martes, 10 de noviembre de 2009

Si Valentín González –es un nombre figurado- tuviera que definirse de alguna manera sería la de un hombre que se ha hecho a sí mismo.
Desde que lo conocí, en aquellos tiempos de la ejecutiva de las Juventudes Socialistas, hasta el reencuentro de estos últimos años, Valentín ha adquirido un cierto tono profesoral al que una melena larga y lacia y el afeitado del bigote han contribuido decisivamente.
Valentín me dice que se confunden quienes piensan que esta crisis la corregiría una devaluación, como ocurría con la extinta peseta. Lo que corregían esas medidas eran más bien pérdidas de competitividad, lo que no es el problema actual –asegura-. El problema es que no hay consumo, y no lo hay porque los bancos no prestan. Y los bancos no quieren prestar porque no pueden. La concesión de créditos de la banca se producía tradicionalmente sobre los activos puestos por los clientes en sus cuentas. Pero el “boom” –la burbuja- se ha producido con financiación exterior, no interna. Y eso lo sabían todos, incluídos esos que ahora denuncian nuestra crisis –según Valentín-. Ahora la banca deberá situarse en términos de rentabilidad, pero para ello debe operar el rescate del Estado. Según González, las cifras aprobadas por el Gobierno a tal efecto sólo alcanzarían una cuarta parte de las necesidades.
Y en esa tesitura de las políticas necesarias para corregir la crisis, Valentín me dice: “las reformas siempre son necesarias”.
Y yo noto, cuando González se aleja hacia una calle a mi derecha pensando en sus cosas, que su espíritu de socialista insobornable se encuentra más que debilitado por la “gestión” –lo entrecomillo porque sólo es un decir- que de la crisis está haciendo el gobierno de su partido.
Y no sé muy bien cuántos socialistas más estarán en la misma posición que Valentín González.

1 comentario:

Sake dijo...

Zapatero no es socialista, no es ni siquiera persona honrada. Es un simple pazguato oportunista, incompetente rodeado de incompetentes, estériles y inútiles. Dios, si todo fuera tan sencillo como enterrarlos en el mar. habria que enterrarlos.