jueves, 15 de marzo de 2012

Intercambio de solsticios (334)

- Aquí se han planteado dos posibilidades –seguía equis, desarrollando la relación del correo que enviaba Santiago Jiménez a sus hermanos-. Se refería al capítulo de los ingresos…
- Ya –confirmó Brassens.
- La posibilidad por la cual el que usa paga. El concepto sugerido por Raúl, seguía Santiago, no le gustaba a este último. Le parecía apropiado para un establecimiento comercial, pero no para la casa de Valladolid. Según él, planteaba muchos problemas, como concepto y en la práctica.
- ¿Vamos a ellos?
- A ellos vamos, en efecto. Como concepto: Santiago no consideraba que él “usara” la casa de Valladolid. Lo que él hacía era ver a su Madre, y lo ponía así, con mayúscula.
- Pero no se trataba de eso…
- Espera –atajaba equis a Brassens- que la cosa sigue: según Santiago era posible que Raúl considerase que utilizaba Valladlid en sustitución de un hotel o de un restaurante en sus viajes de trabajo y que piense, por lo tanto, que debía contribuir…
- ¿Pero Raúl no visitaba también a su madre?
- Desde luego, pero es que la cosa sigue –continuaría equis en tono de un cierto disgusto ante las nterrupciones de su interlocutor-. Correspondía ahora el turno de revista a Leonardo, de quien decía, mantenía su despacho en Valladolid, y que era también posible que considerara, al igual que su hermano mayor que él “usaba” de la casa de Valladolid y que también tenía la obligación de contribuir. Él, Santiago, consideraba que “no” usaba la referida casa. Su estimación era que en esa casa, en tanto que su madre viviera, se les recibía a todos y que todos tenían derecho a ir cuando buenamente se les pudiera recibir.
- O sea, que Santiago no estaba dispuesto a pagar…
- Más o menos.
- ¿Y que venía después de esa enmienda a la totalidad? –preguntaría Brassens.
- Venía el aspecto práctico. En su opinión resultaría difícil el control en la práctica de quién pagaba, cuánto se pagaba, si se retrasaba el pago… Se preguntaba Santiago si se le pensaba encomendar ese trabajo a Gonzalo y decía que, con la mejor de las voluntades, que era injusto pedirle eso.
- Bueno. No sé si injusto, ya que era uno de los que habían creado el problema –observó Brassens-. Pero no le faltaba razón en que el control de los pagos tenía su dificultad.
- En resumen, decía Santiago que la idea de Raúl era magnífica en una situación comercial, pero que no funcionaría para la casa de Valladolid.
- Y así concluía el correo…
- No. Abría Santiago a continuación un apartado que se refería a la posibilidad de un pago igualitario de todos los hermanos.
- ¿En qué consistía este?

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