miércoles, 15 de julio de 2009

Intercambio de solsticios (21)

Chamartín, 15 de febrero de 2.013

Querida Natalia,

Hace ya mucho tiempo que no he tenido oportunidad de hablar contigo. Este, que se había convertido en el siglo de la comunicación, ha cambiado totalmente de signo desde que la crisis se desbocó y no hubo quien le pusiera freno. Ya no existen compañías de teléfonos, no hay fax, correos electrónicos ni Internet y el servicio oficial de Correos ha desaparecido. Por eso no sé muy bien si te llegará esta carta, la lleva consigo mi primo Iñigo Herrerías que ha conseguido -no sé cómo- unos bidones de gasolina para viajar a Bilbao. Tampoco sé muy bien si conseguirá Iñigo sortear las partidas de maleantes que se dice asolan las carreteras -aunque me consta que va armado- ni si le permitirán avanzar los socavones de la carretera -debidos a la ausencia de mantenimiento y a su mal uso a base de barricadas incendiarias en cualquiera de sus tramos-. Y tampoco conozco muy bien cómo están las cosas por Bilbao, si existe la ciudad o se ha convertido en diversas Repúblicas -una al menos por barrio, y en tu caso la de Abando-, si sigues viviendo allí o en Castro y si Castro es Castro o se ha organizado de otra manera. Son muchos, demasiados condicionales.
Todavía recuerdo la última vez que hablamos. Fue en el mes de enero de 2.009, en el día de tu cumpleaños -o el día anterior, porque creo que me anticipé-. Me decías que te marchabas a vivir a Castro y que cuidabas de una señora mayor. Meses después se me iba el móvil con los pantalones a una lavadora y toda su información se había hecho agua.
4 años después el mundo ha cambiado mucho. No ha sido necesaria la Tercera Guerra Mundial -quizás porque los gobiernos sentían terror unos de otros- pero tengo la sensación de que lo que está ocurriendo es bastante peor. Han desaparecido los institutos de estadística, ya sé que había quien los despreciaba -Disraeli decía que había 3 clases de mentiras: las mentiras, las mentiras jodidas y las estadísticas- pero medían algunas tendencias y adjudicaban proporciones. Y lo hacían hasta que los periódicos de papel dejaron de pagar a sus proveedores y estos se iban a la quiebra con sus clientes, lo mismo que los digitales y las radios y las televisiones. Por un tiempo seguirían viviendo las públicas, pero eso fue pan para hoy...
No sé cuántas muertes se han producido desde que la crisis quedaba fuera de control, pero es seguro que han alcanzado a cientos de millones de personas en todo el mundo. El hambre, la falta de asistencia sanitaria, los asesinatos a consecuencia de delitos comunes...
Y todo ocurría con mucha facilidad, por lo menos eso creo. Hubo un momento, quizás cuestión de semanas, en que centenares de miles empresas dejaron simplemente de existir; sus trabajadores se encontraban las fábricas y los centros de trabajo cerrados. Y eran millones de personas los que ya no tenían dinero para pagar las hipotecas. Y los bancos no sabían qué hacer con tanto ladrillo y sus clientes retiraban sus efectivos cuando aún estaban allí y al final cerraban también. Las demandas se apelotonaban en los juzgados y las denuncias inundaban las comisarías de policía. Cuando las coberturas del paro cesaron -por el paso del tiempo o por la falta de dinero- y las ayudas sociales también y no se pagaban tampoco las pensiones, la gente, exasperada, entraba en los parlamentos y en las sedes de los gobiernos y lo devastaba todo. Era como habíamos visto en Argentina con el "corralito"..Cayeron los gobiernos en tanto que las oposiciones se combatían a sí mismas. Hubo quien se aprovecharía de la circunstancia y ocuparía esos despachos, pero eran los mismos políticos de la "vieja política" travestidos en alborotadores y sabían cómo gobernar dando la espalda a la gente y a sus problemas, pero quizás por eso no consiguieron la confianza de los ciudadanos y, sin dinero ni ideas, para cuando se producía la segunda embestida popular ya habían huido todos.
Entonces llegó la anarquía. Ya no había ley, porque no había quién mandara ni quién la pudiera imponer. Yo siempre he pensado que los españoles no llevamos la ley dentro de nosotros, como les ocurre a los ingleses o a los suecos, que aquí somos más bien dados al refrán que dice "hecha la ley, hecha la trampa", así que quienes dejaban de pagar sus hipotecas se compraban una pistola en ese mercado negro que lo invadía todo y volvían, ahora como "ocupas", a sus primitivas casas.
Y para mantener el orden se organizaban, primero en manzanas de calles, luego en barrios, como ahora.
En este de Chamartín, Natalia, se ha formado un Comité de Distrito que trata de coordinar todos los servicios, la defensa del barrio, el primero, con los voluntarios que se han prestado a ello y el "sheriff" que hemos designado a propuesta de los vecinos; cobramos un dinero -que en realidad lo constituyen horas de trabajo o cosas, con los euros hace tiempo que no se hace nada- y con ello atendemos a las necesidades básicas de la gente de Chamartín; administramos justicia valiéndonos, un poco del sentido común, otro poco de algún Código Penal o Civil y funcionamos por el procedimiento que se llamaba antes de "Concejo Abierto" y que hoy bautizamos como "Asamblea de Vecinos", aunque ya hay quien piensa que sería mejor dividir el barrio en 5 o más departamentos y asociarse por arriba o de elegir a unos regidores o concejales para que dirijan los asuntos comunes. Hay que decir que -por lo menos en nuestro caso- existe un procedimiento democrático, en otros sitios los que mandan son una especie de "señores de la guerra", jefecillos de las mafias locales que imponen su poder mediante el terror.
Por suerte este era un barrio acomodado y nos faltan médicos para curar a los enfermos, profesores para dar clases, ni gente emprendedora para organizar negocios. Pero tenemos que exportar esa mano de obra cualificada para importar alimentos y horas de trabajo para tareas de limpieza, enfermería y otras. Hay hasta algún ingeniero que ha ideado una pequeña central eléctrica que nos proporciona luz en algunas horas del día y con eso tenemos para calentar el agua que también vamos consiguiendo a través de un depósito-depuradora elevado, construido sobre el nivel de las viviendas.
Aquí somos casi todos de aluvión, como ha ocurrido en el Madrid de los últimos tiempos. Por eso me viene preocupando mucho que se desarrollen también aquí las viejas prácticas que se manifestaban en otros pagos: y me refiero a las tribales. Y ya hay quien empieza a decir que los de Chamartín somos mejores que los demás y unas cuantas chorradas de ese estilo. Tenemos fronteras y aduanas con los barrios limítrofes, hay quien apuesta por crear realidades políticas, sociales y humanas más amplias y quienes optan por otro tipo de fórmulas: lamentablemente, todavía vivimos lo ajeno más como un peligro que como una oportunidad..
Poco a poco vamos organizando también el ocio: Hay ya un equipo de fútbol y un grupo de teatro que representa a los clásicos -Lope, Valle o García Lorca- y obritas para los niños, un poco de Zarzuela y para de contar. Entra -o se cultiva por aquí, lo desconozco- tabaco, hachís -y supongo que alguna droga más fuerte-, se destila algún alcohol o se compra y la gente mayor puede encontrar consuelo en algún aprendiz de cura que ha salido de las catacumbas después de que todo parecía el cumplimiento del nefasto designio bíblico del Apocalipsis final. Y, para la gente que padece trastornos psicológicos existen psiquiatras. Lo que tenemos son pocas medicinas y mucha gente se nos muere en los hospitales que muchas veces se dirían desolados. Estamos trabajando en todo eso.
Como ves yo intento echar una mano en el Consejo de Distrito, donde ninguno de nosotros trabaja a tiempo completo. El ambiente es bueno pero el trabajo es agotador, porque está casi todo por hacer. En ocasiones esto parece el paisaje después de la más devastadora de las batallas.
Bueno, Natalia. Espero que las cosas vayan mejor por allí. Si tienes alguna oportunidad escríbeme todo lo largo que puedas, contándome lo que pasa en ese lugar que ya hace algún tiempo me vio nacer.
Y, como siempre, te deseo todo lo mejor.

Un beso,

1 comentario:

Sake dijo...

¿Es un escrito o es una fotografia?, salvando las distancias, su escrito me sirve para ahora mismo, me sirve para UPyD. Bueno la imaginación es libre, pero toca todos los puntos y los pone encima de las ies. D. Fernando tratamos de construir y a la vez de destruir, es nuestro sino. Somos seres limitados, pero quizás necesitamos de crisis, de crisis serias para dar lo mejor de nosotros mismos, necesitamos retos para levantarnos con más fuerza. D. Fernando sus escritos acompañan, dan cobijo y refugio ¡Oh los libros!, que buenos amigos, cuanta compañia y cuanto enseñan.