jueves, 26 de diciembre de 2013

La Garúa de Bracacielo (20)


Hagamos ahora un sucinto resumen de situación antes de abordar lo que será el segundo capítulo de esta historia.
El proyecto de Fundación lo tenía prácticamente todo: el estudio del arquitecto, las piedras pintadas por su creador, el apoyo de los políticos y la estrategia de situar en la presidencia de honor de la misma a la futura esposa del Príncipe de Asturias.
No le faltaba tampoco la mala relación entre Gowen Barrera y Federico Barrientos, el recelo de Javier Ibarra respecto del proyecto fundacional. Y, en otro orden de cosas, la escritura de división de la finca y los estatutos que regirían el proyecto.
Estos dos últimos aspectos les habían sido confiados por los promotores nada menos que a tres despachos de abogados: uno abulense, otro de Madrid y un tercero al siempre locuaz letrado de los Ibarra.
Además de lo cual, todavía la familia Ibarra -y el propio artista- no habían definido qué parte de la obra de Andrés. seria entregada por su autor en depósito a la Fundación.
Y lo que faltaba, por encima de todo, era la financiación.

lunes, 16 de diciembre de 2013

La Garua de Bracacielo (19)


Todo lo que tenían eran proyectos e ilusiones y un artista entregado a la creación. Parecía evidente que alguien debería asumir la función de tirar del carro.
En Ávila estaban, y en Ávila residenciada también la caja de ahorros local que llevaba por nombre "Caja de Ávila" y que, según Ronnie San Bonifacio, había desarrollado una importante gestión cultural a través de su obra benéfica y cultural.
Y hacia ella se dirigían nuestros amigos, con cita concertada con su director.
Fue esta una reunión grata, como casi todas las que tuvieron en aquella plaza. Buenas, magnificas palabras, pero ningún compromiso concreto.
De modo que los proto-patronos volvían de regreso al dueño de quien eventualmente pondría los euros, que era la Diputación abulense.
Esta les recibía con su presidente al frente de una delegación de todos los partidos presentes en la institución. El apoyo político estaba garantizado.
Y, entre las muchas reuniones que celebrarían en la Garúa de Bracacielo, hubo una de la que Federico Barrientos conservaría un recuerdo especialmente grato: se trataba de un encuentro organizado en el edificio municipal que reunía a los promotores de la Fundación con los vecinos del pueblo, presididos todos por el que lo era de la Diputación provincial.

jueves, 12 de diciembre de 2013

La Garua de Bracacielo (18)


A todo esto, Gowen Barrera, se esmeraba en elaborar propuestas varias, como una que se refería a crear tres ordenes de "sponsors" en función de sus aportaciones. Y lo hacia a la manera del dinero de plástico o de las competiciones deportivas -plata, oro y platino o bronce, plata y oro.
Y presentaba tan sesudos hallazgos al grupo de apoyo a la Fundación que se preguntaba si habría realmente alguna institución o empresa que pusiera las cifras contenidas en el documento de Barrera.
Y como "el papel lo aguanta todo", Gowen se aprestaba a confeccionar una hoja de cálculo que cuadrara unos ingresos supuestos con unos gastos más que seguros.

lunes, 9 de diciembre de 2013

La Garua de Bracacielo (17)


Uno de esos días, San Bonifacio pidió a Barrientos que le acompañara en una gestión: había entrado en contacto con un hijo de "El  Pocero". Según Ronnie, el constructor estaba interesado en mejorar la mala imagen que el ladrillo le había procurado y tenía interés en conocer el proyecto de la Fundación Ibarra.
Federico aceptó y ambos amigos se acercaron a la Garúa para ver aparecer en ella al hijo del constructor, que llegaba con una señorita bastante aparatosa, a la sazón, secretaria del empresario -según explicaría este.
La visita a las piedras resultaría de carácter unidireccional: los invitados apenas hicieron otra cosa sino asentir a las explicaciones de sus anfitriones. Evitarían después el almuerzo que San Bonifacio aderezaría en la forma por este acostumbrada -mezcla imaginativa de las existencias que hubiera en Bracacielo- con la poco sólida excusa de una comida en Ávila -seria un ágape seguramente a dos-. Y, ante la reflexión que les hizo Barrientos en el sentido de aprovechar la oportunidad de implicarse en un proyecto que en esos momentos estaba naciendo, la respuesta del constructor heredero seria bastante expresiva:
- Solo me gusta lo que entiendo.
Y, evidentemente no había entendido gran cosa de lo que había visto.

lunes, 2 de diciembre de 2013

La Garúa de Bracacielo (16)


Y la imaginación llevaría a Barrientos y a San Bonifacio a pretender un ambicioso objetivo: implicar a la Casa Real en el proyecto. ¿No apostaba la monarquía española por el mundo de la cultura? Ahí estaba la importante labor desarrollada por la Reina en ese ámbito. ¿Y no estaba la Corona con los defensores de la libertad en el Pais Vasco? También a eso se refería la presencia del Príncipe de Asturias en cuantos funerales se organizaban en favor de las víctimas del terrorismo.
Se trataba, en suma, de poner una guinda para que después viniera el resto del pastel: los inversores, patronos y patrocinadores, a quienes les encantaría sentarse de vez en cuando ante un miembro de la familia real.
El siguiente paso consistía en encontrar a alguien que tuviera una buena relación con Zarzuela. Y ese alguien bien podría ser RMF, que fuera Secretario de Estado de Interior en el primer gobierno Aznar y que recalaba en ese puesto tras haber servido en la real Casa. En aquellos momentos estaba dedicado a la actividad privada.
San Bonifacio y Barrientos le visitarían en su despacho de la calle Serrano donde les atendió con el exquisito trato en él habitual.
Después de realizadas las presentaciones y de analizar el objeto de la reunión, su interlocutor pasaría revista a los distintos componentes de la primera familia de España y sus respectivas agendas. Hecho lo cual, MF resolvía sin dudar un momento:
- Tiene que ser Letizia. Todavía no le han puesto agenda.
Y es que, por aquel entonces, Letizia Ortiz aun no era Princesa de Asturias y, en efecto, su listado de compromisos estaba aun por llenar.
San Bonifacio y Barrientos asintieron y agradecieron también la buena disposición del empresario en cuanto a dar continuidad a esa gestión.