Carlos Martínez Gorriarán me ponía un correo en la tarde del viernes: “¿Puedes asistir a un acto en el Palacio del Congreso el lunes por la mañana? Rosa está en Melilla. Se trata de una Proposición de Ley en apoyo a las víctimas del terrorismo acordada por todos los grupos. Como no eres diputado no tienes que intervenir”.
Comprendo que en la vida me ha tocado muchas veces eso de ser “convidado de piedra”, por lo mismo ya sé que en determinadas circunstancias los silentes pasan a ser parlantes, así que pensé en que a lo mejor convenía tener algo preparado.
Fran Jerez me acompañaba ese lunes al Congreso. Fran es persona bien conocida allí, de modo que una vez que proporcionaba las correspondientes instrucciones me entregaban una pegatina que yo me ponía sobre la chaqueta.
No fueron puntuales los diputados, pero fueron apareciendo. Pude ver cómo Alfonso Alonso, viejo conocido en los avatares vascos desde su alcaldía vitoriana, pasaba a mi lado sin dedicarme comentario alguno: la invisibilidad es una característica de los marginales, pensaba yo. Pero, una vez concluido un intercambio de pareceres con Fran Jerez me dirigía yo al encuentro del diputado alavés, que ya pudo reconocerme.
Muy poco después se formaba el grupo. Presidía José Antonio Alonso. A su derecha –como mandan los cánones- Soraya Sáenz de Santamaría; Josu Erkoreka y Gaspar Llamazares. A la izquierda del portavoz socialista, Josep Antoni Durán i Lleida, yo mismo y el diputado de UPN, Salvador.
Hablaron los primeros, hasta el diputado de Izquierda Unida. Una vez hecho lo cual, oigo que el catalán dice: “Bueno” y la reunión empieza a disgregarse.
Pero el diputado navarro afirma: “Nosotros también queremos decir algo”. Y los que ya habían hecho uso de la palabra me franquean el paso.
Empiezo por presentarme. Está claro que nadie me conoce allí. Digo que me felicito y felicito a los demás grupos por la iniciativa adoptada. Digo que la palabra que hoy estamos pronunciando es la de “unidad”. E insisto en que esa misma unidad la debemos mantener en todo momento, especialmente ahora que se está rumoreando la existencia de contactos con la banda terrorista. Y pido que esta unidad la mantengamos también en contra de los causantes de las víctimas. “Ningún contacto con ellos, nosotros estaremos vigilantes”, aseguro para terminar.
El diputado de UPN termina el turno de intervenciones.
Saludo de nuevo a Alfonso Alonso y le entrego una tarjeta, por si quiere que nos veamos en algún momento. Salgo del Congreso y sigo con mis cosas. Fran Jerez me envía un par de correos con las repercusiones que ha tenido mi intervención. El diario ABC, en su edición digital, asegura que en el momento en que pronunciaba mis palabras, el diputado catalán cabeceaba negativamente.
Hemos construido un sistema de lo políticamente correcto que, si se piensa con algún detenimiento, es lo más incorrecto que pueda existir. En este parlamento español es muy frecuente que cuando toca escuchar se abuchea, cuando toca hablar se insulta o se pronuncian las más variadas majaderías… pero cuando toca la unidad nadie puede salirse del guión.
Bien. Es muy posible que yo haya sido políticamente incorrecto al hacer un aviso para navegantes. Pero esa es la realidad: Eguiguren no para de referirse a las soluciones políticas y la respuesta del PP y del conjunto de la oposición –salvo UPyD, claro- de tan moderada que está siendo parece coincidir con el socialista guipuzcoano.
Y esa mañana –permítanme la licencia y reconociendo la distancia- me sentía un poco como debiera sentirse don Antonio Maura a escasos pasos de donde yo hablaba, cuando decía que al gobierno sólo le hacen falta “luz y taquígrafos”.
Y es que hay muchas verdades calladas, demasiadas; muchos silencios ensordecedores, excesivos en esta política española de lo simplemente conveniente.
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1 comentario:
Quizás aunque no lo parezca decir lo que uno piensa pude ser más dificil de lo que a primera vista pensamos y creemos.
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