jueves, 16 de abril de 2009

Y sigue yendo de embajadas

Como quiera que las embajadas forman parte del territorio nacional del país, uno puede saltar de Alemania a Hungría, sin salir de la misma calle, en una hora y con tiempo para tomar un agua en la cafetería de enfrente. Quienes se hacen eco de lo rápido que van los transportes en la actualidad apenas se refieren a esta notable y vertiginosa posibilidad.
Y es que Alemania y Hungría poseen frontera común con la calle del pintor Fortuny. Y mi destino siguiente al de nuestra visita -la de Francisca Hernanz y la mía propia- a la embajada germana era la húngara.
Edit Bucsi me recibe en el piso que alberga la citada representación diplomática. La embajadora es una mujer menuda, delgada y nerviosa. Hablamos de lo que parece lugar común en esta época: política general, País Vasco... Con una singularidad, y es que en Hungría no lo están pasando bien. Su Primer Ministro acaba de dimitir y nadie sabe si quien le vaya a sustituir podrá aguantar hasta la próxima convocatoria electoral, prevista para el próximo año -más malévolo, el The Economist señala que en realidad el Presidente dimisionario controlará los hilos de la situación.
Y esa Europa que acaba de integrarse en la Unión nos mira de reojo, como si fueran sólo convidados en la segunda mesa, allí donde apenas llegan las sobras que los antiguos no deseamos.

Pasada la Semana Santa es el turno de Polonia. Su embajada se encuentra en un soberbio chalet a las afueras de Madrid. Lo construyó el hijo del dictador Trujillo -según me explica amablemente el embajador- y es una réplica de la sureña mansión en que se desarrollaba la película "Lo que el viento se llevó", la novela que leía incesante la mujer de Trujillo.
Ryszard Schnepf -el embajador- es un hombre muy correcto y afable, historiador -especializado en el siglo XIX-, experto en América latina -hablamos bastante de Chile y de las buenas relaciones que tiene esa nación con los países asiáticos- y con excelentes contactos en la política polaca -el Ministro de Finanzas es amigo suyo, ha acompañado al Presidente en algún viaje a Sudamérica...
Para el embajador de Polonia, de acuerdo con lo expresado en el portal de su casa de Varsovia por el Ministro encargado de la economía, esta es una crisis ante la que nos enfrentamos poco menos que a ciegas. Pero, a diferencia de otros países, la respuesta polaca viene dada por el ajuste presupuestario -en torno a un 20%- lo que ha supuesto un profundo recorte en los gastos de armamento. Le digo que, en la formulación alternativa clásica, la que obliga a definirse entre los cañones y la mantequilla, los polacos han optado por la primera.
Tiene interés -es general entre mis interlocutores diplomáticos- por saber en qué grupo se integrarían los electos de UPyD en el Parlamento Europeo. "Sabemos poco de eso todavía, le digo. Lo primero es entrar".
Hay unos 80.000 residentes polacos censados en España, me dice Schnepf. En realidad hay muchos más, agrega, pero los polacos están bastante hartos de controles burocráticos y tienden a montarse la vida por su cuenta. Son excelentes trabajadores en el sector de la construcción y se sitúan en el extrarradio de Madrid y Fuengirola. "Pueden conectar con sus asociaciones -indica-, pero tenga en cuenta que son muy católicos", de donde deduzco que nuestra formulación laica puede constituirse en handicap para esos contactos.
Salgo de Polonia bajando por una interminable escalinata de peldaños que el viento de esta primavera de Madrid ha dejado, por el momento, incólume.

2 comentarios:

Sake dijo...

Polonia y los polacos ¿católicos?, bueno será porque están bautizados. Yo creo que pasara como aqui en España, todos (o casi todos), estábamos bautizados. Pero de todos los bautizados como católicos ¿cuantos vivian la fe católica?. Lo normal era contestar: Soy católico pero no practicante. Y esa creo yo será la realidad Polaca.

Antonio Valcárcel dijo...

Supongo que en un partido trasversal como UPyD no implica problema alguno: que unos aboguemos por defender la vida en gestación frente a la protección del lince ibérico o reacciones ante la eutanasia o cuidados paliativos. Un buen amigo mío que lleva o llevamos apellido común se debate entre la vida y la vida vegetal por haber sufrido un grave infarto cerebral. Supernumerario que está ingresado en la clínica universitaria de Navarra como marcan los cánones en los miembros del OPUS DEI que se lo pueden permitir, gracias a un buen seguro médico o por su estatus económico. Por tanto, católico a ultranza y desconozco a quién votaba, no me interesa, me interesa su vida de santo varón y sus abatares en un país de Sudamérica cuando quedándose dormido en medio de un desierto y al despertar se vio rodeado de serpientes. Se encomendó a la Santísima Virgen María y las bichas desaparecieron. Buscó al Opus Dei y consagró su vida al trabajo empresarial y religioso. Un gran hombre al que siempre admiraré y con el cual coincidimos en varios ejercicios espirituales y algún proyecto empresarial que se quedó en el dique seco. Por ello, ruego a su protectora la Santa Virgen María y al Dios Altísimo por su vida. Mi amigo José Luís Valcarce creía en los más altos valores humanos y en muchas ocasiones le vi en el oratorio “orar como si fuese a morir mañana y trabajar como si fuera a vivir cien años”.
Dios te salve amigo José Luís Valcarce porque como tu son muchos que votamos por la vida y la familia.