Bilbao, 26 de enero de 2003
Querida Lorsen:
Hoy me encuentro algo mejor –o bastante mejor que ayer-. Es curioso que en una persona que ofrece, según dicen, la sensación de que siempre se encuentra igual –algo así como el Peñón de Gibraltar, siempre ahí, siempre inmutable, como decían de Gary Cooper, “tauro”, como yo- sin embargo sufra en su interior tantos cambios en sus estados de ánimo.
Pero es que el acto de ayer, de “¡Basta Ya!” salió fenomenal. Tenías que haberlo visto. Además que la persona que yo sugerí para que interviniera, Kosme Luzarraga, un militante de EA, ha salido en “El Correo” de hoy como el gran protagonista, la novedad del acto.
La Casilla se llenó –no la había llenado el lehendakari en su comparecencia para explicar –y a golpe de talonario- su célebre plan por el soberanismo. Quizás el acto resultó un tanto largo, sobre todo para la gente que lo seguía de pie. Pero hay que decir que nos ha dado moral para sobrellevar el difícil año electoral que tenemos por delante.
Bècaud se subió a mi cama poco después de acostarme, y se ha pasado casi toda la noche conmigo. Ahora mismo está comiendo algo, por primera vez durante el fin de semana.
Esta mañana he acudido a la misa de Maruri, de Jaime Larrínaga. Desde luego que éramos casi la totalidad los que veníamos de fuera. Jaime se ha quejado de que dos feligreses se han reunido con él para decirle que este año ninguno de los padres ha aceptado que les dé él a sus hijos la primera comunión. Esos padres aseguraban hablar en nombre de todos, pero a Jaime le constaba que no era así, que algunos estaban de acuerdo. Ya sabes que el miedo es un material, a veces invisible, pero en todo caso consistente, que lo ahoga casi todo en este país. El final de la misa ha resultado triste: Jaime ha dicho que él quiere a todos los vecinos de Maruri, con independencia de su ideología, pero que existe odio en el pueblo. Que le han reprochado que sólo dice una sarta de mentiras:
- Si soy un mentiroso, ¡que me digan en qué cosas he faltado a la verdad! Si he hecho daño a alguien, ¡que me acusen ante los tribunales!
He visto a mucha gente. He charlado con Vidal de Nicolás, un buen rato. Estaba Pilar Aresti, Marisa y Masallo Allende, Begoña Castellanos, Javier Rojo, Carlos Iturgaiz, Antonio Basagoiti... Y Teresa Hermana, con la que he hablado un momento sobre Pilar. Luego le he dado un abrazo a Jaime Larrínaga, que me ha pedido que le dé recuerdos a Pilar. Le he dicho que estoy intentando mantener una reunión con Rouco, y le ha parecido bien. Luego he visto a Kosme Luzárraga, que estaba bastante satisfecho de lo que había aparecido en la prensa. Me ha presentado a su mujer, y cuando le he dicho:
- Espero que no me tomes demasiado a mal la embarcada de ayer a tu marido.
- No te lo tomo en absoluto a mal –ha contestado con una sonrisa. Y luego Kosme ha añadido:
- Mi mujer no es nacionalista.
Ha sido la contra-manifestación de todos los domingos. La Ertzaintza tomaba imágenes nuestras y sólo nos observaba a nosotros desde el anonimato de sus verduguillos que les tapaban la cara. ¿Tan peligrosos nos hemos vuelto? Pero luego los informativos han anunciado que los nacionalistas han decidido desconvocar su concentración. Creo que estamos ganando –o es que a lo mejor le llega una orden fulminante a Jaime para que abandone su parroquia-. Nadie sabe de lo que pueden ser capaces estos ”nazis”.
Pilar estaba bien. Me ha recibido bastante mejor que ayer. Pero todavía puede poner un gesto raro si le digo que vamos a ver una foto en la que salimos los tres. En ese sentido tengo la misma sensación que ayer, aunque mitigada por la alegría de nuestra hija.
Hoy ha salido la esquela de Rafa Garamendi. El funeral será mañana.
De momento nada más puedo decirte. Sólo que sigo pensando en ti y en que no hayas vivido estos dos días de emoción, de altura y de dignidad por parte de cierta gente. Son instantes que compensan por otros tantos de tristeza que tú misma, que tantos otros, hemos tenido que soportar.
Hoy es uno de esos días en que la máquina sólo sabe cantar: “Ganaremos. Esa victoria la veremos algún día”. Ese día en que brindaré contigo, por lo que tú también trabajaste –aunque lo hicieras, y sabes que no lo digo presuntuosamente, sobre todo porque yo estaba ahí, metido en ese fregado.
Como siempre, un beso, y hasta la próxima oportunidad. No dejes de cuidarme, si te es posible. Aunque si así fuera estoy convencido de que tienes revolucionada a toda la cohorte de santos –incluido mi tío bisabuelo Miguel Maura, a quien al paso que vamos no canonizaremos ni en otras tres generaciones más.
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1 comentario:
Sabes que participo y que me muevo por causas que merecen la pena ya lo sabias cuando estaban aqui y ahora desde la distancia ¡cómo no vas a recordarlo!.
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