacer una breve consideración sobre la penosa realidad cultural de España.
En nuestro país no existe apenas un fenómeno cultural privado digno de tal nombre. Las subvenciones y ayudas oficiales ofrecen artificial vida a nuestro páramo artístico  muchos artistas españoles corren detrás de los políticos en busca de sus dádivas, y estos hacen muchas veces de aquellos correa de transmisión de sus políticas. Esto hace que la cultura en España esté tan politizada.
Esto, y la ausencia de una ley de fundaciones que verdaderamente fomente la inversión privada en esta materia, hacia de la cultura que no fuera "del espectáculo", como acostumbra repetir Vargas Llosa, una suerte de páramo.
Demasiados problemas...