Germán Yanke ha escrito un artículo en "ABC" en el que se hace eco de la posibilidad de que UPyD pueda obtener representación parlamentaria en las próximas elecciones generales. Empezaré por agradecer el comentario, que se encuentra por otra parte avalado por encuestas publicadas y privadas: es tal la sequía informativa que nos rodea que parece haberse establecido como nueva regla de buena crianza o de uso de lo políticamente correcto en España el no referirse a este partido. Claro que Germán Yanke se toma muy en serio a sí mismo -¿demasiado?- y repite hasta dos veces en su artículo que es preciso no confundir la mera posibilidad con su cumplimiento, eso de la equivocidad de los pronósticos que es lo único cierto cuando se pone uno ante su propia bola de cristal. Y es que por lo común el yerro es en los mercados de futuros de la política bastante más frecuente que el acierto.
Germán Yanke es un liberal que decidió observar el ruedo vasco e hispánico desde la barrera. Lo formularía en el otoño de 1.982, cuando un grupo de liberales bilbainos -cuatro y el tambor- nos resolvimos integrar la llamada sopa de letras en las elecciones de ese año bajo la marca del PDL, partido que presidía entonces Antonio Garrigues Walker. Fueron los comicios que acabaron por mucho tiempo en España con las posiciones del centro moderado y abrieron la puerta a un modelo de bipaartidismo imperfecto, en el que PSOE y AP recorrían casi todo el espectro político, dejando un limitado espacio al pequeño partido que luego fundara Adolfo Suárez con algunos de los vestigios del naufragio que se llevaría por delante a UCD.
Germán Yanke no quería que el diminuto Partido Demócrata Liberal vasco participara en aquéllas elecciones. Le recuerdo en la diminuta sede de que disponíamosen la calle Henao de Bilbao. Germán Yanke explicaba su tesis que bien pudiera expresarse a la manera de las antiguas máximas:
- Antes de ir a unas elecciones hay que hacer el partido.
Pero se trataba de la evocación de un interminable círculo vicioso, nunca un partido se encuentra lo suficientemente maduro para confrontarse con los otros, y al contrario son las elecciones las que lo maduran. Porque las elecciones son para los partidos lo mismo que las bicicletas lo son para el verano -en el afortunado título de la película de Jaime Chávarri-. Uno puede crear una plataforma -un club político- y no tiene por qué presentarlo a las elecciones; desde el momento en que se determina la fundación de un partido esa decisión debe operar con todas las consecuencias y, en política, las elecciones constituyen la más palmaria de las consecuencias que son esperables para un partido. El caso contrario -un partido que no se presenta a unas elecciones- se parece bastante a un enfermo en fase de irreversibilidad terminal. Ejemplos de lo que digo pueden encontrarse a miles, y como para muestra sirve con un botón, en la escena política vasca podemos fijarnos en la trayectoria de Unidad Alavesa, que acabaría coaligándose con el PP y pidiendo el voto para ese partido para luego desaparecer.
Cuando creamos UPyD sabíamos de la dificultad del proyecto, intuíamos las dificultades de financiación -quizás no de forma tan descarnada como ahora se presentan- y acertábamos con los espacios de sombra informativos que se cernían en nuestro entorno. Pero descubrimos el insustituible capital humano que recibe el calificativo de la ilusión y nos hemos lanzado al que pretendemos nuevo ruedo hispánico asumiendo la confrontación con los viejos partidos.
En 1.982 éramos conscientes de nuestra pretensión: regenerar el centro político en el País Vasco y contribuir a hacerlo en el espacio nacional desde un ingrediente liberal. Ese objetivo se consiguió en el año '96 y obtendría mayoría absoluta electoral sólo cuatro años después. En el País Vasco, de la mano de los socialistas y de los movimientos cívicos, estuvo a punto de conseguirse en el año '91.
Hoy nuestro objetivo consiste en regenerar la vida política española desde la transversalidad. El liberalismo que otros arrojaron a la cuneta -¿consistía, ahora que estamos en Carnavales, sólo en una máscara que ocultaba sus verdaderas intenciones?- vuelve a constituirse en ingrediente fundamental del proyecto.
Como en 1.982 los hay quienes han preferido aguardar en sus cuarteles de invierno a la espera de lo que digan los electores. Otros, como Germán Yanke, han optado por ejercer su liberalismo desde la letra impresa en los medios de comunicación. Hay tantas velas como palos que las soporten. Y eso apenas importa. La clave de este asunto –cpmo de la gran mayoría-- es que todos conozcamos el nombre del mástil que hemos decidido aguantar.
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10 comentarios:
El mundo no es blanco o negro, existe una amplia paleta de colores. Y en mi opinion nadie tiene la legitimidad para repartir carnets de liberales o democratas.
Cada dia estoy mas convencido de que te crees el ultimo baluarte del liberalismo español, y que la unica formacion que puede ser liberal es aquella e l aque tu estas. Eso sin contar las descalificaciones, que si bien camufladas, viertes contra el PP. Que dificil suele ser el dejar de disfrutar del cohce oficial y que esfuerzos hay que hacer para mantenerlo.
Ok,seguimos en contacto.
Podrías actualizar la hora en tu blog?
Un abrazo.
www.mariaseco.blogspot.com (Tengo que promocionarme...)
Tambien yo te invito a leer y escribir en mi blog.
Y te contestaré por supuesto
Fernando a mi mola lo que dices y lo que haces, es mas, me encanta esa facilidad de palabra sobre todo para escribir y con esa historia. Historia que a muchos les parecera un tanto rara, pero que a mi personalmente me parece increible, es decir, la madurez que se va adquiriendo con las experiencias, las desilusiones, las alegrias y sobre todo en este mundo, en el mundo de la politica.
Yo soy una apasionada de las "batallitas" (sin ofender a nadie), siempre me han gustado por eso te pido que nos cuentes alguna mas.
Cuidate, muxus para ti y los tuyos.
Dos comentarios:
_Respecto a lo que escribe Fernando poco puedo decir ya que es historia que no he vivido de cerca pero tu lo dices y yo te creo.
_El comentario de Peter no me ha gustado, no me gustan las insinuaciones soterradas, por lo que he ido a tu blog y ahí ya he comprendido que no estás demasiado abierto a la poesía, a la comunicación, en definitiva que si con 18 años no reivindicas tu libertad de expresión entre muchas otras cosas ¿qué esperas de la vida?
Peter, antes que nada gracias por escribir. No creo que puedo decirte mucho más, porque entraría en un juego que que en absoluto creo que está en mi estilo. Por otra parte no pretendo que todo el mundo esté de acuerdo conmigo.
Gracias Mar, pero mi torpeza habitual me hace ignorar la forma en que se cambia la hora en este trasto. Te prometo visita y escribir lo que se me ocurra. Un abrazo.
Gracias Magnolia, eta muxu bat ere -o como se diga en euskera.
Blanca, en eso de la libertad de expresión no es que seamos muchos, pero por lo menos ya somos dos. Gracias por tu interés y tu defensa, pero te diré que no me lo tomo tan a pecho: con 18 años se tiende a ver las cosas de una forma más radical que con 52. Empiezas a obserfvar "la costa del espanto" de la que hablaba Neruda y eso ya es bastante duro. Un beso y hasta siempre.
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