martes, 22 de abril de 2008

Lanzarote

Este pasado sábado me encontraba dando un paseo junto a las playas de Sitges cuando creí percibir una llamada en mi móvil. Era verdad. Estaba sonando. Se trataba de Antonio Lorenzo, registrador de la propiedad jubilado en el municipio de Tías (Lanzarote), donde se encuentra el barrio costero de Puerto del Carmen.
Conocí a Antonio Lorenzo hara ahora unos 7 años. Poco antes Anneli, mi mujer, y yo vivíamos en el Casco Viejo de Bilbao, un barrio que empezaba a poblarse de artistas, escritores y jóvenes en edad y en espíritu que rechazábamos el comportamiento convencional y bienpensante de determinada burguesía bilbaina. Fueron años felices a pesar del comportamiento brutal de ETA que ampliaba el abanico de sus objetivos hacia capas cada vez más amplias de la sociedad vasca. La banda terrorista había aprobado la ponencia "Ondartzen" por la que pretendían "socializar el sufrimiento" y conseguir sus objetivos a través de la preocupación generalizada en casi todos los sectores. La pregunta "¿seré yo el siguiente?" nos la formulábamos en todo momento y especialmente cuando acompañábamos al cortejo funeral, nos reuníamos en el comité ejecutivo correspondiente o acudíamos a la manifestación de rigor..Recuerdo que en aquél apartamento de la calle Torre viví en directo las noticias de los atentados en cadena que acababan con las vidas de muchos compañeros del PP. Anneli y yo aguantamos ahí durante algunos años hasta que ella comenzó a percibir seguimientos amenazantes respecto de su persona por parte de gente del entorno radical. Al enterarme de eso puse en marcha nuestra salida del barrio antiguo de Bilbao -Anneli ya se encontraba sumida en un intermitente estado depresivo y ya fuera ese acoso sentido por ella interior o externo a su persona lo cierto era que había que poner tierra de por medio-. De forma temporal nos fuimos a vivir a casa de mi suegro, pero ese apartamento estaba ya "quemado": no nos sería posible regresar nunca más. De modo que lo pusimos en venta y empezamos a pensar en lo que se podía hacer con el ingreso correspondiente. Mi sobrino -y amigo- Alfonso Pérez-Maura intentó cautivarnos con la idea de que compráramos algo en la isla de Mallorca, así que nos invitaba a pasar una semana en "Can Maura", la casona situada en la parte vieja de Palma donde naciera mi bisabuelo, que cursaría estudios de Derecho en Madrid, casaría con una castellana apellidada Gamazo y sería -entre otras muchas cosas- en 5 ocasiones Primer Ministro en diversos gobiernos de la Restauración. Pasamos una semana memorable con mi pobre primo Ramiro, su encantadora mujer Lucía y con Alfonso. Recorrimos la isla; nos encontramos en la Cartuja con esa pintora encantadora y que lo sigue siendo Mónica Areilza y volvimos a ese Bilbao arisco y negro con las pilas cargadas. Yo ya estaba cautivado, pero en la imaginación calenturienta y depresiva de mi mujer revoloteaba aún la idea de un atentado terrorista que se cernía contra ella o contra mí -tanto daba-, máxime cuando poco tiempo antes ETA había intentado acabar con la vida del rey don Juan Carlos. Yo le decía a Anneli que existía una enorme distancia entre los 2 objetivos, pero ella se encontraba instalada en lo que no eran sino los prolegómenos de su muerte -fallecería apenas 3 años después- y no estaba dispuesta a relativizar el riesgo. Y comoquiera que habíamos pasado la entrada de los años 2.000 y 2.001 en la isla de Lanzarote y esa mezcla de roca gris volcánica, aridez y mar nos encantaría a los 2 fue allí definitivamente adonde pararía el importe de la venta del otro apartamento.
Habíamos hecho todos los papeles, representados por nuestra sobrina Cristina Aguirre, cuando Anneli me dijo en un tono no exento de gravedad:
- No sé qué pasa, pero me han llamado del Registro de la Propiedad. El registrador quiere darnos un papel y hablar con nosotros.
Así que en la primera oportunidad que tuvimos nos encaminamos a ese registro donde nos esperaba su titular, Antonio Lorenzo, que nos tranquilizaba rápidamente.
- No pasa nada. Es que hace unos meses oí a Federico Jiménez Losantos en la COPE recomendando un libro de Fernando Maura titulado "Sin perder la dignidad. Diario de un parlamentario vasco". Esa persona debes ser tú.
Asentí. Nos hicimos amigos. Antonio nos presentó a los suyos y el verano siguiente -después de un admirable trabajo de Anneli, cuyo carácter oscilaba sin solución de continuidad entre la hiperactividad y la depresión, presentaba también ese libro en la isla. Conseguimos reunir en ese acto a los representantes del PSOE, del PP y de Coalición Canaria en la zona, lo que suponía un raro encuentro solidario para los concurrentes -Antonio Lorenzo fue en su día presidente del Cabildo de Lanzarote y es padre de altos responsables del regionalismo canario-. De modo que en todas las ocasiones en que Anneli y yo nos desplazábamos a Lanzarote Antonio Lorenzo y sus amigos constituían un punto de obligada referencia. Lo siguió siendo para mí cuando -ya viudo- intenté enfrentarme a la pesada losa de mis recuerdos e integrarme de nuevo en la isla, pero la memoria se me iba siempre en los tiempos vividos y apenas existía paisaje en Lanzarote que no evocara en mí la presencia de su ausencia. Fue Sitges y la boda de mi hermano mayor la oportunidad de la alternativa y la concreción de una huída en toda regla respecto de la maravillosa isla canaria.
No he vuelto a Lanzarote, donde sin embargo tengo buenos amigos. Como Antonio Lorenzo que me llama para darme el pésame por la muerte de Pilar. "Alguien ha visto la noticia en algún sitio", me dice vagamente. "Será que han leído el artículo de Arcadi Espada en 'El Mundo'", le explico.
Y cuando concluye la conversación pienso que la carta de Arcadi era una especie de esquela dirigida "erga omnes".

4 comentarios:

Magnolia dijo...

Hola Fernando:
Acabo de ver en la pagina de UPyD que mañana daras una rueda de prensa en Mondragon para la regeneracion democratica de nuestro pais que tanto, tanto necesitamos..
Te mando toda mi energia positiva para que esa rueda de prensa sea el comienzo de algo tan anelado como es la regeneracion de nuestro querido País Vasco y para encontrar esa libertad que tanto añoramos.
Desde aqui tambien quiero condenar, de poco sirve, todos los atentados a las casas de pueblo de mis compañeros.
Fernando, mañana a coger el toro por los cuernos y gracias porqeu alguien tiene que empezar a modificar esta situacion. Gracias maitia.

Antonio Valcárcel dijo...

Estimado Fernando:

Evidentemente lo que más me ha llamado la atención, y quizás por defecto casi profesional; son los altibajos en el estado de ánimo de Anneli, tu esposa, que en paz descanse. Sin duda, y tal como indicas acerca del estado de su ánimo, son claros síntomas de la enfermedad mental bipolar.
La causas objetivas o subjetivas de sentirse perseguido por ETA concurren en el caso de Anneli en una objetividad evidente, que hace que los resortes del equilibrio psicológico se alteren.
Hoy han encontrado en el rio de Treviño (Álava) el cuerpo de un escolta privado, que dentro de poco a medida de que avance la investigación policial se descubrirá el móvil del caso; si se trata de un suicidio u homicidio.
En toda subjetividad gravitan factores objetivos (reales:somatizaciones). Anneli, sin duda ha sido una víctima de ETA. Los factores objetivos y subjetivos de sentirse perseguido han sido una constante y lo son en mi vida por los variados mecanismos de la organización ETA. Que no voy en este momento a enumerar, sólo algo: recibí carta de extorsión, visitas alertándome sobre que dirección debo de moverme, Audiencia Nacional...
Somos much@s las víctimas de un caldo de cultivo cuyos ingredientes están salpimentados de un nacionalismo feroz y destructor de todo aquello que no suene a txistu y tamboril.
Yo he leído varias de tus obras literarias de las cuales algunas están dedicadas por tu puño y letra. Son obras que he leído con atención; donde se me han disparado muchos de mis sentimientos solidarios por todos aquellos que sufren y sufrimos la amenaza objetiva o subjetiva de ETA.
Durante más de un mes he estado ausentado por motivos vacacionales en la tierra extremeña: Mérida y Campanario, orígenes genealógicos de mi esposa. Las personas y familiares con los que tratamos no comprenden nada de lo que aquí sucede. Uno de ellos llegó a alardear de que Txiki Paredes; el legendario terrorista era de aquella tierra y concretamente del pueblo, Castuera. Otro de los asistentes dijo: -"Mas le hubiera valido de no haber nacido a tal elemento.

Pedro José Chacón Delgado dijo...

Hola Fernando.
Yo normalmente no suelo comentar las entradas en las que te refieres a tus sentimientos y a tus vivencias personales. Prefiero hacerlo cuando entras en temas políticos o histórico-sociológico-políticos, digamos así, donde creo que puedo aportar algo.
Pero por una vez, y sin que sirva de precedente, te diré que no porque no comente tus entradas más, digamos así, personales, no quiere decir que no las lea con interés.
Te diré que cuando las leo me quedo anonadado, como flotando. Triste, muy triste. Pensando si lo que leo es cierto o no (no lo pongo en duda, entiéndeme): en realidad es como si no lo pudiera encajar en mi vida, como si no existiera algo así, como si no fuera posible algo como lo que a ti te ha ocurrido.
No sé, es tremendo. Entiendo que necesites contarlo, entiendo que necesites decirlo. Y yo te leo, detenidamente, y me quedo como flotando. ¿Es posible que sucedan cosas así? me pregunto a mí mismo. Pues sí, parece ser que sí. Y no sé como encajarlo en mi vida o si conviene o no encajarlo. Contándolo tú, leyéndolo los demás, creo que interiorizamos la posibilidad de que estas cosas ocurran, ocurren. ¿Pero cómo entenderlas, cómo sentirlas cuando no te pasan a ti, cuando no le pasan a uno mismo? Hay una humanidad doliente, sentiente que recibe los golpes más absurdos de la vida y que está ahí, al lado nuestro. Con esa humanidad tan cerca de nosotros no podemos decir que la vida sea sólo la que estamos viviendo nosotros, ajenos a esas otras zozobras, ajenos a esas otras fatalidades, desgracias de la vida.
Hay muchas formas de buscar consuelo en el dolor, pero para intentar buscarlas quizás lo primero sea sentir el dolor en carne propia. Los seres humanos no sabemos mucho de eso, me temo. No nos han educado para sentir lo que no sentimos, lo que no sentimos pero sienten otros semejantes. No nos han educado en la piedad, en la compasión. En cambio sí nos han educado en luchar por la vida, en salir adelante. Y no sé yo, a estas alturas, si el rumbo de la educación está bien puesto así. Porque cuando vienen las desgracias (que no vienen solas, como se suele decir) es cuando el individuo tiene que empezar a sacar todos sus recursos a flor de piel, ponerlos todos delante para ver cómo puede salir del momento infame que le ha tocado vivir.
Hay quien no puede salir entonces, hay quien no sabe salir entonces.
Tú parece, Fernando, que sabes salir, que puedes salir, que nos estás contando lo que has vivido.
Y entonces es difícil, leyendo tus entradas, decir nada al respecto, contestarte. Por eso no suelo entrar, aunque te leo lo que dices. Porque lo que dices es tan tremendo, me deja tan anonadado que sólo te leo y me quedo pensando, como flotando en el aire, tragando saliva, con la mirada perdida, pensando en los míos, mis seres queridos, mis dos hijitas, mi mujer...

Algunos pájaros errantes dijo...

@Gracias, Magnolia. En el momento en que contesto a tu comentario ya se ha producido la rueda de prensa. Espero a conocer el resultado que ha tenido.
@Antonio. Bienvenido en tu regreso. Espero que este mundo vasco te resulte leve.

2Pedro José. Te agradezco muchísimo tu comentario. Sólo quiero decirte que el escribir acerca de estos asuntos es una especie de exorcismo de mis demonios particulares. Si además os resulta de alguna utilidad estaré encantado. Por otra parte, soy de los convencidos de que siempre hay que mirar la vida desde la perspectiva más positiva, y siempre existe esa mirada.