martes, 24 de noviembre de 2009

Crónica de un Congreso (II)

Viernes, 20

Voy al Palacio de Congresos para acreditarme antes de dirigirme a la sede de la Delegación saharaui en España. En el local en que se van a producir nuestras deliberaciones durante el fin de semana advierto ya caras conocidas de compañeros con los que compartí tantos buenos momentos durante la campaña de las europeas. Me apunto a la comisión que estudiará la reforma de la Constitución y –con carácter subsidiario- a la política, aunque la enmienda de adición que el grupo de trabajo internacional presentaba para la inclusión en nuestras resoluciones de los principios generales que debería mantener UPyD en ese ámbito ya la había asumido la ponencia.
Me voy con los delegados cántabros a tomar un café y me encuentro con Ana Falomir, compañera de candidatura al Consejo de Dirección.
Pero se me echa el tiempo encima y tomo un taxi para dirigirme a la calle Ave María –situada en el castizo barrio de Lavapiés- donde se encuentra la delegación de la RASD en España.
Allí me recibe el Ministro, en tanto que Ahmed Haddad atiende incesante al teléfono. Enseguida salimos a la calle. Antes de acercarnos hacia la Castellana, el Ministro quiere recoger la túnica que vestirá durante su intervención en el auditorio del Congreso.
Otro taxi y nos vamos a una taberna madrileña situada a apenas 5 minutos de la sede de nuestra asamblea. Se trata de un local que tiene algún recuerdo importante en mi vida reciente, quizás algún día se lo cuente, por el momento tiene poco que ver con esta historia.
El Ministro –a quien acompaña el núumero 2 de lq delegación saharaui en la Comunidad de Madrid- pide una comida que no contiene carne de cerdo. También su compañero. Le pregunto si los saharauis son mayoritariamente musulmanes. Me contesta que sí, pero que –a diferencia de lo que ocurre en otras sociedades de tradición islámica- las mujeres tienen un papel mucho más significativo: pueden recibir en su casa, trabajar en la calle… Hablamos de la injusticia que supone tratar a todos los que profesan esa religión de radicales. No es el caso desde luego de nuestros amigos saharauis. Pero los más intransigentes también están creciendo entre ellos –asegura Bopih.
La conversación vuelve sobre el asunto que dejamos la tarde anterior. El ejército saharaui dispone de 15.000 hombres dispuestos a combatir. Me dice que los soldados marroquíes carecen de ilusión. No saben por qué están ahí ni están convencidos de lo que defienden. Me impresiona un dato: el 80% del armamento de que dispone su ejército lo ha obtenido del material conquistado al enemigo.
No está aún convocada la ronda de conversaciones con Marruecos en el marco delMinurso. La autonomía no es una solución, ni siquiera el principio de una solución –dice el Ministro-. Marruecos no es España. Esa autonomía no sería creíble.
Se une a nosotros a los postres Carlos Rey, con su tradicional apresuramiento como consecuencia de su condición de miembro de la Comisión Electoral que organiza el Congreso.
Llegamos al palacio. La siempre eficaz Beatriz Becerra les proporciona a nuestros invitados sendas acreditaciones y nos acompaña al espacio contiguo al auditorio en el que ya se encuentran algunos invitados. Presento a Bopih a Pacp Sosa, saludo a Susta, saludo a Savater, observo cómo Alvaro Pombo descansa en un sofá su organismo….
Bopih se cambia y aparece en la sala vestido de una túnica azul celeste. Rosa le asegura que está “guapísimo” y el Ministro sonríe agradeciendo el piropo.
Y nos dirigimos al auditorio. Después de una breve presidencia de la Comisión Electoral, la asamblea decide la mesa. Es elegida la candidatura que preside mi compañero y amigo Félix del Cura –que me ha sustituído como coordinador en el País Vasco.
Félix da la palabra al Ministro, que se dirige al pleno con la serenidad que en él resulta habitual. Empieza pidiendo disculpas por su español, continúa explicando las enormes dificultades que supone para ellos la mera subsistencia, su fundamental carencia de libertad, denuncia al régimen marroquí, exige un cambio de actitud por parte del gobierno español y termina llamando a un acuerdo o -de lo contrario- asegura que su pueblo está dispuesto a tomar otro camino.
Bopih “no se ha cortado” –eso le pedía ayer mismo Rosa- y el Congreso de UPyD está con él y con los saharauis.
Interviene a continuación Susta, que pide la integración de un grupo reformista a escala de Parlamento Europeo. Después le sigue un vídeo en el que se intercalan las imágenes de Elizardo Sánchez desde Cuba –impresiona escuchar su voz en la distancia física, que es al cabo la cercanía en los sentimientos-, Mario Vargas Llosa y Albert Boadella –que reclama “políticas nacionales” a nuestro partido.
Ya “en vivo y en directo” escuchamos a Savater, Sosa y Pombo. Este último tuvo una intervención que merece ser destacada. Más sarcástico que irónico, el escritor de origen cábtabro, parecía antes un actor que un autor de novela. Buscaba sus gafas y las encontraba en sus manos, leía un papel que en realidad interpretaba y cometía equivocaciones que cualquiera habría supuesto pretendidas –quienes le conocen más de cerca aseguran que es así, simplemente-. Hizo las delicias de un público que se le entregaría rendido.
La emoción que sólo trae consigo el canto –“cuando terminan las palabras empieza la música”, aseguraba Liszt – vino con la voz de Emilia Onrubia que saludaría al Congreso con el aria “Hessum dorma”, toda una advertencia.
Concluida la sesión inaugural, se retiraron los invitados: la sesión iba a continuar a puerta cerrada. Me despido de nuestros amigos saharauis y me uno al resto de los compañeros del Consejo de Dirección que escucharemos el informe de gestión en el lado izquierdo del estrado.
Rosa interviene con lo que podría definir como un “do de pecho” desde el punto de vista de la oratoria. Con una fuerza y un vigor –que por otra parte son en ella característicos- exclama entre una salva de aplausos que nadie ha conseguido impedirnos que celebremos este Congreso, explica la gestión realizada y concluye pidiendo que “lo disfrutemos”.
Se suceden 5 turnos de intervenciones –a favor y en contra- y sale primero a contestar por el Consejo Juan Luis Fabo, que aclara algún aspecto de la gestión económica –se podría decir que del “milagro laico de la gestión”, dado lo exiguo de los medios y la amplitud de los resultados-. Interviene después Rosa que con una resolución que parecía imposible, dada la fuerza de su anterior intervención, se defiende de algunas de las acusaciones vertidas y aclara las dudas que se han expresado. Termina pidiendo, no que se nos dé un “voto de confianza”, sino que cada delegado vote lo que quiera, que para eso es un Congreso.
Féilix del Cura pasa a votación el informe, que resulta aprobado con casi un 80% de apoyos.
Y mañana será otro día. Y largo, supongo.

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