viernes, 28 de noviembre de 2008

De manifestaciones y de causas perdidas

Y cuando en esa soleada mañana de sábado, en Madrid, repetíamos el viejo ritual de las manifestaciones, las pancartas y las personas que las portaban, había un cierto aire a "dejá vu", y la plaza de Atocha se transformaba, en el recuerdo, en la del Sagrado Corazón de Bilbao o los jardines de Alderdi Eder de San Sebastián -claro que con el mar y la playa de la Concha algo distantes-. Y es que, si Brassens había visto "nombrils de toutes les cathègories", yo he participado en muchas manifestaciones. Algunas de ellas han sido históricas. La mañana previa a la tarde en que culminaba el asesinato a cámara lenta de Miguel Angel Blanco, en expresión feliz -e infeliz- de Melchor Miralles, Bilbao era un clamor; lo fue tanto que hubo algún iluso que pensó que ETA le perdonaría la vida. Recuerdo también aquella otra tarde de sábado en San Sebastián, de un día lluvioso en que la noche se aliaba con el viento y el agua y que fuera la última vez que estuve con Fernando Buesa: era la primera de una serie de manifestaciones de la plataforma "¡Basta Ya!" O la de otro sábado, también en la capital guipuzcoana, donde el sol calentaba las banderas constitucionales que ondeaban por primera vez por aquellos pagos.
La vida política se anuda a las manifestaciones como las cuentas a las cuerdas que unen los collares. Y uno debe saber seleccionar a qué demostraciones de este tipo se suma y a cuáles no, siempre que se respete a sí mismo. El pepé inundaba las calles de Madrid con toda su militancia en la legislatura anterior como si la principal fuerza política de la oposición tuviera que llenar la vía pública antes de colmar las urnas de votos: gritaba en el Parlamento y en la calle y no llegaría a ganar en los colegios electorales, que es donde se pierde y se gana en democracia, o sea que se pasó, como en el juego de "la venganza de don Mendo": "El no llegar da dolor/Pues indica que mal tasas/Y eres del otro deudor/¡Mas ay de ti si te pasas!/Si te pasas es peor", hacía decir don Pedro Muñoz Seca a uno de los protagonistas. zdebo confesar que siempre alegaba razones personales para no tomar parte de aquella parafernalia.
Una digna manifestación recorría las calles de Madrid aquel 15 de noviembre. Queríamos solidarizarnos con la causa saharaui y lo hicimos desde la alefría de la convicción y la unidad pero desde la tristeza que constataba la deserción de nuestro país en su responsabilidad histórica. El viernes anterior el embajador de Marruecos en Madrid no nos quiso recibir y -según me contarían mis compañeros en el País Vasco- el cónsul honorario de ese mismo país en Bilbao les diría que el Polisario no tiene nada que hacer. Pero, parafraseando a Allais, los cubos de basura de la historia están repletos de ignominias conservadas para que en su lugar quedaran las ilusiones recuperadas. Y si lo piensas bien, los cantos de sirena más peligrosos nos los cantamos nosotros mismos. Y cuando son otros los que los cantan hay que hacer lo que hacían los marineros de antaño: oírlos al revés.

2 comentarios:

Kobol dijo...

Hola Fernando,

Te vi el sábado en la manifestación de Madrid, pero no te pude saludar porque estabas con otras personas. Supongo que en madrid el ambiente será distinto a las manifestaciones que has acudido en el País Vasco.

Saludos!

Antonio Valcárcel dijo...

Estimado Fernando:

El verano pasado recibí una solicitud de ayuda referente a una chica marroquí que estudia en la UPV en la facultad de medicina. Es hija de un alto ejecutivo de una multinacional del negocio del petróleo. Que se disputa junto con la diplomacia marroquí y española acerca de la gran bolsa de crudo entre Marruecos y Canarias. Mientras el padre de la estudiante de medicina pelea con las autoridades españolas por algunos asuntos que atañen a su condición de ejecutivo del petróleo. La estudiante, pelea, sin chance alguno por una aplicación de la Ley de Extranjería que le sea más favorable y menos burocrática, de tantos papeleos y sus créditos universitarios para poder continuar sus estudios. El padre, estudia la dimensión de la gran bolsa de crudo; que al igual que la Isla Perejil pudiera estar en aguas de nadie.
Pensé: ¿Como puedo defender dos causas a la vez sin ofender a algunas de las partes? -Lo digo por la reivindicación del derecho del pueblo saharaui y su soberanía, frente al conflicto de ambos: Marruecos y el Frente Polisario.
Decidí, por tanto, mantenerme al margen y no hacer acto de presencia reivindicativa frente al Consulado de Marruecos y mantenerme, como Perejil, en lado neutral. Ya que no vivo de la política. Y sobre todo porque me han asegurado que los servicios de información (espías marroquíes, son muy peligrosos). Prefiero seguir estando aliado en la acción humanitaria, que suele ser incompatible con la política, prefiero seguir ayudando a los marroquíes y los saharauis sin mezclar políticas o asuntos diplomáticos. Será difícil pero no imposible, estaré siempre con los derechos humanos.