jueves, 21 de julio de 2011

Intercambio de solsticios (217)

- Llegado a este punto debo hacer un paréntesis sin el cual sería imposible entender buena parte de esta historia –anunciaba equis con la grandilocuencia en él acostumbrada.
Jorge Brassens dibujaría una mueca en su cara que venía a decir “continúa”.
- Las relaciones entre hermanos son siempre difíciles –empezó equis-. Y las de la familia Jiménez no lo eran menos. Carmen pasaba por ser en su familia el elemento clave que bien pudiera haber unido a una parentela larga y complicada. Pero en realidad era, más bien es, una mujer con excesiva tendencia a entrometerse en las cosas de sus hermanos y a hacerlo por detrás. Y tanto Raúl como especialmente Leonardo habían tenido cumplida cuenta de ese tipo de actuaciones por parte de su hermana. Bien. Eso queda dicho y se acabó el paréntesis. Es verdad que podría ilustrarte con algún ejemplo de sus intervenciones que te dejarían materialmente helado, pero no creo que sean básicos para entender esta historia.
- De acuerdo. Registrado –aceptó Brassens.
- Retomo entonces la historia. Leonardo se resistía al principio a esa posibilidad; la de que ambos informaran a Carmen . Le tenía pavor a dos cosas: a que la información se difundiera, por la pérdida de control sobre la misma, y a que el canal de difusión de esta fuera precisamente su hermana Carmen, de la que desconfiaba abiertamente. Pero Raúl le convencía con el argumento de que era necesario tener a alguien en el lugar de los hechos que estuviera enterado de la situación y pudiera controlar los acontecimientos si estos tomaban un giro inesperado. De modo que convinieron en que aprovecharían la primera oportunidad que estuviera en su mano para contárselo.
- ¿Eso fue todo? –preguntó Brassens.
- No. Decidieron que se pondrían en marcha. Raúl hablaría con un detective de su confianza y Leonardo explicaría a Salvador de Vicente las decisiones que habían adoptado a raíz de la conversación de Leonardo con su común primo Pablo.
- ¿En la que Pablo de Vicente venía a amenazar a Leonardo?
- Sí, Pablo, el hijo de Santos y hermanísimo de Juan Carlos, el forrado. Ese que no quería para nada reunir a la familia… -recordaría equis.
- - Así que la piedra empezaría a rodar –declaró Brassens en el afán de síntesis que en él resultaba característico.
- Y en plena ladera de una montaña recubierta de nieve –agregaría equis, desplegando toda la literatura de que era capaz.

1 comentario:

Sake dijo...

Es mejor guardar nuestra independencia en los juicios y opiniones y no depender de los de otros.