viernes, 30 de diciembre de 2011

Intercambio de solsticios (295)

- Estábamos, por lo tanto, en que Raúl y Leonardo Jiménez habían pedido una reunión al conjunto de los hermanos para tratar de la situación –continuó equis.
- Bien –concedió Brassens.
- Y también te puedo decir que en la casa de la viuda de Jiménez estaban de acuerdo. Aparentemente…
- ¿Aparentemente? –inquirió Brassens.
- Aparentemente. Y fijaron la reunión para un sábado por la mañana. La idea era celebrarla en el amplio salón de la casa familiar.
- ¿En presencia de su madre? –preguntaría Brassens.
- Bueno. Vamos a no adelantar las cosas –dijo equis-. Ese era el principio de acuerdo. Entonces vino la bomba, algo que casi nadie esperaba…
- ¿La bomba?
- La bomba: Gonzalo Jiménez escribía un correo a sus hermanos contándoles la situación económica de su madre: pagaba no menos de 5.000 euros mensuales por el servicio.
- ¿Por el servicio? –preguntó Brassens asustado- ¿Pero cuántas chicas tenía?
- No te creas que era algo parecido a la legión de que debe disponer la duquesa de Alba –contestó equis-. Tenía dos chicas por la mañana y que se iban a primera hora de la tarde: una un poco para todo, la otra era cocinera…
- ¿Eso era todo? –interrumpió Brassens.
- Casi todo. Habría que incorporar a una tercera señora, que la atendía todas las noches…
- ¿Vivía sola la señora de Jiménez? –preguntó Brassens.
- En un tiempo sí. Ahora, una de sus hijas vive con ella.
- ¿Y no podía reducirse ese gasto?
- Su hija no quería perder independencia. Pero luego volveremos a eso. De momento hay que retener ese dato: 3.500 euros –dijo equis.
- Bien. Prosigue, por favor –dijo Brassens, a quien la historia le parecía poco menos que increíble.
- Pues bien. se iba a celebrar la famosa reunión –continuaba equis-. Gonzalo había propuesto que se hiciera en su despacho, para evitar que su madre se enterara de que la cosa iba con su situación patrimonial…
- ¿Y?
- Pues que Carmen escribió un SMS a sus hermanos en el que les decía dos cosas la primera, que había que felicitar a Gonzalo por la excelente gestión realizada por él durante los últimos años. Vamos, desde el fallecimiento de su padre -explicó equis.
- ¿Y la segunda? –preguntaría Brassens.
- Fue abortar la reunión –dijo de forma sucinta equis.
- La segunda vez –comentó Brassens-. Supongo que a algunos la cosa les sonaría a “repe”.
- Sí especialmente a Leonardo, que ya estaba que fumaba en pipa con lo de su hermana.

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