jueves, 19 de enero de 2012

Intercambio de solsticios (308)

- No sé qué decirte –empezó Cardidal, observando directamente a su teórico subordinado.
Juan Carlos Sotomenor repasaba unas notas en las que parecía existir una relación de nombres. No contestó a su en apariencia jefe.
- Tampoco sé si me escuchas –siguió, en el tono amargo que caracterizaba su más reciente discurso, Leoncio Cardidal.
- No sé si te escucho –dijo el jefe de la policía de Chamartín embebido en sus reflexiones-, pero te oigo.
- Entonces a lo mejor te queda algo de lo que digo… Me pregunto qué hago yo en este asunto… -dijo Cardidal.
- ¿Qué haces tú en qué asunto? –preguntó distraidamente Sotomenor.
- En esto que te traes entre manos –dijo Cardidal, en quien el enfado iba progresivamente ganando a la amargura.
Sotomenor dejó en un lado de su mesa el papel para encararse con el Consejero.
- ¿Tú has visto lo de Jacobo Martos? –le preguntó.
- ¿Lo de Jacobo? –contestó asombrado Cardidal con otra cuestión.
- Sí, lo de Jacobo. ¿Has visto cómo está?
- Claro –observó el Consejero-. Le hemos apartado de la presidencia efectiva del Distrito.
- Dirás mejor que le “he” apartado de esa presidencia –matizó Sotomenor.
- Bueno –concedió Cardidal-. Está claro que sin ti no se podía haber realizado el golpe de estado, pero me admitirás que ha sido un trabajo en equipo.
- Si lo quieres ver así… -observó con displicencia cierta Sotomenor.
Cardidal pareció satisfecho con las medias palabras de su segundo. Así que continuó.
- Bueno. Creo que tendríamos que ir a por Brassens –afirmó.
- No sé qué manía te ha entrado con lo de Brassens –protestó Sotomenor-. Ya te he dicho que los que iban a por Brassens están volviendo a la base.
- Pues se les puede decir que vuelvan. Es decir… -empezó Cardidal.
- Sí, ahora les vamos a tener como una peonza –indicó Sotomenor-. No va a ser así, además…
- … Que creo que deben volver a la casa de Brassens y traerlo detenido hasta aquí –terminó Cardidal.
- … Que son necesarios para la operación que tengo prevista –concluía a su vez Sotomenor.
Los principales responsables de Chamartín se habían interrumpido entre sí. Apenas habían comprendido lo que uno y otro decían.
Se hizo un largo silencio que Cardidal rompió finalmente ante un Sotomenor que se había vuelto a concentrar en sus listados.
- Tengo que decirte que no autorizo esa operación –declaró finalmente.

No hay comentarios: