viernes, 29 de enero de 2010

Algunas incidencias en la presidencia de la Unión

El presidente español ha llegado a su cita de la máxima representatividad a que puede llegar un jefe de gobierno en ejercicio de un país europeo –la presidencia de la unión- en un mal momento. Acostumbrado a resistir sin poner en práctica ninguna política que merezca ser denominada como tal, ahora tiene que marcar sus posiciones en un terreno que nadie conoce muy bien, que es el de la puesta en práctica del Tratado de Lisboa. Lo que pasa es que han empezado a marcarle otros las suyas. Una de las características de Lisboa es que ahora tenemos Presidente del Consejo, puesto al que ha ascendido un político pragmático, oscuro y –en el peor sentido de la palabra- maquiavélico: el belga Herman Van Rumpuy, de quien se dice filtraría una carta para eliminar –se entiende que políticamente, esto no es Florencia, ni el flamante presidente europeo Catalina de Médicis- a un adversario.
De modo que cuando nuestro simpático presidente español ha pedido hacer una cumbre de presidentes en Madrid, el presidente de los presidentes ha decidido que en Bélgica. “Este territorio es mío”, parece decirle Van Rumpuy a Zapatero, lo mismo que un teckel a un bulldog que le doble de tamaño, aunque no en fiereza.
Tampoco le ha dejado que su inseparable Moratinos le asesore en las cumbres. Y Zapatero que va por la vida ligero de equipaje, en otro sentido del que decía el poeta, no tiene más remedio que improvisar. Perspeciva que no me hace especialmente feliz.
Eso sí, los señores de la City están un tanto nerviosos. A este hombre le hemos quitado la presidencia y los asuntos exteriores –propiedad ahora de una baronesa británica de izquierdas, Catherine Ashton- ¿pero qué puede hacer con el sistema financiero europeo? Creen ellos que, peligro –privado- español como es Zapatero, puede convertirse en peligro –público- europeo si se pone a reformar el sistema. Pienso que a los habitualmente bien informados británicos les falta perspectiva en este caso: Zapatero huye de las reformas como el gato escaldado del agua fría. Y si no al tiempo. Claro que, después de escritas estas letras –pero antes de su publicación- tengo noticia de que, en el Consejo de Ministros de hoy mismo, el Gobierno tiene previsto iniciar el trámite para retrasar la edad de jubilación. Ya se ve que cuando se le ven las orejas y las fauces al lobo…
Ya se sabe que Zapatero no habla tampoco alemán, pero tiene una oportunidad para encaminar las relaciones españolas hacia el puerto más confortable de Berlín que el de París. Una política europea basada en un núcleo duro de países que la lideren es la única solución de contraste a la arquitectura mundial que se está construyendo y que establecerá su casa una vez que se vaya superando la crisis. De momento, los habitantes del edificio son los G-2 –Estados Unidos y China- más los países emergentes. Ahí no está todavía Europa, con lo que España ni siquiera existe. Urge articular ese núcleo duro y urge que España se acerque a Alemania.
Claro que nuestro presidente ha tenido la habilidad de pisarle el zapato a los germanos con esa feliz ocurrencia de sugerir sanciones a quienes derrochen el dinero público. Es un profesor perdido para la docencia, desde luego.

1 comentario:

Sake dijo...

-Yo europeos os voy a conducir a las más altas cuotas de prosperidad con pleno empleo, felicidad para todos, doblaré también los sueldos y las pensiones, alargaré vuestra media de vida siendo todos más alegres........
-Jose Luis despierta ¡acaba de sonar el despertador!.
-Ya decia yo......joder...en fin...