viernes, 29 de junio de 2007

La Fundación Agustín Ibarrola: El proyecto.

El proyecto que estamos impulsando en el municipio abulense de Muñogalindo, pese a su novedad, tiene sus antecedentes. Son los casos de la Fundación Isamu Noguchi, ubicada al norte de Nueva York; el Kròller-Muller Museum y el jardín de esculturas y pabellones del Ilseln Hombroich en Dùsseldorf.
La Fundación Agustín Ibarrola será un museo, pero algo más también. Es decir, deberá cumplir las funciones de custodia, catalogación, estudio y exhibición de las obras del artista. Pero es que el enclave que supone la finca de Garoza de Bracamonte ha salido al encuentro con el alma de Ibarrola, y de esa verdadera simbiosis surge un proyecto cualitativamente distinto. Los bolos graníticos, las encinas centenarias y la particular constitución del monte bajo de retamas y arbustos aromáticos establecen ya un diálogo con las piedras que está pintando Ibarrola. Un diálogo entre naturaleza y arte que se verá reforzado con las dimensiones arquitectónica, de contenido de su obra y de las restantes dimensiones culturales que el equipo promotor de la Fundaciób pretende desarrollar.
Habrá, por lo tanto, un museo, depósito-archivo y oficinas. Pero la Fundación Agustín Ibarrola aspira a ser un Centro de Investigación, una Residencia de Artistas, una Institución Pedagógica y un Instrumento de Sensibilización hacia el Arte y la Naturaleza.
Una fundación convencional custodia obras y recibe visitantes. Lo que pretendemos en este caso es invertir este flujo y convertir la Fundación Agustín Ibarrola en centro de producción y emisión de información. Esto es, un modelo de integración tanto de las diversas prácticas artísticas como de la heterogénea pluralidad de nuestra sociedad, incluyendo necesariamente en ella a las personas que nunca se han interesado por el arte.
Entendemos la fusión entre el arte y la naturaleza como un elemento configurador de la vida. En ella residen las diversas sensibilidades del hombre que habita el siglo XXI. La preocupación por el medio ambiente, la reflexión sobre el papel de la técnica, la materialidad que ofrece una industria en transformación, las nuevas tecnologías y la lectura/descripción que de todas esas inquietudes haga el arte moderno forman necesariamente parte de este proyecto. Una fusión que, por fuerza, deberá ser democrática y antielitista.
Un proyecto, por fin, que deberá contar con el asesoramiento, el apoyo y la colaboración de equipos locales multidisciplinares.
Porque se trata de la integración de situaciones diversas: Agustín Ibarrola y Alfredo Melgar; País Vasco-Castilla-León-Ávila, Arte, Naturaleza y Vida; la Ambición y la Realidad Y la fusión del hombre que vivió las convulsiones del siglo XX y que participa de las preocupaciones del XXI.

Parlamentario Vasco del Partido Popular. Miembro del equipo promotor de la Fundación Agustín Ibarrola.
www.blogdefernandomaura.blogspot.com

jueves, 28 de junio de 2007

De aquéllos polvos...

Ha pasado algún tiempo desde entonces. Buena parte de lo que ocurría en el año 2.000 resultaba más o menos evidente desde hacía sólo dos años antes. Y era el pacto de Lizarra que vinculaba al nacionalismo democrático con ETA para la marginación de las fuerzas políticas no nacionalistas. Este era el acuerdo político, pero había también un acuerdo "social": que ETA extremaría sus "medidas" para la eliminación de sus adversarios -no sólo políticos, aunque también- mientras que el PNV miraría hacia el otro lado, el lugar de la escena "donde se vive tan bien como se vive en Euskadi", en palabras del lehendakari Ibarretxe al hijo de José Ramón Recalde..
Fueron entonces los despertares confusos de los días de atentados. ETA ofrecía su particular selección de "caza" al constitucionalista irredento. Fueron los concejales de esos partidos, pero también había representantes de esa sociedad vasca que no estaba dispuesta a desistir: profesionales de los medios de comunicación, de la judicatura, empresarios... Fueron las manifestaciones a la salida de los funerales. Y fue... un nacionalismo que nunca quiso atender la mala noticia de una significativa parte de la sociedad -la que les votaba- que se iba pudriendo por dentro, porque se había desentendido de sus referencias éticas; la mala noticia de que tu vecino sea un cargo público del PSOE o del PP al que le espera un guardaespaldas en el portal de su casa, que es también la tuya.
Tuve el honor, en esa época ominosa de presentar -y también defender- una moción de censura al lehendakari Ibarretxe. Yo vivía entonces en el Casco Viejo de Bilbao, rodeado de amigos, pero también de enemigos. Estos últimos empezaron a hacerme la vida imposible. Aún existía mi mujer. Sólo dos años después ella se había marchado,"una vez más la barca del amor se estrellaba contra la vida cotidiana" -como decía Maiakovsky-, una barca que se hacía pedazos contra esas rocas que tienen por nombre el de la intransigencia, la insolidaridad, la incomprensión. Antes de eso abandonábamos ese barrio de Bilbao. Apenas he vuelto desde entonces.
Y me ptrgunto ahora, apenas siete años después:¿Hemos enterrado a nuestros muertos, por cierto, incluso a los catalanes? ¿los seguimos llorando calladamente a la vez que nos armamos de valor y procuramos encarar nuestra vida de todos los días? A veces creo que no, que seguimos sin hacer un ajuste de cuentas con nuestro pasado, que nuestros muertos se pasean como "zombies" redivivos en las noches de sus aquelarres particulares, que son las noches en que los convocamos -los desenterramos de sus tumbas individuales y de sus fosas comunes-, sólo para conjurar las torpezas de quienes nos gobiernan. Y no me parece extraño. Todavía hay unos cuantos que siguen empeñados en ganar su guerra y hay otros que se diría que parecen dispuestos a que la ganen o a que no la pierdan definitivamente, guerras reales e irreales que se acumulan las unas sobre las otras.
Pero la situación no es hoy la misma que la de 2.000. Más allá de los errores políticos -que se multiplican- ETA está orgánicamente desarbolada, sus atentados afectan a las masas anónimas que frecuentan las plazas, los aparcamientos o comoquiera que se llamen los lugares en que se producen las aglomeraciones urbanas. En suma: la sensación de riesgo se desindividualiza, se vuelve anónima; y ETA ya no puede competir con un terrorismo tan superlativo como el de Al Qaeda, lo mismo que la peor moneda siempre desplaza a la menos intensamente nociva.
(Habrá que reconocer que tampoco el PNV de Imaz es el mismo que el de Arzallus).
A ese resultado hemos llegado gracias a la labor de muchos: partidos políticos y sociedad civil, Estado de Derecho y Fuerzas de Seguridad.
¿Hemos resuelto el problema? Ciertamente que no. Pero parece del todo punto carente de lógica que demos a luz uno nuevo, recreándonos en el antiguo, sencillamente porque ya no es el mismo ni tiene la misma consistencia y capacidad de daño.
Más allá que eso, nos empeñamos en magnificar el problema, unos pecan de frivolidad, de torpeza e imprudencia; los otros de intransigencia y carencia de generosidad. Unos y otros nos instalan en el debate que ya no es el de los problemas que afectan al día a día de las libertades ciudadanasy las economías familiares . También en esto el mal debate sustituye al bueno. Y cuando el problema terrorista se encontraba bien planteado los errores de todos nos lo devuelven a la escena pública en la forma de un monumental desencuentro, tanto que la confrontación empieza a adquirir ribetes de civil. Superada la democracia representativa, los partidos movilizan a una gente en contra de la otra. ¿Otra guerra? Desde luego que no, por mucho que los viejos del lugar atisben en los sucesos de hoy estigmas de los hechos pasados, la España de 2.007 tendría mucho bienestar que perder si se arrojara a una contienda fratricida..
Alguien debería mandar parar, de lo contrario haremos de la crspación definitiva dueña del lugar; o que las masas neutras, aburridas y desconcertadas, abandonen el espacio de las urnas en beneficio de la abstención o dirijan su atención hacia otras opciones que, por su novedad, no tengan ningún vencimiento de crédito que afrontar, lo cual, por cierto, no estaría del todo mal..
No sé muy bien cuándo, pero va llegando el tiempo de ajustar nuestras cuentas con la historia. Todos sin excepción. Renunciar a la resurrección del pasado; consolidar la frontera entre la democracia y el terrorismo -aunque pensábamos que estaba clara- marginar a ETA y desterrar del debate político ese argumento monofásico, monocorde y monotemático para dedicarnos a otros que esperan de nuestra capacidad de respuesta y de solución.
Tenemos la suerte de disponer de una sociedad que se mueve con autonomía de los poderes públicos, porque de estos cada vez podemos esperar menos. Sólo el artificio, la impostura, la mentira y la inacción real.
Siete, nueve años después, casi todo ha cambiado. Y la confrontación vasca se ha convertido hoy en española. Hace algunos siglos, los vascos exportábamos capacidad de trabajo, fidelidad a la palabra dada, lealtad y veracidad. "Vizcaino es el hierro que os encargo/Corto en palabras/En obras largo", decía Tirso de Molina. Hoy la mercancía que vendemos -y que por desgracia nos están comprando hasta más que agotar sus existencias- se llama crispación... y aburrimiento en la sociedad civil. "Quosque tandem?"

viernes, 22 de junio de 2007

Debate del Plan de Competitividad en el Parlamento Vasco

Para empezar he de decir que este parlamentario ha asistido a muchos debates monográficos en el Parlamento vasco y que lo he hecho como ponente, además en buena parte de los casos. En estos debates, por lo general, el Gobierno presenta a los grupos parlamentarios un documento -en otras ocasiones simplemente lo remite a la Cámara- para que después sea este debatido y se voten las correspondientes propuestas de resolución.

Desde el primer momento puedo decir que no ha sido este el procedimiento que ha seguido el Departamento de Industria. Y lo digo para bien. El Departamento ha querido involucrar en la fase de elaboración del proyecto al conjunto de la sociedad al que le afecta, también a los grupos parlamentarios.

Es un estilo que agradecemos. Sin embargo he de decir también que este es el documento del Departamento, no el nuestro. Ya sé -lo reconozco- que el buen estilo del Departamento no se agota en lo que he dicho, porque también he notado un saludable ejercicio de autocrítica, al menos en la presentación del documento a los miembros de esta Comisión parlamentaria en el Parque Tecnológico de San Sebastián hace algunos meses.




Es un ejercicio este, el de las buenas prácticas, saludable y que valoramos; pero no debe ocultar el verdadero debate que queda oculto entre las páginas de este documento y que corresponde precisamente a la oposición rescatar de la hojarasca que lo enmascara.

Hace algún tiempo yo mismo debatía con los responsables del Departamento acerca de lo inconveniente que resultaba refugiarse en la visión de los árboles si de lo que se trataba era observar el conjunto del bosque. Porque las cifras de crecimiento económico eran -lo siguen siendo- positivas y porque, sin embargo, no es menos cierto que existen incertidumbres y que estas se ciernen en torno de nuestro futuro industrial.

Empiezan a emitirse señales de crisis, el mercado de las hipotecas se está reduciendo drásticamente en los Estados Unidos, el sector de la automoción española tiende a desaparecer -la directa y la de componentes- y las economías familiares están acusando el impacto de las alzas en los tipos de interés decretados por el BCE. Por cierto ¿para cuándo un debate en España sobre las políticas del banco central?

Es verdad que, cualquiera que sea la crisis que se nos aproxima y si de verdad lo hace, no tendrá esta la característica de la que padecimos en este país en los últimos años de la década de los '80. Desde entonces se ha producido una reconversión industrial con la adecuación de plantillas y la base tecnológica suficiente para competir en los mercados -reconozco que el Gobierno vasco no ha sido ajeno a los esfuerzos realizados por trabajadores y empresarios en este sentido, lo mismo que tampoco habríamos salido de esa difícil coyuntura económica de no haber actuado la solidaridad activa del resto de España.. También que una correcta política económica acometida por el gobierno del Partido Popular permitió que el Reino de España cumpliera las condiciones de acceso al nuevo espacio económico definido por la moneda común.

Se ha teorizado mucho sobre las consecuencias negativas que llevan consigo los ciclos económicos. Desde Marx y los economistas clásicos, buena parte del funcionamiento de la economía venía determinado por la corrección de sus efectos perversos, tanto que, en ocasiones, la desesperación que provocaban en las poblaciones afectadas podía dar lugar a episodios revolucionarios. En esto hay que reconocer que Marx tenía razón.

Pero es evidente -y queda demostrado por la historia- que una mayor masa crítica permite prolongar los efectos favorables de los ciclos positivos y reducir en el tiempo y en el espacio las consecuencias de los negativos. Esta es, a mi juicio, la principal razón de ser de la Unión Europea, sin perjuicio de la deseable corrección de sus déficits democráticos, cuestión esta última que no entra en el debate de hoy.





Hoy la crisis tiene -o tendrá- nombres diversos: deslocalización, empresas de base tecnológica "versus" empresas que no la tienen, economías emergentes -ubicadas dentro o fuera de la Unión Europea-trabajadores tecnológicamente adaptados "versus" trabajadores que no lo están, Nombres diversos, pero que expresan una realidad común, y que dice que quienes se apoyan en el I+D+I saldrán adelante y que quienes ignoran la significación del cambio de los tiempos lo tendrán difícil.

Y si los índices de crecimiento son buenos, no por ello podemos dejar de ser exigentes ni dejar de trabajar por encarar los problemas que el futuro llevará consigo y resolverlos desde ahora mismo.

Y no todos los datos son tan positivos como sin duda lo expresa el guarismo del crecimiento económico -por cierto, y refiriéndome otra vez a las estadísticas, no puedo dejar de significar la desvirtuación de la realidad que supone comparar a una región de un país europeo -Euskadi- con naciones del mismo continente: ni constituyen realidades homogéneas ni se pueden obtener conclusiones operativas.

Sin necesidad de separarme de la fase de diagnóstico de esta intervención puedo afirmar:
- que en cuanto a productividad se refiere nos encontramos estancados.
- que los costes laborales de los Nuevos Países Miembros de la UE son sólo un tercio de los españoles, y los del País Vasco de un 15 a un 20% mayores que nuestra media nacional..
- que el empleo en la industria está decreciendo, aunque el peso de este sector en relación con el PIB se está recuperando.
- que el esfuerzo que hacemos en I+D no se corresponde con los resultados que se obtienen.
- "aviso para navegantes" también en lo que se refiere a este último aspecto: en adelante la CE se va a referir más a resultados que a porcentajes de inversión en I+D como porcentaje del PIB.

Queremos seguir apostando por la innovación. Compartimos el criterio. Pero:
- en el documento se establece el momento de la convergencia en el año 2.009. No discutimos el objetivo. Sin embargo, ¿será una convergencia real o sólo un "ratio" estadístico más?
- me refería antes a las empresas de base tecnológica. Pues bien, sólo el 16'8% de las empresas vascas han invertido en innovación. En el caso de que forzáramos las cifras llegarían estas a 1/3, pero ¿eso las convertiría en empresas innovadoras?
- y es que la definición de innovación que hace el Gobierno vasco es, a mi jjuicio, excesivamente genérica: ampliación, organización, marketing... aunque todo eso tenga que ver con innovar no convierte a las empresas que acometan alguna de esas tareas inmediatamente en empresas innovadoras. Aunque la tecnología y la innovación tengan mucho que ver, no toda la innovación tiene necesariamente que ver con la tecnología.
- es tan amplia la definición que hace el Gobierno vasco acerca de la innovación que no sería extraño que saliéramos muy bien en la foto, cualquiera que sea la imagen distorsionada de la misma que se refleje.
- se refieren ustedes a la necesidad de registrar las patentes que ilustran, mejor que nada, los esfuerzos en innovación. ¿No podrían ustedes hacer campañas en las empresas, en este sentido?
- es preciso reforzar, de manera permanente, la innovación propia, crea futuro y resulte menos susceptible de deslocalización. El modelo de crecimiento irlandés, por ejemplo, basado en las multinacionales, está sometido a mayores amenazas.
- y también, acometer una verdadera revolución en lo que se refiere a las mentalidades: nuestros valores no se adecúan, hoy por hoy, a la necesidad de la innovación.
- estamos lejos aún de la media de la Unión Europea en cuanto a innovación: sólo el 12% de nuestras ventas se refieren a este tipo de productos, en Europa se encuentran en 1/3.
- tampoco estamos mejorando demasiado en esta materia en cuanto a la actividad de investigación aplicada de la Universidad respecto de la empresa.
- seguimos por denajo de la media europea en lo que a investigadores y científicos se refiere.
- el objetivo consiste en mantener el nivel de empleo industrial, con lo que se viene a decir que este va a verse reducido: siempre que se sale con la intención de empatar se acaba perdiendo.
- y ahora se refieren al interés de consolidar 70 grupos industriales en el País Vasco para, a renglón seguido, añadir que "la dimensión no es un objetivo en sí mismo. Cuando presentaron este plan en el Euskalduna esa fue la principal novedad, ¿es que ahora han cambiado de objetivo?
- plantean también el objetivo de saltar hacia Asia y los Nuevos Países Industrializados. Si el punto de partida de nuestras relaciones comerciales se produce en un 70% con la UE de los 15 y no se expresan las medidas a adoptar es lógico que desconfiemos de esa pretensión.
- no hay industria sin empresarios. Y ustedes afirman que, no sólo en la CAV -se supone que tampoco en España- ni siquiera en la UE hay espíritu empresarial. ¿Qué está pasando? ¿qué quieren ser los jóvenes que estudian hoy en la Universidad?

Quisiera concluir la intervención de esta mañana señalando los cuatro vectores principales sobre los que nuestro grupo pretende hacer especial hincapié:

1) Empezaré por los riesgos de la deslocalización. Urge establecer un mapa de sectores empresariales afectos a esta situación, un mapa que concrete más el trabajo emprendido por Confebask en el momento de la primera ampliación de la Unión Europea hacia los países del Este.
Además del mapa, el informe debería contener propuestas de acción indicativas que permitan a estos sectores tomar las medidas adecuadas para corregir el impacto de la deslocalización.



2) Siempre hemos pensado que el modo de composición de los diferente gobiernos vascos, que exigen de coaliciones -desde luego producto de la pluralidad política del País Vasco- supone un terreno propicio para duplicar ofertas y programas, especialmente en las áreas colindantes que son gobernadas por diferentes partidos. Estos posibles solapamientos deben ser advertidos, primero, y corregidos, inmediatamente después.

3) También ha sido permanente preocupación de nuestro grupo parlamentario que en el diseño de la política industrial el Departamento desarrolle constantemente nuevos programas de ayudas a las empresas. ¿Se han preguntado ustedes si las empresas que se benefician de esos programas son las que más los necesitan? Creemos que la oferta debería racionalizarse al máximo y ofrecerse de modo sencillo a las empresas, para que puedan utilizarlas si resultan acreedoras de las mismas, especialmente en el caso de las Pymes, que no disponen de personal al que dedicar a este negociado.

4) Y dejo para el final lo que creo que es más importante para nuestro futuro ya no tan lejano, el futuro de nuestros hijos, de nuestros nietos, de las generaciones que nos siguen y seguirán en el tiempo.


Una delegación del Parlamento Vasco junto con la empresa dependiente del Departamento de Industria del Gobierno Vasco, el Ente Vasco de la Energía, ha visitado Suecia en los primeros días de febrero de este año para conocer el proyecto BEST.

Se observa que el proyecto BEST, se deriva del impulso de energías alternativas, como el etanol, en el transporte y se debe a varias órdenes de razones:

1º.-Nos encontramos abocados a ofrecer respuestas al calentamiento del planeta provocado por la emisión de gases de CO2 a la atmósfera.

2º.- Las reservas de petróleo están concluyendo. Además, éstas se encuentran en zonas del planeta muy inestables políticamente.

La experiencia BEST ha demostrado que la iniciativa pública ha sido fundamental para el desarrollo del proyecto:

-Ha promovido el reseñado debate respecto del uso de las energías alternativas.

-Ha desarrollado un gran acuerdo interinstitucional respecto de la contribución de los diversos organismos a la solución de los problemas.

-Ha establecido un impulso en la demanda del uso de energías alternativas en el transporte a través de los sistemas públicos de transporte a las ciudades. Ello ha derivado en la apertura de servicios de distribución de etanol en las gasolineras convencionales y ha disparado las ventas de vehículos “flexibles” al uso de etanol.

-Ha definido una política de subvenciones para la adquisición de estos vehículos flexibles.

Es preciso constatar que:

1º.- Es urgente activar medidas que contribuyan desde nuestra Comunidad Autónoma a combatir los efectos perversos que conlleva el cambio climático mediante la utilización de energías alternativas.

2º.- Que una buena parte de la adaptación en términos energéticos ya se ha hecho en la industria, pero que en el transporte se encuentra la asignatura pendiente.

3º Que políticas de este tipo ofrecen nuevas posibilidades para el I+D en que se puede involucrar la industria vasca.

Por todo lo cual, sería muy conveniente:

-Promover un gran pacto político interinstitucional para el desarrollo de las energías alternativas en el transporte en la CAV, de modo que:

1º.-Se establezca un instrumento de actuación en el que participen las instituciones concernidas –Gobierno Vasco, Diputación y Ayuntamientos de las principales ciudades- que tengan competencias en el ámbito del transporte.

2º.- Se definan líneas de actuación del acuerdo en los parámetros de ejecución de una política de energías alternativas para el transporte que, entre otros aspectos contenga:

-Calendario de introducción del transporte colectivo a nivel municipal.
-Definición de medidas para el fomento de la distribución de energías alternativas en gasolineras.
-Definición de apoyo fiscal y subvenciones para la adquisición de vehículos flexibles.
-Definición de inversiones a realizar con integración de sectores públicos y privados en la empresa, investigación y los sectores agrícolas concernidos.

3º.- El Gobierno Vasco dará cuenta al Parlamento del desarrollo de este agenda cada tres meses.

miércoles, 20 de junio de 2007

Algunas ideas para anticipar el debate de política general

La situación de la política vasca deja un regusto a "revival" permanente. Una vez más, la ruptura de una falsa-tramposa tregua-alto-el-fuego por parte de la organización terrorista vuelve a situar el problema de la eterna presencia de ETA en nuestras vidas cotidianas -una presencia que nunca ha dejado de hacerse evidente- y la respuesta que la sociedad vasca -y el conjunto de la española- a través de su representación política pueda y deba darle.
Aún es posible "hacer de la necesidad virtud". Si este último episodio es susceptible de lograr rehacer un acuerdo entre los principales partidos nacionales -al que pudieran sumarse IU, CiU e incluso el PNV de Imaz-, un acuerdo que no rebajara lo ya pactado hasta ahora entre el PP y el PSOE, sería factible que dedicáramos nuestras energías a resolver los problemas que plantea el futuro. Lamentablemente, la posición de permanente "optimismo" de que hace gala el Presidente del Gobierno permite augurar que sólo después de un atentado rotundo y con significativas víctimas mortales será factible un cambio de rumbo... o no, porque es bien sabido que "la cabra siempre tira al monte".
ETA es el pasado, mate, secuestre o extorsione a los ciudadanos. Lo mismo que ANV es el PCTV y es Batasuna y es Euskal Herritarrok y es Herri Batasuna y es la plataforma que apoyaba la "alternativa KAS". Lo mismo que la "kale borroka" es también terrorismo. Cuarenta y cinco años, treinta de ellos en democracia.
Pero el debate de política general de septiembre se parecerá como una gota de agua a otras a anteriores debates que se han producido en el Parlamento vasco. El Gobierno de esta Comunidad Autónoma sigue empeñado en su particular juego del escondite con la realidad. La tímida renovación -más de palabras que de hechos, todo hay que decirlo- que se vive en el PNV no ha permeado en el ejecutivo. En este siguen las mismas caras, los mismos partidos que mantienen las mismas ideas que se encarnan en los mismos agotados proyectos.
Se trata del mismo Lehendakari autista al frente de un gobierno desaparecido de la realidad, a la espera, como una especie de durmiente, que alguien la despierte del sueño.
Desde mi particular atalaya parlamentaria pondré tres ejemplos de lo que digo: órganos de diálogo social, siniestralidad laboral y Plan Vasco de la Cultura.
1) Organos de diálogo social.
Cuando se escriben estas líneas, la central sindical ELA ha decidido abandonar la estructura del Consejo de Relaciones Laborales, que tiene un presidente en funciones -o no lo tiene, o lo tiene sólo a tiempo parcial, porque Martín Auzmendi combina esta situación con su despacho profesional, una vez haber renunciado al sueldo que le correspondía, todo hay que decirlo.
El CES sigue donde estaba, es decir en una especie de nueva versión del "Esperando a Godot", donde los personajes han hecho ahora el "inapreciable" esfuerzo por encargar a una empresa que haga un informe sobre lo que los actores más o menos concernidos pensamos sobre el organismo. ¡Como si no fueran suficientes nuestras reiteradas intervenciones parlamentarias!
En resumen, Ooros dos años perdidos, un coste astronómico por informe -según su presidente- y lo que te rondaré...
¿Soluciones? Dejar de "esperar" a que ELA resuelva con "munífica generosidad" que está dispuesta a integrar -dinamizando o simplemente dejando hacer- a estos órganos y replantear la estrategia que desde Ramón Jáuregui viene pesando como una losa sobre estos órganos: levantar el derecho de veto de que disponen ELA y Confebask. Claro que para eso hace falta decisión política y voluntad de quebrar ese principio que le resulta inmarcesible a los nacionalistas: la solidaridad entre ellos mismos, que es una especie de múltiple cordón umbilical y que les lleva a considerarse como una suerte de pueblo oprimido, vejado y perseguido -"la vieja que pasa llorando" en "El bucle melancólico", de Juaristi- de modo que seguirán unidos hasta la victoria... o la derrota final. (Lo malo es que no van perdiendo).
Al borde también de la desaparición está la Fundación para la Formación Continua -Hobetuz-, si no fuera porque loa sueldos de su personal los paga directamente el Gobierno vasco, aunque no convoque ya ningún curso. La siempre empantanada negociación de la transferencia de las políticas activas de empleo -con gobierno PP o PSOE- impide que se liberen las correspondientes partidas presupuestarias.
2. Siniestralidad laboral.
A 31 de diciembre pasado la siniestralidad laboral con consecuencias mortales se ha reducido, pero sigue siendo clamorosa la inacción del Gobierno vasco en su implicación respecto del problema, así como que el instrumento del que dispone el ejecutivo para su control -Osalan- constituye todo un monumento elevado a la desorganización y al descontrol.
Sobre este asunto existe también la transferencia pendiente de la inspección en materia laboral: y ya se sabe de lo estructurales que son en este país las transferencias que aún no se han producido.
El próximo debate monográfico previsto por el Parlamento debería constituirse en punto de partida para una reconducción del problema.
3. Desarrollo del Plan Vasco de la Cultura.
Además del retraso en su aprobación, en su concreción el Plan Vasco de la Cultura se está pareciendo cada vez más a un "bluff", paradigma del cual es la Ley de Museos, que no se puede aplicar ni a los museos de titularidad foral ni a los museos respecto de los cuales las instituciones comunes realizan inversiones multimillonarias -Guggenheim-. ¿No habría sido mejor aprovechar el viaje para negociar un Plan Interinstitucional de la Cultura Vasca? Por lo que se ve aquí funciona mejor la "solución" fragmentaria -que no resuelve nada- y el recurso a la prensa.

viernes, 15 de junio de 2007

"'Reds' revisated"

Se trataba de una obligada revisión. Esa película la vi por primera vez en un cine de Bilbao que ya ha desaparecido, sus butacas convertidas en estanterías que guardan material deportivo. No sé si tuvo demasiado éxito comercial, la película era muy larga, se dividía en dos partes, cada una de un par de horas. Pero recordaba que Warren Beatty estaba muy bien y que Diane Keaton -guapísima- hacía uno de los mejores papeles de su vida. Así que compré el doble DVD y planifiqué una larga noche por delante para este ejercicio de recuperación.
La segunda década del pasado siglo era el tiempo de los grandes romanticismos colectivos y es asunto recurrente que estos dos términos -romanticismo y colectivo-, cuando se producen de forma simultánea dan lugar a la idea de revolución, aunque a veces esta asuma perfiles reaccionarios.
Entre los revolucionarios había quienes apoyaban la revolución porque la necesitaban para vivir. Otros -"Jack" Reed, por ejemplo- militaban en el campo de los iluminados; aunque su intuición, unida a su inteligencia, consideraban que la revolución era posible, al menos en un país -"Aquí no triunfaría", dice sin embargo, refiriéndose a los Estados Unidos, el personaje de Diane Keaton al tribunal de inquisición que la interroga.
Hay épocas en que esos románticos iluminados pueden llevar sus sueños a la práctica -como asegura con cinismo el coronel Lawrence en su reveladora introducción a "Los siete pilares de la sabiduría"-, al menos durante algún tiempo: ya se sabe que los procesos revolucionarios no duran eternamente, muy pronto aparecen los "guardianes de las esencias" que administran las revoluciones y las entierran en la burocracia de turno, nada más que las masas regresan a sus hogares.
La nuestra es una época diferente. Son tiempos hijos de la burguesía triunfante. Y si somos conscientes de ello también vivimos a cuenta de su confortable vaciedad.. Contagiados por este espíritu, nos hemos tranquilizado de forma definitiva, de modo que nuestras propuestas de renovación son sólo parciales -se diría que residuales- para que así no resulten ofensivas a quienes detentan verdaderamente el poder.
¿Fue nuestra generación la que mató a la revolución o la encontramos muerta ya para cuando nos obstinamos en hacerla? Creo más bien que se trataba de la segunda de las posibilidades que contiene la ecuación, que agitábamos sus cenizas para que sus sombras nos ofrecieran la ilusión de que la revolución seguía con vida.
Cabe también la posibilidad de que una parte de la revolución se situara en las "condiciones objetivas" de que nos hablaban Marx y sus epígonos, y que la otra estuviera sencillamente en nosotros mismos.
En cualquier caso lo cierto es que ya no queda nada de ella, ni siquiera la duda. Si nos hundimos seremos todos los que quedemos anegados por el "tsunami" de los nuevos tiempos. Y lo haremos mecidos por la adormecedora melodía posmoderna: una música que suena a excusas y complacencias.
Porque, en el fondo, no sólo hemos renunciado a la idea de la revolución. En buena medida también hemos renunciado a la mera posibilidad de constituirnos en dueños de nuestros propios destinos.

viernes, 8 de junio de 2007

Un argumento importante en favor del etanol

En el último artículo que publicaba en este diario me refería a las ventajas que conlleva el uso del etanol, de acuerdo con la experiencia BEST que se viene desarrollando en Suecia
Como se sabe, el etanol es un combustible que se extrae de productos agrícolas -también de otros, pero no es el caso de este comentario-. Pues bien, si relacionamos su producción con los problemas del endémico subdesarrollo del Tercer Mundo y con algunas políticas que -para decirlo, por ahora, en términos suaves- son poco racionales económicamente, ese conjunto de aspectos nos suministran argumentos muy positivos respecto del apoyo al etanol como combustible para el transporte.
Empecemos por el primero. Un país en vías de desarrollo, como es el caso de Méjico, según lo señalado por el Banco de Desarrollo Interamericano -información que aparece en el semanario británico The Economist de 3 de marzo de 2.007, en la que se decía que "reemplazar el 10% del consumo de petróleo mejicano por etanol producido a nivel local ahorraría 2.000 millones de dólares y crearía 400.000 puestos de trabajo. Algunos gobiernos del Caribe piensan que el 'boom' del etanol ayudaría a revivir los puestos de trabajo de los productores de caña de azúcar".
No está mal. Y el segundo argumento. Uno de los principios prácticos en los que se basó lo que hoy conocemos como Unión Europea es la PAC -Política Agrícola Común-, seguramente una de las gestiones más antieconómicas que se practican en la actualidad. Y es que, ya en los albores de lo que entonces se llamaba Comunidad Económica Europea existió la preocupación francesa ante el creciente fenómeno de la desertizaión de los pueblos rurales como consecuencia del desplazamiento de los jóvenes a las ciudades. ¿La respuesta? Fijarlos al campo a través de una generosa política de subvenciones que se realizaría a escala comunitaria. Hoy en día, la PAC consume en torno a un 43% de los recursos de los presupuestos de la Unión Europea -unos 55.000 millones de euros-, gran parte de los mismos pagados para arrrancar cosechas y subvencionar los excedentes que se producen y no se consumen en Europa.
Y esos excedentes se exportan -siempre muy por debajo de su coste de producción- a los países del Tercer Mundo, cuyos campesinos se las ven y se las desean para competir con los productos europeos. "Ahogamos su agricultura", decía recientemente el ex primer ministro francés Michel Rocard. Son los campesinos que -estos sí- emigran a sus núcleos urbanos, a esas ciudades que son incapaces de ofrecerles oportunidades de trabajo, esas ciudades de las que salen embarcados en pateras con destino a nuestra vieja y opulenta Europa.
Esa es la "trampa de la pobreza", que se corresponde como en un "juego de suma cero" con la trampa de nuestra riqueza y que consiste en que, para enjugar de algún modo los onerosos costes de la PAC, inundamos a los países africanos -y a otros- con productos baratos, descabellada política que ellos nos devuelven en forma de mano de obra que se aloja en los barrios más marginales de nuestras ciudades.
Una política creada, desarrollada -o consentida- por los otrora fervientes partidarios del "laissez faire", para quienes los principios del liberalismo y de los economistas clásicos han sido una especie de "mantra" de la "civilización" capitalista; pero que a la hora de la verdad han olvidado totalmente, por ejemplo, las tesis de David Ricardo, cuando este se refería a las ventajas comparativas de las naciones.
La globalización, de acuerdo con el premio Nobel Joseph Stiglitz, no puede ser justa cuando las relaciones de intercambio entre los países no vienen definidas por la igualdad y la ausencia de intervencionismo. En el caso de que estos elementos fallen,-y están fallando- es el sistema general el que se resiente, de modo que regresamos a la vieja y nunca definitivamente abandonada ley de la selva, según la cual los poderosos son cada vez más fuertes y los desheredados cada vez más débiles.
¿Ha venido el etanol a salvarnos de la quema? Seguramente que no sólo, pero sí en alguna medida. Además crea sus propias distorsiones -como está ocurriendo con el maíz en Méjico-. Lo cierto es que el círculo vicioso y tramposo en el que nos encontramos instalados bien pudiera convertirse en una especie de circunferencia de la virtud: menos contaminación, más I+D, menos excedentes agrícolas, más fijación de campesinos en el campo... africano -además del europeo, menos emigración que nuestro mercado de trabajo no sea capaz de absorber....
Suena bonito y lo es, aunque tampoco constituya la panacea. En todo caso, demuestra que las políticas que pretenden reducir el impacto del cambio climático pueden ayudar a resolver otros problemas que no son de inferior consideración.

jueves, 7 de junio de 2007

¿El "Guernica" en el Guggenheim? Una intervención parlamentaria.

El objeto de la proposición de ley que presenta el
Tripartito a nuestra consideración en la mañana de hoy ha
sido definido de muy diversas maneras a lo largo de la
historia. Y quisiera empezar con la que hacía Gijs
Hensbergen, en el sentido de que decía que se trataba de un
verdadero icono del siglo XX. En este sentido, y también
teniendo en cuenta las palabras que decía la que me ha
antecedido en el uso de la palabra, la señora Corrales,
Göering diría en el proceso de Nuremberg, cuando se planteó
el fenómeno, el asunto del bombardeo de Gernika, que se
trató de un ensayo macabro de modalidades que luego se
utilizarían general e intensivamente a lo largo de la
Guerra Mundial.

Es un cuadro que, como su señorías –creo– conocen
sobradamente, representó a España en la Exposición
Universal de París en el año 1937, y que fue custodiado por
el MOMA por deseo expreso de su autor. Se dijo durante
mucho tiempo que volvería a España (cuando en realidad este
cuadro nunca estuvo en España), que volvería a España
cuando se restableciera en nuestro país la democracia.

Es una pieza de casi cuatro metros de ancho por casi ocho
de largo, y que pesa no menos de trescientos kilos. Y que
no ha sufrido menos de 42 traslados, si me permite la
señora Lasa esta pequeña corrección.

Fue sometido hace muchos años a un tratamiento de ceras en
su interior, que se craquelarían al enrollarse. Una
técnica, por cierto, obsoleta hoy en día, pero que es la
única posibilidad de su transporte, según 35 técnicos que
fueron consultados por el Ministerio de Cultura.

El desgaste, incluidos algunos desgarros, afectó sobre todo
a los bordes, producto de las labores de tensado, pero
también la pintura en general sufrió pérdidas de materia en
zonas donde se adivinan las marcas de viejos pliegues como
consecuencia de operaciones poco cuidadosas.

Pero hay opiniones diversas. Entre estos 35 sabios hubo,
empero, una voz disidente, la de Stephen Michalski, que es
científico jefe del Instituto de Conservación de Ottawa,
que dijo que con las nuevas técnicas cualquier obra es
transportable. O la de Daniel Giralt, que decía que para
mover al Guernica hoy se necesita una UVI del arte.

No se prestó, por las causas que se han explicitado, cuando
se ha pedido. No se prestó al Guggenheim, no se prestó a
los Juegos Olímpicos de Barcelona, ni tampoco cuando lo
pidió Japón para conmemorar el 50 aniversario de la bomba
de Hiroshima. Pero, según Carol Stringari, del MOMA, el
traslado no deja de ser posible.

Es un cuadro muy importante, no sólo desde el punto de
vista artístico, sino desde el punto de vista histórico. Es
ese icono del siglo XX a que hacía referencia al principio
de mi intervención.

Picasso pintó la relación entre al sufrimiento taurino y la
guerra; dijo que estaba poseído por la angustia y por el
odio, por el deseo de combatir precisamente esa angustia y
ese odio. Sin embargo, hay que decir en honor a la verdad,
y poniendo las cosas en su sitio (la historia tiene que ser
reivindicada también en ese aspecto), que el Gobierno Vasco
en su tiempo no vio con buenos ojos que fuera Picasso quien
representara esta tragedia.

El artista y delegado del Gobierno Vasco ante la Expo de
París, José María Ucelay, propuso a Aurelio Arteta que
hiciera, que realizara un cuadro en relación con la
tragedia, quien declinó en favor del malagueño, de Picasso.
Incluso Dalí se propuso a sí mismo, pero fue rechazado.
Ucelay, por cierto, no dejaría de señalar la existencia de
elementos pornográficos en el cuadro. En este mismo sentido
está la frase del padre Alberto Onaindía, que dice algo así
como que "el cuadro no tiene nada de Guernica, ni tiene nada
de vasco". Pero, bien, trasciende evidentemente esta
opinión histórica a nuestra época, y en este momento los
nacionalistas reclaman la presencia temporal del Guernica
en el País Vasco.

Nuestro criterio, coherente con lo que hemos planteado en
el ámbito nacional, en el Congreso y en el Senado,
concretamente en esta última institución, y también en las
Juntas Generales de Vizcaya, se abona en dos
fundamentaciones claras: en un primer momento, en que sea
un equipo de técnicos quienes determinen que efectivamente
este traslado es posible, y que este sea un traslado
temporal. Por lo tanto, en nuestra enmienda lo
manifestábamos de una manera expresa.

En la transaccional que hemos suscrito creemos que mejora
este criterio, por cuanto no solamente se reduce a los
técnicos del Bellas Artes de San Fernando, sino también a
los del Reina Sofía, al museo del Prado y al Guggenheim
también, dentro de los técnicos que tendrían que valorar
esta posibilidad.

Voy terminando. Es un cuadro en el que se transforma a las
víctimas precisamente en vencedores. Como decía Calvo
Serraller, "por haber sido capaz Picasso de reconocer el
valor simbólico, mítico de la inmolación gratuita de una
población, en la que no estuvo y con la que no tuvo la
menor vinculación personal, por eso, esa capacidad de
aprovechar el acontecimiento histórico, trascendiéndolo,
yendo más allá de su interpretación partidaria, es por lo
que el Guernica alcanza la categoría de obra maestra, cuya
naturaleza nunca es desvirtuada por el paso del tiempo,
como puede ocurrir al mismo tiempo también con la Rendición
de Breda, o con Los fusilamientos de la Moncloa. El
Guernica, sin haber esquivado el compromiso moral
inmediato, conectó con aquellos sentimientos arquetípicos
de nobleza que dan sentido a la historia del hombre, y en
concreto traen la paz como el requerimiento ético más
precioso a nuestra desgarrada historia contemporánea".

Más cerca de nosotros, en esta misma tribuna el militante
socialista, del Partido Socialista de Euskadi, Eduardo
(Teo) Uriarte dijo: "No vamos a jugar a que este cuadro,
que es el símbolo de la paz, un cuadro contra la guerra, se
convierta en una guerra contra los cuadros". Ese es también
el propósito de nuestro grupo y, desde luego, de este
parlamentario. Muchas gracias.

miércoles, 6 de junio de 2007

Ciudadano Rivera

Se le hacía tarde, una comisión del Parlamento de Cataluña reclamaba su presencia. Pero nuestra conversación no había concluído aún -¡quedan tantas cosas por decir en esta apresurada vida que llevamos!- así que le acompañé..
Habíamos comido en uno de esos restaurantes posmodernos que jalonan algunas de nuestras grandes ciudades. La lista de ingredientes de los platos era tan variada que Albert me confesaba:
- Tienen tantas cosas que siempre hay alguna que no te gusta.
A pesar de nuestras dudas comimos bien, aunque mi clásico "pan con jamón y tomate" no anunciaba sabores precisamente extraños; y las pequeñas hamburguesas recogían sin sorpresas el reconocible sabor a la carne picada, eso sí, de originaria materia prima de calidad.
Un grupo de jóvenes le paró en nuestro paseo al Parlamento. Yo pensaba que alguno de ellos le reconocía en su cartel electoral, convenientemente despelotado. ¿Votantes suyos, tal vez? Pero no, se trataba de turistas españoles que buscaban algún establecimiento de hostelería donde les pudieran servir una paella.
- No conocen Barcelona -me dijo Rivera cabeceando negativamente-. Aquí no dan de comer en ningún sitio a estas horas.
Eran ya las cuatro de la tarde. Yo me tragaba mi comentario sobre el arroz valenciano y "els paisos catalans" porque era ahora un señor el que le preguntaba en inglés sobre el funcionamiento de la máquina para el control temporal de aparcamiento. Albert lo hizo con toda naturalidad. Tampoco este interlocutor sabía que Rivera procedía de un partido político nuevo, empeñado en cambiar los modos de la cosa pública española.
Y es que Albert es como cualquiera de esos chicos que te puedes encontrar en cualquier ciudad de España. Y sin embargo se está transformando en la imagen de la renovación de un sistema caduco, en el que las representaciones partidarias se han convertido en fenómenos partidistas, cerrados sobre sí mismos, desconectados de los problemas reales, convertidos en actual remedo de los viejos caciques que poblaban España en el pasado siglo.
La clave lo era entonces la ciudadanía, y lo sigue siendo ahora mismo. Antaño se evocaba la cuestión de la forma de gobierno, que parecía trascendental. En realidad, daba igual monarquía que república si las democracias, desprovistas del soporte crítico de sus componentes se transforman en meros territorios aptos para la práctica de la demagogia, como ya anunciaba Polibio algunos siglos atrás..
El partido que preside Rivera no puede constituirse solamente en la novedad, que se agotaría con el uso y perdería entonces toda su frescura. Un partido conformado desde la base -un partido participativo- supone ya una diferencia abismal con lo que ahora se nos ofrece en el triste panorama político español: democracia interna sólo en el articulado estatutario; para lo demás, decisiones que emanan desde la cúspide y se acatan por los órganos sucesivamente inferiores.
Hay mucho que vestir de ideología y compromisos en este partido cuyo presidente se anunciaba desnudo en los carteles electorales. Pero una organización política debería huir como del picor de convertirse en una especie de recetario de médico de familia, con respuestas para todos los males y especialistas para todos los demás dolores. Para muchos de esos criterios concretos está la apelación a los afiliados, para los generales las resoluciones de los Congresos.
Tengo la sensación de que el ciudadano Rivera es así, un producto político nuevo aún no contaminado; pero la seguridad de que la ciudadanía que participa conscientemente en los partidos prefiere producir sus propias soluciones. Aunque se equivoque.

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viernes, 1 de junio de 2007

Un viento a veinte grados bajo cero

Era una noche invernal de febrero. Pese a la evidencia del cambio climático, la ciudad sueca de impronunciable nombre -Omsköldsvik- recibía nuestro breve paseo desde un "ristorante" italiano con una ráfaga de viento helado a veinte grados bajo cero. Me acordaba de Franco Batiato y su "viento a treinta grados bajo cero", pese a que en esta población de poco más de 20.000 habitantes ninguna calle recuerde a la Perspectiva Nevsky de la canción y a que desde luego no hubiera rastro alguno de Igor Stravinski, tampoco había más viandantes a eso de las diez de la noche que nosotros.
¿Y qué hacíamos allí? La respuesta es que nos convocaba a ese frío polar la Comisión de Industria del Parlamento Vasco y el Ente Vasco de la Energía para conocer, en el lugar, la respuesta sueca a la utilización por el transporte de combustibles alternativos a la gasolina.
Y es que los suecos llevan tiempo trabajando en eso que se llama el desarrollo sostenible. Se han comprometido a su impulso y le han puesto fecha. El ex Primer Ministro Göran Persson dijo que para el año 2.020 su país no sería ya dependiente del petróleo.
Algunos ciudadanos suecos -el profesor Urban Bergsten, de la Universidad de Umea, por ejemplo- dudan que eso sea ya posible. En cualquier caso comparten el objetivo.
¿Se imaginan un carburante que no contribuya al calentamiento de la tierra? ¿un combustible enteramente renovable? ¿que lo puedan utilizar vehículos de producción masiva y que pueda ser dispensado también por las estaciones de servicio?
La era del petróleo está llegando a su conclusión, por el agotamiento de sus reservas pero también porque es el principal responsable del cambio climático.
¿Alternativas? Las hay. El hidrógeno, la electricidad y otras. Para el caso de los automóviles los suecos están impulsando fuertemente el etanol. Ese combustible es el ingrediente de las bebidas alcohólicas, se extrae de las plantas y constituye un recurso renovable.
Un cierto olor a alcohol se percibe en las calles de Estocolmo, o de Omsköldsvik, o de Umea. Un olor que me recuerda vagamente aquel que percibíamos, recién casados, en el año 1.984, Anneli, mi mujer y yo mismo, en nuestro viaje de novios por distintas ciudades de Brasil. Era la misma apuesta que la de ahora, pero entonces casi nadie pensaba que el cambio climático llegaría a convertirse en la amenaza gravísima que hoy casi nadie discute.
No es nuevo, pero los suecos lo están poniendo de moda. El programa BEST -Bioethanol for Sustainable Transport- está apoyado por la Unión Europea y desarrollado por la ciudad de Estocolmo.
Un programa que consiste en generar infraestructuras: compañías que fabriquen esos vehículos, empresas que produzcan bioetanol y gasolineras que lo vendan. Una especie de triángulo virtuoso de la ecología en acción.
Ya se venden los llamados coches "flexibles" -que funcional con etanol y con gasolina-. Y sus ventas están creciendo de manera muy rápida. Otros fabricantes de automóviles se están uniendo a los primeros.
¿Y funcionan? Hay quien no los recomienda, o los ataca abiertamente. Pero los miembros de la delegación vasca pudimos conducir esos coches sobre las heladas carreteras de Umea y nadie pudo formular la más mínima queja en cuanto al rendimiento del combustible -sí en cuanto a la pericia de los conductores: llevar un coche sobre hielo, por mucho que las ruedas tengan clavos, es otra historia.
La sociedad sueca apuesta por el desarrollo sostenible y las energías alternativas. Y lo hace no exenta de ribetes de mesianismo revolucionario. Cuando uno asiste a una charla de Michael Jalmby -atención a este chico, esta primavera vendrá por Bilbao-, y si no fuera por los veinte grados bajo cero del exterior, uno se creería en medio de la selva boliviana en plenos años sesenta; y en lugar de la máxima que decía: "un Vietnam, dos Vietnam, tres Vietnam: esa es la consigna", llamaría a la multiplicación de la oferta y la demanda de bio-etanol, surtidores de ese combustible y coches flexibles.
Una revolución pacífica, al cabo, pero que no deja de tener sus detractores. Jalmby les ponía nombres y apellidos, y estos eran los de las grandes compañías petrolíferas. Pero hay otros que los acompañan en el discurso del "¿crisis?, ¿qué crisis?": una sociedad aburguesada y perezosa en eso de coger el toro del futuro por los cuernos del presente.
En el retorno al País Vasco, cuando uno se mete cuarenta grados de más en el cuerpo, no sentía ninguna nostalgia de ese viento helado que soplaba a sólo 700 kilómetros del círculo polar ártico, pero sí de esa gente civilizada que pretende ofrecer soluciones a los problemas de verdad. Aquí, con veinte sobre cero, nuestro problema se sigue llamando... el terrorismo y todas sus derivadas.