lunes, 2 de noviembre de 2009

Intercambio de solsticios (41)

Tu sueño es profundo,
Se diría que no vas a despertar nunca,
Y yo me rebelo contra tu situación.
No acepto ese tu largo letargo de invierno a invierno
Que te deja viva apenas tres, cuatro semanas,
Me propongo entonces luchar por ti
... Y te quiero.
Sé que lo hago todo mal,
Que es preciso encontrar las palabras adecuadas,
Que hay que ser muy sensible con los enfermos,
Que los gritos te conducen a un sopor aún más hondo,
Y cuando zarandeo tu cuerpo lejano, ausente,
Sólo consigo alejarte unos días, semanas quizás
De tu curación, ¡ay!, todavía no definitiva.
Pero me gustaría que me comprendieras
Sólo me estoy proponiendo luchar por ti,
... Y te quiero.
Tampoco paso muchas horas junto a tu cama,
Me encierro en mis libros y en mis escritos,
Hago iniciativas parlamentarias
Leo informes oficiales,
Y mantengo reuniones interminables,
Para luego dormir al lado de tu cuerpo
Del que percibo poco más que una profunda respiración,
Trago un somnífero,
Y esperando a que me llegue el sueño
Pienso en qué cosa es mi vida sin tu compañía
Y me propongo entonces luchar por ti
... Y te quiero.
A veces viene ese perro nuestro,
Que un día escogí yo mismo,
Pero al que tanto quieres tú también,
Y se acurruca en mi regazo,
O se postra a tus pies, sobre tu cama,
Me mira con sus ojos inteligentes,
�¿Qué le pasa a "mami"?, viene a decir,
Y él también quiere hacerte compañía,
Sabe muy bien de tu enfermedad
Ya somos dos, seres, al cabo,
Que nos proponemos entonces luchar por ti,
... Y te queremos.
Pero también hay una niña,
Más lejos de tu lejana habitación,
Tumbada en la cama,
O sentada en su silla ortopédica,
Que me pregunta con sus ojos expresivos,
"¿No ha venido mami?¿Qué le pasa?"
y que casi me echa la culpa por tu ausencia.
Ya somos tres seres
Que nos proponemos entonces luchar por ti,
... Y te queremos.
Quizás no hagan falta más razones que las dichas,
Para que vuelvas a ser la niña de siempre,
Estoy seguro de que bastan,
Pero existe un mundo exterior,
Poblado de mucha gente estúpida,
Aún peor que eso: mala,
Que solamente sabe hacer daño
A las niñas sensibles como tú.
Pero hay también otra gente,
Que sin saber muy bien cómo te encuentras,
Sin intuir tu cuerpo haciendo un hueco en la cama,
En ese tu largo invierno que apenas corrige el verano,
Quizás también se haya propuesto luchar por ti,
... Y te quiere

10.1.02

2 comentarios:

Sake dijo...

Los odios engendran enfermedades y el odio mismo es una mala enfermedad. Las victimas son los odiados y los odiadores, pero es tan utópico y dificil el Amor.

Antonio Valcárcel dijo...

Evocar los recuerdos permite volverlos a vivir desde una perspectiva donde las cicatrices no están de acuerdo con sus injertos cosidos en carne viva... Sin hueso es la memoria. Sin corazón son aquellos corazones insensibles a los recuerdos; son como martillos golpeando en un yunque: son las conciencias cargadas.
Son al son de un grifo que gotea en la vigilia de los serenos, llegan tintineado en la mitad de la noche, llave contra llave, metal contra metal diente a diente; con la noche a cuestas, con la caja de hipnóticos en la mesilla, con el agua derramada como lágrimas sin contención, sin dique que contenga tanto dolor. Un somnífero en la noche es como pedir una llave al sereno para que nos abra la puerta de Morfeo.
Dijo Muñoz Molina, diciembre 2007:
"Los personajes de los mejores retratos están en su mundo, en su tiempo, en aquellos años de nuestra amputada edad, pero también en éste, en el ahora mismo.