jueves, 27 de febrero de 2014

La ascendente carrera de Salvador Moreno (3)


La segunda cosa consistía en que Salvador Moreno dispusiera de una actividad adecuada a sus capacidades, Cayetana no carecía de posición -como ya se ha dicho- pero no era cuestión de que ella tomara sobre sus espaldas a una especie de "gígoló"; así que Moreno, una vez limpio y seco su traje de baño y sus "niquis"  de manga corta, se enfundaba su traje de chaqueta hecho a la medida en un sastre con aristocráticas ínfulas de Madrid, sobre una camisa igualmente preparada en la tienda "Derby" de Bilbao con puños de gemelo que fueron de su abuelo paterno y se calzaba los zapatos de Villarejo que un día fueron de su padre y se dirigía en pos de los despachos de abogados de mayor postín y mejores referencias que había en Bilbao.

La respuesta que en todos ellos recibió Moreno fue correcta aunque insatisfactoria. Debió parecerles a todos sus interlocutores en las entrevistas de trabajo algo así como un joven recién salido de la Universidad, aunque con pretensiones de gran jurisperito. Era otro, en todo caso, el curriculum que acreditaba Salvador: una trayectoria que daba más para pasante decorativo que para gran experto jurídico.

Hizo entonces Moreno de tripas corazón, solicitó ayuda decorativa y financiera de su encantadora y bien dispuesta esposa y se instaló por su cuenta. Pero no era esa la carrera profesional por él deseada, por lo que -siempre de acuerdo con su mujer-  estableció un criterio muy estricto a la hora de aceptar casos y clientes... y también respecto de los honorarios que facturaba: valoraba, por encima de todo, a la gente más importante desde el punto de vista de sus recursos y de su apellido, y muchas veces no les cobraba honorario alguno, generando así un favor del que Moreno podría eventualmente exigir contraprestación a su debido tiempo.

No se haría, por lo tanto, rico Salvador Moreno, pero es que tampoco lo necesitaba demasiado. Le bastaba con sembrar para el futuro, en tanto que la fortuna de su mujer aliviaba los resultados negativos de su bufete.

Porque su historia profesional no podría quedar reducida a su despacho de Bilbao. Eso era solo un paso en su inexorable carrera hacia el éxito.

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