viernes, 16 de diciembre de 2011

Intercambio de solsticios (286)

- Sí –concedió equis-. Por consiguiente la reunión entre los hermanos Jiménez no se llevaría a cabo. La vía se había agotado…
- ¿Y no se planteó Leonardo la posibilidad de llegar a un acuerdo con el resto? Todavía eran cinco contra tres… -avanzó Brassens.
- En realidad dos: Carmen y Santiago, se contaba con que Raúl mantuviera una actitud pasiva –matizó equis-. Pero ya no era posible.
- Lo supongo… -dijo Brassens un tanto decepcionado.
- Había un balance muy amargo para Leonardo Jiménez –agregaría filosófico equis-. Una familia en la que al menos dos de sus miembros se niegan, de manera directa o indirecta, a que se produzca una reunión entre hermanos para tratar de un asunto en el que alguno presume la existencia de un desfalco sobre un familiar desprotegido, constituía todo un presagio sobre lo poco de familiar que quedaba en aquella estirpe.
- ¿Y no te preguntas por la causa de la decisión de Carmen y Santiago? Al menos podía caber en ellos un cierto interés por la fortuna de su tío.
- Ciertamente –concedió equis-. Pero resulta que Carmen era ahijada de Juan Carlos de Vicente y Santiago había vivido una temporada en la casa de su tío, en realidad se consideraba algo así como una especie de pro-hijamiento.
- ¿De modo que se creían cercanos a recibir algún pellizco de la herencia?
- Exacto. Preferían compartir con la rama de los Santos de Vicente que además con la suya propia y con la tercera… en fin, menos en el reparto.
- ¿Tenían certeza de recibir algo? –preguntó Brassens.
- Ninguno la tendría en esas circunstancias –contestó equis-. Imagínate, con un testamento por encima de la mesa del salón y un tío que lo tapa…
- Dejaría sus heridas en la familia.
- Por parte de Leonardo desde luego. Él se había entregado con lealtad al asunto y se la habían pegado. Carmen especialmente. No era la primera vez que lo hacía, aunque esa es otra historia.
- Una historia que no sé si quiero oír ya –dijo Brassens.
- Ni yo te la voy a contar ahora –le tranquilizaría equis-. Pero esta aún no ha terminado…
- ¿Y qué le falta?
- Muy poco más: una pequeña conversación entre los hermanos Raúl y Santiago Jiménez. Este dijo a su hermano mayor que, en relación con el asunto, podía hacer lo que quisiera, siempre que no le perjudicara.
- Quería tener todo resuelto por si no le salía bien su estrategia…

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