lunes, 14 de septiembre de 2009

Intercambio de solsticios (35)

En aquella mesa del "Tempietto", frente a una botella de ligero Chianti y un plato de "spaguetti", el señor “equis” explicaba a Jorge Brassens una historía que daría de sí hasta el puro de aquel y los chupitos de whisky de ambos.
- Verás –“equis” daba comienzo a su historia con la solemnidad a que su educación francesa le había aportado-, conocí a un tipo que merodeaba por los garitos de Madrid... Por más señas, lupanares. Uno de sus más habituales antros era el club "Hawai", situado en una calle casi paralela a la Gran Vía, con entrada por la calle Montera.
- Ahí hay mucho ambiente de ese tipo -concedía Jorge Brassens.
- Entonces, de cuando te cuento esta historia, -repuso “equis” un tanto contrariado por la interrupción- bastante más que ahora: Gallardón ha decretado una especie de cruzada anti vicio que tiene a esas pobres chicas acojonadas...
"Parece claro que ese ´tipo merodeante´ eres tú mismo", presumió Jorge Brassens para sus adentros.
- El tal "Hawai" era un antro sórdido -continuaba “equis”-. Se accedía a él desde la calle que te digo por una puerta que chirriaba al entrar, porque rozaba con el suelo. Luego, las correspondientes luces tenues. Tú sabes...
Jorge Brassens cabeceaba en senal de conformidad, más para que prosiguiera su interlocutor que por un particular conocimiento del aludido asunto.
- ... Una barra a la derecha y unas banquetas giratorias de plástico rojo, muchas de ellas hechas jirones y con la guata sobresaliendo de ellas, que estaban atornilladas al suelo. En ese recinto se aburrían 4 ó 5 chicas, algunas mulatas y de nacionalidades sudamericanas o de Africa...
Jorge Brassens concluía con la pasta, pero su interlocutor, que apenas había probado más que el ligero vino italiano, empujaba su plato hacia delante en senal de que no tomaría más.
- Un día, mi amigo... No te diré su nombre, no por falta de confianza, sino por no denunciarle -continuaba “equis”-. Pues se encontró con una negrita que le gustó mucho. Tú sabes, y perdona la disgresión, que con las mujeres hay siempre 3 momentos...
"¡Menudo Casanova está hecho este!", pensó Jorge Brassens.
- En el primero -continuó “equis”- te encantan... Vamos, ¡si es que no son espantosas! En el segundo momento te preguntas cómo tuviste tan mal gusto la vez anterior. Y en el tercero la cosa se equilibra... Pero se trataba de la primera ocasión, así que mi amigo se enamoró de la chica –“equis” introdujo una inflexión en su tono de voz antes de proseguir-. Ya me entiendes... El caso es que la invitó a una copa y se metieron en un reservado después de pedir una botella de Benjamín.
- Según me contó mi amigo, si el local era detestable, aún más lo eran los tugurios interiores: un camastro, una percha de pared con un solo pomo para que el cliente colgara la ropa- una minúscula banqueta y un bidé para el lavado de las partes pudendas... -explicó “equis”-. Pero a lo que vamos: la chica estuvo fenomenal, hizo todo lo que mi amigo quería... Y mi amigo lo quería to-do -silabeó “equis” y como no encontrara complicidad alguna en la expresión de Jorge Brassens, continuó.
- Luego se tomarían una copa en el mismo local y esa chica, a la que pondré por nombre el de Adelpha le contaría algunas cosas. Por ejemplo, que era originaria de Gabón, de un poblado. Y que allí había aprendido los rudimentos de la brujería...
- ¿Quieres decir que se trataba de una auténtica bruja? -inquirió Jorge Brassens algo más interesado-. De esas del candonblé y esas cosas?
- Más o menos -contestó “equis”-. Pero deja que siga. Menudearon las visitas y mi amigo quiso que Adelpha le contara su historia, así que una tarde se presentó con una grabadora de bolsillo. Ella contó su historia y mi amigo la transcribió...
- ¿La has leído? -preguntó Jorge Brassens.
- Sí -contestó “equis”.
- ¿Y es interesante?
“Equis” extrajo de su cartera de mano una carpetilla que extendería hacia su interlocutor.
- Júzgalo por ti mismo -dijo.

3 comentarios:

Sake dijo...

Hay quien busca comida en los contenedores de basuras. Del mismo modo hay quien busca compañia en los basureros del amor. Y alli en rincones ocultos se pueden encontrar desechos lo mismo que corazones sin pulir. El mundo guarda sorpresas hasta en los lugares más sordidos. Al igual que puedes encontrar basuras repelentes en los lugares más selectos y ricos.

Antonio Valcárcel dijo...

...Hay basura en la política de estado, basura en el pensamiento; pero la basura que más apesta es la que cuesta vidas y sangre humana.
Esto en basura de primera calidad en cuanto al denominador común del estiercol en general:
- ¿Sabía usted que los Estados Unidos hicieron un doble juego con Arabia y el Irán, prometiendo a aquélla influir cerca del Sha para que no subiera el precio del petróleo, mientras se dejaba al monarca iraní las manos libres para hacerlo, pues era la única forma de que pudiese pagar la enorme cantidad de armamento adquiridos en los Estados Unidos y que éstos estaban interesados en suministrar para asegurarse su posición estratégica en el Gofo.
(el Libro el Desafio Mundial)
La basura es necesario y vital ¡¡¡Viva la basura!!!...Después llegará el "kaos".

Carla Rodríguez-Spiteri dijo...

Hola Fernando:

Es algo bueno leerte por las mañanas.

Pero me consolaría saber que algún día recopilas en un libro todo lo que escribes. El futuro tecnológico nos depara una desmemoria universal.
Ojalá tus palabras queden grabadas en papel que es lo que ha hecho que el pensamiento humano sea inmortal.
Besos