jueves, 17 de octubre de 2013

La garúa de Bracacielo (3)


Conocía Mireia a su novio, el anglo español Gowen (Goby) Barrera hacia ya algún tiempo. Era-según expresión de este ultimo- "una chica de toda la vida de Algorta", lo que venia a decir que la conocían hasta las más antiguas de las piedras que contenían las olas en el el Puerto Viejo de la localidad vizcaína. "Goby" aparecía sin embargo en la vida de la Algorteberri toda vez que su segunda mujer le dejaba literalmente con lo puesto en la puerta de la.casa, tanto que Gowen debería procurarse de un crédito y acudir a las rebajas de Cortefiel al  objeto de encargarse una buena colección de trajes azul marino, corbatas granates (por aquello de que el señor era socialista, pero este asunto queda solo apuntado en este momento). A su vez, Mireia dejaba poco menos que al borde de la extenuación y a pocos meses del final de sus días, a su primer y único marido y padre de sus hijos; con lo que se demuestra que no era, la señora, mujer de excesiva paciencia.
No la supuso, empero, esa decisión una pérdida de su no excesiva lozanía. Mantenía ella su legendaria prestancia. Tan legendaria esta que se cernía sobre unos labios finos y ambiciosos, un ceceo inconstante y una coquetería que no terminaba en la concupiscencia dado el escaso palmito de la vizcaína -si bien, no dejaban esos gestos de producir una cierta confusión entre sus interlocutores masculinos.

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