miércoles, 30 de enero de 2008

"26 ENE": LA REVÁLIDA

Recuerdo que volvíamos emocionados del acto fundacional de Unión, Progreso y Democracia, un 29 de septiembre, en que Rosa Díez y Fernando Savater explicaron las razones del nuevo proyecto flanqueados por dos lugartenientes de las emociones: el verbo sarcástico del juglar Boadella y la pausada palabra del escritor y liberal Vargas Llosa -el izquierdismo de este último quedaba a lo que parece definitivamente enterrado en la "Catedral" de su conversación-, cuando Nico Gutiérrez -una especie de andante osadía bilbaina reciclada ahora en dueño de casa rural en Palencia- con su resolución característica me anunció más que me propuso:
- La presentación del partido la tenemos que hacer en el Arriaga.
A continuación me explicaba sus razones: UPyD había nacido en el País Vasco, muy ligada a la Platafprma ¡Basta Ya!, y sus dirigentes nacionales lo seríamos en gran medida vascos. No podíamos lavar nuestras conciencias con un acto político al uso: teníamos que dar la campanada.
Era un 29 de septiembre y todavía nos la prometíamos fácil. Habíamos superado el estío acompañados por una prensa que esperaba impaciente nuestra decisión final constituyente, de modo que alimentamos la célebre serpiente de verano en singular combate con el famoseo que doraba sus pieles bajo el sol mediterráneo.
Pero las primeras lluvias del otoño enfriaron nuestro optimismo: los actos que montaba el partido para Rosa Díez en toda España -Madrid aparte, desde luego: “de Madrid al cielo”- no pasaban de congregar a unas 150 personas, todo lo más. De modo que la propuesta empezó a calificarse de "fantasía bilbaina" y que en el peor de los casos era mejor invertir el orden de los factores -empezar por las presentaciones provinciales para terminar con la regional- confiando en que el producto final fuera razonable en cuanto al éxito del acto. Así que empezamos con una rueda de prensa en Álava -para la "petite histoire": fue en esa ocasión cuando Mikel Buesa hizo pública su calificación de "pufo" vasco en relación con el cupo-; la presentación en un mitin en Bilbao -con la primera salida del armario upeydiana de mi antigua compañera y antagonista en el Parlamento Vasco Katy Gutiérrez- y una mesa-coloquio con Carlos Martínez Gorriarán en San Sebastián -primera aparición política pública de Marisol Cruz, según ella misma me manifestaba.
Pero el acto en el Arriaga se cernía cual espada de Damocles sobre nuestras cabezas. Me lo decía Juan Luis Fabo blandiendo su dedo acusador a medio camino entre la prevención de un bondadoso agente del orden y la amenaza bíblica de las postrimerías mundiales:
- El acto del Arriaga se va a hacer, no pienses lo contrario. Ya hemos pagado 1.200 euros.
Era como mencionar la palabra "comida" en la cabaña que servía de cobijo a Charlot en "La quimera del oro". Cuando Juan Luis habla del vil metal y toda la fraseología con él relacionada -créditos, bancos, avales...- se mesa los cabellos y asoma a sus labios un rictus de tristeza infinita.
Y en eso se nos iban las Navidades y presentábamos a los cabezas de lista al Congreso el 12 de enero en Madrid. Era la fortaleza de los débiles, como he dicho en otra ocasión y resultó un acto espléndido. Madrid es una plaza de ciudadanos vibrantes y entusiastas y más de mil personas nos congregábamos en el teatro Alcázar.
De regreso a Bilbao, armados de tacos de octavillas, de un escaso presupuesto de comunicación y con una preocupación cierta -que no es lo mismo que una cierta preocupación- nos lanzamos a la calle en las tres capitales vascas, en tanto que nuestros compañeros del resto de España montaban autobuses y coches para asistir al mitin.
En otro comentario de mi “blog” he comentado lo que significaron para mí los repartos anunciadores de este mitin así que procuraré no castigar a mis amables lectores. El caso fue que mi velada del viernes 25 resultó particularmente lamentable: en mi sueño, un escenario desangelado acogía mi solitaria presencia, no había atril, ni bandera, ni siquiera un cartel que mencionara el nombre de nuestro partido. Sosteniendo un micrófono inalámbrico que recogía mi distorsionada voz según la opinión del artefacto -seguramente influída por el nacionalismo, porque resultaban aquéllas palabras mías en el recuerdo del sueño melifluas, erráticas y ambiguas-, desarrollaba mis ideas a un auditorio desolado en que las calvas superaban las de mi despejadísima cocorota. No había sombra de la grácil figura de Rosa Díez, e gesto irónico de Fernando Savater brillaba por su ausencia y nada se sabía de Antonio Elorza, Álvaro Pombo, los cabezas de lista de Álava y Guipúzcoa y mis compañeros de Vizcaya y del País Vasco no se habían hecho presentes. Para colmo, los escasos concurrentes al desconcertante acto consultaban ávidamente sus relojes y dirigían sin descanso sus miradas a la salida del patio de butacas en unánime y solidaria voluntad de abandonarme en cuanto se les presentara la menor de las oportunidades.
Desperté bañado en mi propio sudor. Encendí la luz de la lamparita de la mesilla de noche y lentamente comprobé que los objetos familiares estaban mayormente en su sitio, incluyendo la camisa usada del día anterior tendida junto a la silla en que deposito las perchas de las chaquetas que aún no he colgado en el armario y los jerseys y chalecos que ordeno sólo cuando siento espanto ante mi propio desorden -lo que me ocurre en contadas ocasiones.
Pude reconciliarme finalmente con el sueño y todo lo bueno que puedo decir de este último es que no recuerdo ahora nada de él.
Hacía un frío pelón esa mañana de sábado, despejada y dormida aún. Me iba por la calle en dirección al teatro Arriaga con uno de los "banners" del acto en bandolera. Un antiguo compañero del PP sorprendía mi deambular despistado por la plaza de Moyúa.
- Luego voy a veros -me dijo- y os voy a votar. Los buenos somos siempre los que nos vamos –añadió, enunciando una extraña regla general que hubiera sido ampliamente amonestada por el propio Bertolt Brecht en su apócrifo poema sobre la dedicación revolucionaria..
Una vez que reanudaba mi marcha hacia ese punto de no retorno en que se había transformado para mí el lugar del mitin me preguntó: "¿Eso que llevas es un violín?".
Me encontraba demasiado tenso como para improvisar una respuesta ocurrente asó que sólo le expliqué de lo que se trataba.
Llegado al teatro accedí por la puerta de atrás. Subí las escaleras y entré por una puerta que decía "escenario". Avancé unos pasos y me topé con un espeso cortinón. Busqué el espacio de apertura y pasé por él.
Lo primero que observé fue el alucinante espectáculo de un patio de butacas absolutamente vacío. Paco Pimentel organizaba los detalles, a la vez que con una mirada de grave prevención me advertía:
- Hay como 700 butacas. Va a costar un huevo llenar esto.
Marisol Cruz llevaba unos días arrastrando su catarro -no es un decir: enardecía ella misma sus miasmas a base de cenas y de copas- me anunciaba que los candidatos debíamos presentarnos en el hotel Ercilla, donde nos esperaban los restantes intervinientes.
Allí nos fuimos y allí estaban Rosa, Savater, Elorza, Pombo, Martínez Gorriarán, Maica y Fernando Cózar, este último con la cámara de fotos en ristre.
Alguien sacó a relucir el nombre del Presidente del Gobierno, supongo que Álvaro Pombo dirigiéndose a Antonio Elorza por su excelente artículo reciente titulado "El bulldog". La conversación derivaría hacia mi amigo Nicolás Redondo. Fue entonces cuando Savater nos contaría una anécdota acaecida cuando Fernando presentaba a Nicolás como candidato a Lehendakari.Zapatero le habló de filosofía. Le dijo que leía a Kant y lo entendía, que leía a Hegel y lo entendía. Pero que no entendía lo que pasaba en el País Vasco.
- Tú sigue leyendo filosofía. En cuanto a la política vasca haz lo que te digamos Nicolás y yo -le espetó.
Está claro que no siguió su segundo consejo. Dudo mucho que lo haya hecho alguna vez con el primero.
Subimos en los coches. Me acompañaba Carlos Martínez Gorriarán. Recuerdo que el camino se me hizo muy largo y una pesada capa de silencio nos envolvía a los dos. Era sábado y las calles me parecieron abarrotadas de vehículos. Nunca he percibido una ordenación del tráfico más caótica que la de aquél día.
Llegados al teatro, El coche de Rosa no estaba aún. Ella misma llamaba para decir que aparecería enseguida.
Llegó y entramos. Eran las doce y cuarto cuando avanzábamos por un patio de butacas repleto. El objetivo principal lo habíamos resuelto entre anuncios, octavillas y autobuses de toda España. Los oradores teníamos que hacer el resto.
Y creo que gustamos.

Mi impresión es que en la corta historia de UPyD el acto del 26 de enero podría pasar como el de la reválida vasca de nuestro partido. De aquí partían nuestras reflexiones estivales que se proyectarían al conjunto de España. Y han vuelto a Bilbao en la forma de un proyecto vigoroso y convincente.

7 comentarios:

Blanca Oraa Moyua dijo...

Me parece que a lo que tu llamas "ser de izquierdas" yo le llamo "ser de derechas".
La anécdota filosófica de Zapatero es sensacional; para entender el problema vasco el primer requisito es ser un romántico.
¿qué tal en Madrid?

Maria Seco López dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Maria Seco López dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Antonio Valcárcel dijo...

Estimados Fernado Maura:

Muy brevemente, la Ley Electoral es lenta de cara al voto por correo debido a la burocracia que ocasiona, aun lo es más, para aquellas personas que padecen enfermedades crónica; y se encuentran hospitalizadas o en residencias: son personas muy vulnerables de que su derechos, entre algunos otros, se veas vulnerados: los enfermos psíquicos, enfermos en fase terminal, discapacitados físicos, los recluidos en residencias especiales..., y que casi nunca ejercen el voto por no existir facilidades al respecto; coherentes y efectivas de acuerdo a su problemática. Sería necesario en este aspecto presentar una Ley más adecuada y que articulase y emendase las lagunas indicadas, haciendo más efectiva la participación electoral de estos colectivos.
Nota: Por la novedad que incorpora dentro de los programa electorales de los demás partido, y en el deseo de que se lleve a efecto el asunto presentado, si lo consideras oportuno no publiques esta sugerencia electoral. Sin embargo, por cualquier medio desearía que se llevase a efectos políticos

Antonio Valcárcel
Presidente
Tubal, Asociación para la ayuda y autoapoyo a los enfermos mentales depresivos de Euskadi.

Algunos pájaros errantes dijo...

Hola, Blanca, al final creía que tenía una reunión pero se había desconvocado -o no se había convocado finalmente, no lo sé, el caso es que la semana pasada tenía la cabeza en ese antro del posible fracaso en que se había convertido para mí el famoso teatro Arriaga-. Espero que me facilites los datos de acceso a tu blog para poder entrar y darte mi opinión. Un beso.

Algunos pájaros errantes dijo...

Antonio, considero que es muy importante lo que me sugieres. Ya sabes que como afiliado puedes colaborar en la redacción del programa, aunque ya queda poco tiempo: el próximo sábado lo aprobará el Consejo Político. Hasta la próxima.

Blanca Oraa Moyua dijo...

Mi blog: www.blancaoraa.blogspot.com