domingo, 31 de mayo de 2009

Jueves, 14

Ese jueves matutino tomaba un taxi con la intención de dirigirme al salón de actos del ICO -justo detrás del Congreso de los Diputados-, lugar en el que el Real Instituto Elcano me había invitado a participar para presentar el programa de UPyD al Parlamento Europeo. El taxista dirigió su dedo hacia la radio. El locutor indicaba que una manifestación de los sindicatos mantendría clausurado el centro de Madrid.
- Le acercaré todo lo que pueda -me dijo el conductor.
Pero no era mucho lo que podía, y después de ponerme en contacto con la responsable del Instituto, ordené al taxista que me llevara a la boca de Metro más próxima y conectada directamente con la estación Banco.
Aún así, habían transcurrido más de 30 minutos desde la hora prevista para mi conferencia cuando emergía desde la salida del suburbano en medio de una oleada de banderas. La Unión Europea no está actuando contra la crisis, proclaman ellos. ¿Y nuestro Gobierno?, me pregunto.
Para cuando llego una buena parte de los que habían acudido a escucharme ya se han marchado. Quedan los incondicionales, supongo.
El director me explica que el día anterior ha estado allí Jaime Mayor, y el recuerdo se aviva con los momentos agridulces que vivimos juntos en algunos tiempos.
Gil Carlos Rodríguez me presenta rápidamente y yo destierro mi idea previa de leer los folios que tengo preparados. De modo que me excuso y explico el programa de UPyD. Las personas que me preguntan a continuación no formulan cuestiones complicadas, así que no puedo evocar la anécdota de Albert Einstein, pero se la cuento a ustedes ahora.
Dicen que Einstein recorría los Estados Unidos explicando su teoría de la relatividad, conducido por su chófer. Un día, bromista, el mecánico le dijo al sabio: "Profesor, de tanto oírle a usted la misma conferencia me la he llegado a aprender de memoria y estoy seguro de que la podría repetir". Más bromista aún, le dijo Einstein: "Pues mire, como resulta que en el pueblo al que vamos ahora no me conoce nadie, será usted el que dé la conferencia". Así lo hizo el chófer y con éxito, aparentemente. Llegó el turno de las preguntas y hubo alguien que planteó una cuestión para la que el conductor no tenía respuesta. Muy rápido, este dijo: "Verdaderamente que me ha hecho usted una pregunta muy fácil, tan fácil que se la podría contestar mi propio chófer", y apuntó con su dedo a la butaca en que se sentaba Einstein.
A la salida del acto saludo al Ministro Plenipotenciario José Miguel Muro que me felicita por mi intervención y me sumerjo entre los restos de la manifestación que ahora corea eslóganes de viejos recuerdos de la izquierda: Salvador Allende, por ejemplo.
Llego al restaurante "El Capataz" -nuestra segunda sede nacional- y me sumo a la comida del equipo de UPyD. Después saldremos hacia Valladolid. Carlos Martínez Gorriarán es optimista a pesar de su prudencia y causticidad habituales.
En Valladolid nos esperan algunos miembros de la coordinadora con quienes compartimos un refresco.
Distribuimos el periódico y esperamos a Rosa, que llega envuelta en una marea de periodistas, simpatizantes y curiosos. Todavía le queda alguna entrevista antes de que subamos al estrado.
Ya arriba, el viento de la plaza es frío y nos regala trazos de humedad procedentes de la vecina fuente.
Tanto el candidato local como yo somos breves. Rosa me dice que demasiado. "Qué poco", son sus palabras.
Y luego habla ella. Su lenguaje es directo, sin concesiones ni tapujos. La gente la entiende y en ocasiones corta sus frases con aplausos.
El turno de preguntas lo asume ella casi por entero. Yo remato una cuestión que le formulan sobre derechos de los autónomos, mientras que le van cubriendo a Rosa con chales que la resguarden del frío.
Llega el momento del final. "Nos vamos, porque entre otras cosas a Valladolid no ha llegado el verano", dice.
Una emisora digital me hace un corte y me voy con la gente de UPyD a tomar un vino de Ribera con el que entrar en calor.
Para las 12 de la noche ya estoy en Madrid, repasando con la cabeza la actividad del día siguiente.

1 comentario:

Sake dijo...

D.Fernando la Inteligencia o la listeza ¿se pegan?, porque seria interesante ser su chófer, y asi por poximidad, por el roce siempre algo se queda. Es evidente que los ambientes familiares cultos, pueden criar niños y futuros hombres más formados. Por éso ojala se consiga el ambiente cultural necesario para todos los niños del Mundo.