domingo, 3 de agosto de 2025

Pablo Bustinduy y los productos saharauis

Coincidí con el actual ministro de Consumo en el Congreso de los Diputados, hoy rebautizado, a pesar de la mención expresa quë de él hace la Constitución, formalmente vigente, de Congreso a secas. Compartimos debates parlamentarios-aunque no demasiados, tanto él como yo pretendíamos que la Comisión de Exteriores tuviera más vida-, y extraparlamentarios, incluso hicimos un viaje a Palestina del que recuerdo una reflexión que me dedicaría Bustinduy: “Somos, Ciudadanos y Podemos, como relojes parados, por lo menos damos dos veces al día la hora exacta”. Aludía el actual ministro a las diferencias existentes entre las dos formaciones políticas, que en algún raro supuesto, resultaba hasta posible que compartiéramos alguna idea, Supomgo que no a que a los dos se nos hubiera pasado el tiempo, ése que produce el efecto de arruinar el producto, como ocurre con el arroz de las paellas cuando sufren un exceso de cocción,


Tal vez a mí se me haya pasado el arroz de la actividad política, al menos de la institucional y representativa. A Pablo Bustinduy no. De modo que anda empeñado él en garantizar que las voraces aerolíneas low cost no cobren un suplemento sobre las maletas de mano, con la regulación de los pisos turísticos o la calidad alimentaria ofrecida en los comedores, entre otras medidas, todas ellas sin duda muy estimables.


Me consta el compromiso de su partido de origen -Podemos, con Sumar no he llegado a mantener una relación institucional - con la causa saharaui. En el inter-grupo del Sáhara que se formó en el parlamento, éramos dos los portavoces, uno de Podemos y el que firma este comentario el otro, una bicefalia que no funcionaría, por razones obvias, aunque no es éste el asunto que pretendo abordar ahora.


El asunto es más bien que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea sentenciaba el 4 de octubre de 2024 a que, entre otras resoluciones, los productos agrícolas exportados desde el Sáhara a la UE fuesen etiquetados como procedentes del mencionado territorio y no como  de Marruecos.


Sin embargo, ya el ministro de Agricultura del mismo gobierno que comparte Bustinduy, aunque no del mismo partido que el suyo, Luis Planas, llegaría a afirmar, el 21 de octubre de 2024, que “la relación de España con Marruecos estaba “por encima” de las sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea” (Ignacio Cembrero, El Confidencial de 6 de junio de 2025). En lo que supone una singular expresión de un responsable público que lo es en virtud del estado de derecho, fundamento de la democracia


De no ser por la aceptación por el gobierno de Sánchez de cualesquiera pretensiones formuladas por el reino de Marruecos, no sorprendería la diferente vara de medir aplicada por el Ministerio dirigido por Bustinduy respecto de los productos que tienen su origen en el Sáhara, en comparación con la que manifiesta por los que lo tienen en territorio palestino. El pasado 17 de octubre, el citado departamento emitió una nota informativa dirigida a las empresas que importen alimentos desde la Palestina ocupada (como Cisjordania, Jerusalén Este, y los Altos del Golán). En ella se recuerda la obligatoriedad de etiquetar esos productos de forma diferenciada, no como “producto de Israel”, sino indicando claramente su origen específico.


Esa actitud no es nueva para el responsable del Ministerio de Consumo. En el referido viaje que compartimos a Palestina, Pablo Bustinduy, se quejaba de la actitud de los países de la Unión Europea en general, y de España en particular -gobernada por Rajoy en esa época-, de su falta de valentía y del incumplimiento por todos ellos del derecho internacional aplicable al respecto.


En efecto, existe una nota Interpretativa de la Comisión Europea (2015/C375/05) que se refiere al origen de mercancías de territorios palestinos ocupados. Asimismo, hay una sentencia, también del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, de noviembre de 2019, que establece que Cisjordania y los Altos del Golán no forman parte del territorio israelí, por lo que no se puede etiquetar sus productos simplemente como “producto de Israel”.  


Asiste base juridica suficiente, por lo tanto, al ministro Bustinduy para actuar como actúa en relación con los productos palestinos, la misma que ocurre con los productos saharauis. Son, en realidad, diferentes las políticas que se aplican para uno y otro territorio. El presidente del gobierno en el que colabora el responsable de Consumo prefiere adornarse con los oropeles del humanismo progresista, vistas las imágenes que los Informativos nos arrojan a diario de la hambruna y la destrucción de Gaza -una zona del mundo en la que la responsabilidad de España resulta bastante lejana- y prefiere mirar hacia otro lado cuando se trata del sufrimiento que padecen los habitantes de lo que fue en su día parte de España -una provincia española más-, compatriotas nuestros. Un territorio no autónomo -en la clasificación que del Sáhara hacen las Naciones Unidas, cuya administración formal -no la material, desde luego- corresponde a nuestro país.


La explicación a esta diferente vara de medir está en el lapsus que expresaría la vicepresidenta Yolanda Díaz en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros el pasado martes 29 de julio. “Merece la pena formar parte del gobierno de España..”, dijo, en un acto fallido que engrosaría por derecho propio el listado de los referidos por el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud. En efecto, les merece, y mucho, la pena estar en el gobierno. Tanto que soportan corrupciones y asaltos a las instituciones lo mismo que otros carros y carretas.


No tengo que recibir explicación alguna respecto de las contradicciones que supone de manera invariable el ejercicio de la política. Las conozco y las he experimentado, lo mismo que les ocurre a todos en la vida profesional y personal. Pero ya que en los pagos de los que procede Pablo Bustinduy era habitual la práctica de la autocrítica y la confesión pública de los errores cometidos, no estaría de más que el ministro hiciera uso de esa fórmula. Y no como paso previo al destierro hacia algún gulag siberiano…  los liberales no hacemos eso, aunque nuestros relojes estén tan parados quë solamente den la hora exacta dos veces al día. Otros, por lo visto, prefieren no usar de ese instrumento... siquiera para medir su tiempo de permanencia en los gobiernos.




viernes, 25 de julio de 2025

¿La satisfacción de Rusia?

 ¿LA SATISFACCIÓN DE RUSIA?

Publicado en La voz de Lázaro, el 25 de julio de 2025

Cuando se escriben estas líneas han transcurrido tres años y cinco meses desde que Vladimir Putin decidió acometer una nueva fase en la invasión de Ucrania. Previamente lo había hecho con Crimea y en otros lugares ante la general indiferencia de los países occidentales. Unos dirigentes que se instalaban en el ya conocido procedimiento chamberlainiano, sabedores del escaso ánimo combativo de unas sociedades instaladas en un hedonismo convenientemente regado por un complaciente estado del bienestar, ávidos sus representantes de votos y dispuestos a oír del revés los cantos de sirena que les convocan a reconciliarse con la realidad del esto no da para más.

Y si los nacionalistas de todos los pelajes se ciernen de manera insoslayable sobre los organismos débiles e indefensos, ese nacionalista que es Putin -formado en las huestes más cínicas del patriotismo sin limites ni controles externos que era el KGB- ha emprendido una tarea imparable de recuperación del territorio que perdió la URSS cuando desaparecía, víctima no sólo de su atraso tecnológico sino de la propia carencia de fe en el futuro del sistema creado por Lenin y consolidado por Stalin. Su sólida diplomacia se enfrenta ahora a la errática estrategia -en el caso de que se la pueda calificar de estrategia– de la administración Trump, que prometía acabar con la guerra en 24 horas, y aún no sabe cuánto podrá durar. Y eso que el conflicto en el este de Europa constituye un elemento fundamental para que su país se concentre en su preocupante relación con el gigante asiático.

Así que, tres años y cinco meses después, el debate que se nos plantea ahora es si deberíamos continuar apoyando a Ucrania en su difícil lucha contra el oso ruso o más bien pactar con éste una solución que sólo podría basarse en la conservación por Rusia del territorio obtenido manu militari.

La indiferencia rusa ante las pérdidas de seres humanos y heridos es prácticamente integral -algunos medios sitúan la cifra de muertos y heridos  en un millón entre unos y otros- y la difícil situación provocada en su economía como consecuencia de las sanciones impuestas; las primeras regadas con las compensaciones procedentes del Estado, las segundas ignoradas por un régimen basado en el servilismo y la opresión. Todos somos conscientes de que no vendrá de la inexistente, cuando no atemorizada, ciudadanía rusa la respuesta. Rusia resistirá.

De modo que la pregunta que se formula en las cancillerías europeas, a la que no son ajenas las urgencias norteamericanas, es si Rusia tendrá satisfacción con un acuerdo que eleve a tratado de obligado cumplimiento el actual statu quo, y por cuánto tiempo… ¿quizás el necesario para construir una verdadera fuerza europea de disuasión? 

Para responder a esta cuestión habrá que advertir previamente que en la Cumbre de la Alianza Atlántica de Madrid se aprobó un documento anexo al de estrategia que comprometía a los firmantes a ayudar a que Ucrania recuperase su plena soberanía. La renuncia a ese principio equivaldría a reconocer una derrota. Esa derrota tiene que ver con los EEUU, porque esa fórmula se planteó por iniciativa de EEUU, no por Europa. Si EEUU cambia de opinión, demuestra una vez mas que carece de estrategia, que es un mal aliado, que es más prudente permanecer alejado de ellos, porque al final del día nos abandonará.



Aceptar el reparto de Ucrania equivaldría a reabrir un melón muy delicado que es el de cuestionar las fronteras del 48. El sistema de seguridad europeo parte, entre otros supuestos, de la idea de que las fronteras no se tocan. Las fronteras son consecuencia de acontecimientos históricos, por consiguiente no son siempre justas. Pero si queremos vivir en paz debemos reconocerlas como un imperativo jurídico. Kosovo, y ahora el reconocimiento de más o menos el 20% de Ucrania se sitúan en la dirección opuesta. Se trata de un asunto muy delicado y que cuestiona más cosas -además de la intangibilidad de las fronteras-, por ejemplo, ¿hasta qué punto somos solidarios?, ¿Cómo se vive este problema desde Polonia, desde Letonia?

No parece que Rusia se va a dar por satisfecha. Quiere ese 20%, pero quiere también la neutralidad de Ucrania. ¿Y qué derecho tenemos para imponérsela? Antes ocurrió Georgia, Moldavia, Crimea y Donbás… ¿por qué va a ser la última? Y, sobre todo, Rusia puso todo por escrito. Antes de la invasión de Ucrania envió un proyecto de tratado a la Casa Blanca y un documento a la OTAN. Pedía la redefinición del sistema de seguridad europeo. En concreto, la desaparición de todo el armamento nuclear americano y la retirada de su presencia militar en países limítrofes con Rusia

Rusia no se va a contentar con lo que ya tiene de Ucrania.  Muchos recordamos el telegrama largo de Kenan, en el año 1946, después de un discurso de Stalin en el Bolshoi, en el que éste decía que después de haber ganado la Segunda Guerra Mundial, la siguiente seria una guerra contra el capitalismo. Lo cual impactaría en Washington y abonaría el terreno para una política de contención de su expansionismo. Era el comunismo, pero formaba parte también del ADN ruso, su idea de un imperio, por cierto muy difícil de defender.

Esta mentalidad, que viene de la Rusia imperial, que continuó en la URSS y que después de Yeltsin -que fue un paréntesis, que tuvo que ver con un momento de debilidad económica, ha cobrado continuidad con Putin.

Rusia afirmará que ha puesto en riesgo algunas de las certezas occidentales, como ésta de las fronteras. Y de la misma manera que mantiene a Osetia del Sur y Ajasia, a Georgia, controladas, de la misma manera que a Transnistria, pretenderá conseguir lo mismo con el este de Ucrania. Provincias rusas, porciones de Rusia… pero con la diferencia no menor de que vale más para su estrategia Ucrania que las demás adquisiciones y países dirigidos por marionetas. Se detendrá, eso sí, pero por poco tiempo, sólo el suficiente para digerir su trofeo de caza.

Sobrevuela la idea de una división de Ucrania, como ocurriera en 1945 con Corea, en que se estableciera por americanos y soviéticos el paralelo 38º como frontera entre los dos mundos, entre los dos sistemas políticos y económicos. Un nuevo modus vivendi, que quizás fuera aceptable para los EEUU, aunque no para Europa. Y si el mito de la estabilidad de las fronteras caería, haciéndose añicos, la imposición de la neutralización del resto de Ucrania, aún más inaceptable sería la admisión de quë el 80% del restante -y devastado- país no pueda formar parte de la Unión Europea.






















viernes, 18 de julio de 2025

Las contradicciones pasan factura

 Se cumple este año 2025 el centenario del fallecimiento de don Antonio Maura, acaecido en diciembre de 1925 en la finca del Canto del Pico, en la localidad madrileña de Torrelodones.

Dedicaría Maura su discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua -de la que años más tarde sería nombrado director- a la oratoria. Se refería en ella al arte de la comunicación y de la influencia en el auditorio a través de la palabra. Pero su intervención académica contenía  expresiones que llaman la atención por su capacidad de trascender los tiempos pasados y de situarse en los actuales.

“Constituye -señalaba don Antonio- un obstáculo gravísimo para la íntima compenetración de que ha menester la oratoria, el cotejo silencioso, al cual provoca todo desacuerdo entre lo que se oye y lo que del orador se sabe y recuerda. Si en su vida hay antecedente disconforme con lo que dice o hace ahora, si cayó en culpas, contra las virtudes que ensalza, si en la materia que trata padeció errores, aunque ya fueren adjurados, líbrese de confiar en que, callando, ello pasará inadvertido; apresure las bastantes explicaciones y adelante la medicina contra el tósigo. Los oyentes tendrán benignidad con las flaquezas confesadas, aplauso para la enmienda, gratitud por la ingenua satisfacciónque se les dé; pero serán implacables contra la disonancia entre las voces y los hechos”.

Es sin duda larga la cita, pero no menos clara. La advertencia que en ella se hace en contra de quienes pretenden evitar las contradicciones entre lo que el orador, digamos más bien que político, las disonancias que se producen entre lo que hoy se hace y se dice con respecto a lo que se practicara en días del pasado no tan remoto, no pueden pasar inadvertidas por el público. Y si hubieran sido olvidadas alguien habrá que las recuerde.

No debería entonces el presidente del gobierno haberse hecho la foto con una representación de mujeres feministas del PSOE para -presuntamente- discutir una serie de iniciativas que incluirían sanciones internas por el consumo de prostitución, como así revelaría también en el Comité Federal socialista en el día inmediatamente posterior, y pondría como ejemplo de buenas prácticas de ese partido en el debate parlamentario del pasado 9 de julio.

Habra creído Pedro Sánchez que la vinculación de su suegro al negocio del meretriceo -femenino y masculino-, de su mujer -que por lo visto llevaba las cuentas de los lupanares- y el beneficio que él mismo habría obtenido presumiblemente de esas prácticas, sería recibido por sus audiencias socialista y parlamentaria desde el aplauso o merecido un silencio más o menos cómplice. De modo que aprovecharía el presidente sus intervenciones para fustigar a los adversarios, y mencionar al líder popular el caso de sus fotos con un reconocido narcotraficante.

Más le hubiera valido al presidente, ya que no quiere convocar elecciones ni presentar una moción formal de confianza -tampoco la oposición pretende el debate de una de censura, por cierto- asegurar como medidas más eficaces contra la corrupción la garantía de la independencia y  la profesionalización de Institutos y empresas públicas, como es el caso de ADIF -bajo sospecha de irregularidades de muy diversa índole- o de CIS, o el inmediato cese del Fiscal General del Estado, objeto de imputación, como han sugerido en El Mundo, Luis Garicano y Abel Sánchez. Y, en cuanto a la cuestión de la prestación de servicios sexuales remunerados se refiere, hacer mutis por el foro, simplemente.

No deja de ser cierto que el debate político en España hace mucho tiempo que ha dejado de existir. Al menos si consideramos que ese término -el de debate- conlleva el ejercicio de una confrontación de ideas y no un cruce de exabruptos como ocurre ahora. Y es cierto que se han cruzado todas las líneas rojas habidas y por haber entre los contendientes. No soy capaz de juzgar -no es cometido tampoco de este comentario, por fortuna hacerlo- quién fue el primero en atravesar la frontera que separa la disputa general de la mención ad hominem. Pero tengo para mí que no ha sido Feijóo el que ha tirado esa primera piedra. Resulta desde luego poco edificante dejar hacerse fotos en el barco de un empresario del narcotráfico, pero cuando de ello no se han seguido indicios de irregularidades que pudieran conllevar una imputación delictiva y, menos aún, de un juicio, habrá que convenir que la incesante repetición de esas menciones carece, además de una mínima cortesía parlamentaria , de justificación, y que el recuerdo de esas instantáneas  que enerva a quien se ve amonestado con carácter permanente y le predisponen a la contestación.

No sé si fue el caso de la respuesta del líder popular un calentón u otra cosa. Además, me resulta indiferente. Describir las contradicciones entre lo que se dice y lo que se presume que ha constituido un beneficio personal en contradicción con sus afirmaciones, constituye un suceso que no debería llamar la atención.

Algo parecido podría ocurrirle a Feijóo si, en el caso de obtener su investidura como presidente, presentara un plan integral de lucha contra la droga ante el parlamento. No debería extrañarle que alguien desde los escaños de la oposición le recordara el asunto de sus tan mencionadas fotos…

domingo, 6 de julio de 2025

La emancipación de Europa y la posición de España


La emancipación de Europa y la posición de España

La reciente cumbre de la OTAN celebrada en La Haya ha verbalizado el esfuerzo de los socios de los Estados Unidos, en especial de los europeos, por establecer un nuevo paradigma en la estrategia de seguridad y defensa de los mismos. Como les ocurre a los jóvenes que están dispuestos a emanciparse de la tutela de sus padres, tomando en consecuencia las decisiones que afectan a su futuro por sí mismos, se han determinado esos países a asumir el gasto que exige su nueva manera de vivir y se han puesto en rumbo hacia un futuro que ni ellos mismos conocen adónde les llevará y de qué manera lo podrán arrostrar. Se adentran en un camino desconocido, conscientes de que apenas parten de unos criterios consensuados, que no todos comparten la misma visión de la democracia liberal, que la opinión de que las fronteras se benefician de una situación de intangibilidad ha dejado de ser pacífica en la práctica y de que alguno de los socios prefieren un mal acuerdo con Rusia que mantener las espadas levantadas en una guerra sin fin.

Pero, de igual forma a como ocurre con los adolescentes que pretenden haber madurado, saben los europeos que no será total su emancipación, que seguirán necesitando de la seguridad de un plato en la mesa de sus padres cuando lleguen los apuros, de la conservación de la que fuera su antigua habitación para el caso de que en algún momento no puedan pagar el alquiler de su modesto apartamento o que alguna molesta dolencia les convoque de nuevo a los amorosos cuidados de sus madres. Y, andando el tiempo, cuando adquieran ellos mismos la condición de padres, querrán echar mano de los abuelos, a quienes encajarán a sus hijos en cuanto tengan que realizar una mínima vida social en la que los niños no constituyen más que un estorbo.

No, la emancipación de Europa no equivale a su independencia. El mundo se ha complicado mucho para convertirse en players del mismo, cuando apenas sí pueden permitirse ser payers de alguna de las facturas que van venciendo, y ellos van siendo más conscientes de que la nueva ecuación sólo se va a resolver a base de más déficit y más financiación del mismo a través de deuda pública… hasta que la burbuja no pueda crecer más y estalle.

Así que Rutte regala los oídos de Trump, a quien poco le ha faltado lisonjear como si de un Gran Timonel de los destinos del mundo se tratara, y Macron emite alguna tímida protesta para rogar que no tome el presidente de los Estados Unidos medidas arancelarias en contra de los países europeos.

Entre la adulación, más propia del servilismo, y la contenida crítica de un descendiente de la grandeur gaullista -parámetros ambos que se antojan bastante poco útiles en los tiempos que corren- ha campado en casi todos los demás pagos una posición tranquila, consistente en favorecer el consenso, aceptando las cifra que, con carácter paradigmático, había escrito el presidente Trump en su particular pizarra.

Pero ha existido una excepción que ha pretendido construir el gobierno de Pedro Sánchez en la mencionada cumbre. El presidente ha establecido un itinerario basado en él falseamiento de los datos, tergiversando una carta del Secretario General de la OTAN que no decía lo que aquél pretendía. Un argumentario que ha llegado a afirmar que España no se comprometía a suscribir el objetivo del 5% del PIB en gasto militar  (3,5 + 1,5) como el resto de los países miembros. Eso sí, suscribiendo como los demás el mismo documento sin apostillas ni excepciones

Quizás resulte conveniente echar una mirada hacia atrás y comprobar cómo España se ha encontrado en su historia del último siglo y cuarto desconectada del pulso internacional. Después de la pérdida de las colonias de Cuba, Filipinas y Puerto Rico en 1898, y con la excepción de la contienda en Marruecos que drenaría recursos del presupuesto y crearía no pocos quebraderos de cabeza al sistema político español, como ocurriría en Anual en 1921 (un desastre que a decir de algunos historiadores contribuyó al advenimiento de la Dictadura del general Primo de Rivera en 1923, que precipitaría a nuestro país hacia una República que no quiso ser de todos los españoles, y que, guerra civil mediante, nos llevaría a un régimen que tampoco, por decirlo suavemente, quiso ser de todos los españoles).

España no participó en la Primera Guerra mundial, optando por una neutralidad humanitaria, que ha sido reivindicada por el historiador Zorann Petrovici. Tampoco en la Segunda, pese a la colaboración más o menos indirecta del régimen franquista con las fuerzas del Eje. Y los 40 años de la dictadura personal del general apenas sí establecieron algo más que un acercamiento a los Estados Unidos, aceptando sus bases en territorio nacional, y una apertura económica que beneficiaría las transacciones comerciales con el resto del mundo. Mención aparte se debe al ministro Castiella, que con los escasos medios de que disponía, puso en marcha una política que pretendía una solución al contencioso histórico de Gibraltar, una oportunidad que vamos a perder ahora en la mejor ocasión histórica de que hemos dispuesto para encontrar alguna solución,

La reciente cumbre de la OTAN consiste una vez más en que el presidente del gobierno tapa sus problemas internos envolviéndose en pretendidas banderas que ni siquiera son necesariamente propias. El pacifismo, el antimilitarismo, la búsqueda de soluciones humanitarias… no se encuentran entre sus sensibilidades más queridas, porque se trata de un político atado a la ventaja circunstancial y alejado de las convicciones más o menos permanentes. Se diría que preside su actuación la resistencia a perder una posición política que él intuye ya como el último valladar del que dispone. Dimitir ahora, convocar elecciones para perderlas, dejar que sea otro el candidato… significa acercar aún más la rueda de los tribunales al entorno de su hermano, de su mujer y tal vez a él mismo. Se trata del poder como escudo proyector, no como instrumento para la reforma…

Por eso ha preferido Sánchez una orquestación comunicacional que le permita rodearse de los atributos impostados del buenismo, para dar la patada hacia delante, sabedor de que será otro gobierno el que haga frente a ese importantísimo gasto… y si se diera el caso de que el titular de ese gobierno sea el mismo Pedro Sánchez, ya existirá otro gazapo que pueda él y su troupede asesores sacar del sombrero.

 España ha vivido en la endogamia de sus conflictos internos, distante de lo que ocurría en su entorno y no participaría tampoco en las dos guerras mundiales, pero eso no ocurrió por el interés espurio de sus gobernantes, sino por lo que entendían éstos que convenía a nuestro país. Un caso más en el que las particulares concepciones del presidente se nos imponen, en este supuesto, el que afecta a nuestra posición en el mundo y a nuestra imagen como país. Así vamos.


miércoles, 25 de junio de 2025

“Deploro no acordarme”

 María Ángeles González de la Dehesa -Marian- era una mujer singular. Hija única de uno de los matrimonios más acaudalados de la localidad -su padre heredaba una considerable fortuna de una vieja solterona con casa solariega y blasonada en su pueblo-. Contaba la fallecida con antecesores que se habían enriquecido a través del transporte marítimo de mercancías de todo tipo -entre las que se llegarían a incluir las de carácter humano-. El caso era qur había dado Marian dado en enamorarse hasta perder el sentido de un tío de Joaquín Romero, hermano de su madre, 


La pareja carecía de descendencia, circunstancia vital que tía Marian sobrellevaba con no poca dificultad. Dice el dicho que a quien Dios no da hijos, el diablo da sobrinos… y de esa situación no se podía quejar la buena mujer, que de la estirpe de su marido surgirían hasta diecinueve vástagos, cifra tan considerable que, para ella, cada noticia de embarazo de cualquiera de sus cuñadas constituía casi un desafío, además de la exigida penitencia -o el purgatorio en vida- que debía ella sufrir como consecuencia de los pecados cometidos por las generaciones que la habían precedido. No por ella, por supuesto, que siempre había mantenido una actitud positiva y luchadora ante la vida.


A cambio de esa bendición que le había sido negada, tía Marian desplegaría una inusitada actividad. Actuaba ella en muy diferentes escenarios, entre los cuales la investigación histórica local o la vida social. En este último aspecto, el matrimonio tenía a gala recibir todos los días en que se encontraban en su magnífico piso, construido en primera línea del Cantábrico y, por ello, dotado de amplias vistas al mar.


De modo que, casi todas las tardes, a eso de las siete, un heterogéneo grupo de personas se acercaba a su casa, dispuesto a compartir su excelente whisky, su buen aperitivo, y una conversación que navegaba entre la política, los negocios o los sucedidos de la gente conocida por la endogámica colonia local, en la que prácticamente todo el mundo era pariente o contra-pariente -vale decir que contaba con relación familiar indirecta con alguno de los sujetos que asistían a la conversación.


Joaquín Romero era ahijado del padre de tía Marian, motivo por el cual frecuentaba en alguna ocasión esas recepciones.


Ocurrió una tarde de aquéllas. El whisky había rodado suficientemente para desatar las lenguas de los presentes. Uno de ellos resultaría ser el director de una pequeña compañía de seguros local. Artemio Lopez-Marco era un hombre fornido y de tamaño resumido, labia fácil y elevado concepto de sí mismo. Desde el punto de vista social, Artemio no podía competir ni de lejos con la cuasi aristocrática recepción de circunstantes que poblaban el salón de Marian González de la Dehesa.


La conversación había derivado hacia uno de los prohombres del mundo político y financiero de Madrid, que en alguna ocasión había acudido a alguna de las soirées que tía Marian organizaba.


Como quiera que la mencionada y afamada persona no necesariamente debía resultar conocida por todos los asistentes en esa ocasión, Marian inquiría acerca de si habían tenido todos la ocasión de ser presentados al importante político y financiero. En especial detenía su perspicaz mirada hacia Artemio Lopez-Marco, que era quizás el asistente con menor nivel de conocimientos personal entre los asistentes al encuentro de aquella tarde Le faltaría formular a la anfitriona de manera directa un, “¿has tenido la oportunidad de conocerle, Artemio?” No lo expresaría así, pero su mirada lo decía todo.


Lopez-Marco cogió al vuelo la insinuación,. Sintiéndose aludido, contestaría:


  • Desde luego. Le conocí aquí, en esta casa -declaró Artemio Lopez-Marco-. Fue una tarde en la que estuve particularmente brillante… ¿te acuerdas Marian?


Y tía Marian, que no carecía de reflejos, apenas demoraría un segundo su respuesta.


- No Artemio, no. Deploro no acordarme…


martes, 24 de junio de 2025

La cizaña

Publicado en La voz de Lázaro, el 23 de junio de 2025

La cizaña

La cizaña es un cereal del que ya se conoce de sobra que su grano y harina son tóxicos, y, por lo tanto, no recomendables para el consumo humano y animal. En este sentido, se compara la cizaña con el trigo, de modo que aquél equivaldría a lo malo y éste a lo bueno.

Remite entonces la cizaña al espacio de la toxicidad, que es asunto político de no escasa utilización en este ambiente, y no necesariamente el de nuestros tiempos, pero sí que será precisó advertir que se encuentra ampliamente extendido ahora, cuando el deterioro de la vida representativa e institucional parece en ocasiones no tener fin.

El ejemplo de la comparecencia del presidente del gobierno, en la sede de su partido, en la tarde del pasado 16 de junio, después de concluida la reunión de la comisión ejecutiva del PSOE, constituye una buena oportunidad -una más- para la reflexión. Y no porque no asumiera Sánchez responsabilidades -yo desde luego no lo esperaba- ni porque no anunciara una más o menos inmediata convocatoria electoral -que tampoco era probable- sino por los modos y expresiones que el responsable de su partido utilizaba a lo largo de su intervención, que forman parte de esas prácticas divisorias y cizañeras que evocan el título de este comentario.

Escogió el presidente la táctica de criticar a los contrarios como estrategia de defensa, lo que es una forma muy poco razonable de abordar los problemas, aunque no deje de ser utilizada en todos los pagos. Ya se dice que la mejor defensa es el ataque. Pero es más grave a mi juicio que la crítica se desborde en la descalificación y el insulto, como sin duda lo constituye el hecho de denominar neo-nazis a quienes se manifiestan en las calles exigiendo una convocatoria electoral, la dimisión del presidente o ambas cosas y otras a la vez. Establecer de nuevo, aun sin nombrarlo, un muro entre los nuestros, que somos los buenos, los demócratas los progresistas y los que tomamos medidas en favor de la gente y cortamos de raíz la corrupción en el mismo momento en el que la percibimos: y los contrarios, que son los fascistas –neonazis-, reaccionarios, que sólo actúan en beneficio de los privilegiados y que además forman el ejército de los corruptos que se esconden a sí mismos, no se sostiene en una gestión en la que se colonizan las instituciones, se utilizan fontaneras de una tosquedad inaudita, se eligen mediadores con un prófugo de la justicia que alentarían la formación de una red mafiosa de pagos y de intercambio de mujeres -además de lo que pueda salir a colación con el paso del tiempo-, se aprueba una ley de amnistía sin consenso y sin dictamen previo de los órganos creados a tal efecto, se abronca a los jueces que no son de la cuerda del gobierno, se protege a un Fiscal General del Estado imputado, se propone una modificación del procedimiento jurisdiccional que consiste precisamente en su politización…

Decía el economista Grisham que la mala moneda desplaza a la buena. Lo mismo ocurre con la cizaña respecto del trigo. Los modos políticos son, entre nosotros y ya en todas partes, muy diferentes de los que eran apenas 20 ó 30 años antes. Quienes ya ejercemos -generacionalmente al menos- de abuelos, recordamos a los Suárez, Calvo Sotelo, González, Aznar… y nos invade la nostalgia melancólica de lo que hicieron -a veces deshicieron- desde el acuerdo y el compromiso. Eran otros tiempos y eran otras gentes.

¿Y qué decir de los políticos que gobernaban en la época de la anterior Restauración monárquica, la de Cánovas y Sagasta, la de 1876?, un tiempo en el que los políticos que no contaban con la confianza del parlamento o habían errado sus políticas o se habían visto envueltos en algún desliz o corruptela, dimitían de modo automático. Por supuesto que no es posible regresar a esos tiempos, no sólo porque es imposible -que lo es- sino porque tampoco el citado sistema era justo. No les era dado a todos los ciudadanos presentarse como candidatos a unas elecciones, porque no todos disponían de los recursos necesarios para dedicarse a las tareas representativas. ¿Y qué decir de la Intervención del Ministerio de la Gobernación en la adjudicación de los escaños a través del encasillado?

Habría sin embargo que recuperar algunas de esas prácticas: el señorío de la política, el debate responsable y con argumentos en la cámara de representación nacional, el respeto al adversario político, la dimisión… porque en lugar de eso se va consolidando una idea -producto de la administración de sucesivas dosis de cizaña-, de la descalificación y del insulto, el atajo de las normas y de los organismos de control, la mentira, la frase del día que ya no vale para nada apenas unas horas después de de dicha, la vacuidad de los argumentos, el asimiento al poder como una lapa…

Convendremos también en que el espejo ante el que nos miramos los ciudadanos de los regímenes democráticos -que no por casualidad van decreciendo- nos ofrece una imagen desprovista de buenas prácticas, a la que, sin embargo, muchas veces procuramos imitar. Y así, la zafiedad y el ventajismo, el regate corto y el engaño van emponzoñando a toda una sociedad que era en otro momento bastante sana.

Y por poner un ejemplo que sirva como coda final a éste comentario. Ahora que estamos concluyendo la campaña de la renta… ¿Quién quiere pagar impuestos cuando los que los cobran supuestamente se llaman Ábalos, Cerdán. Y Koldo?

viernes, 13 de junio de 2025

Euskadi contra España

 

EUSKADI CONTRA ESPAÑA

EUSKADI CONTRA ESPAÑA

Corrían los tiempos de la primera legislatura del gobierno de José María Aznar, la que se desarrollaría entre los años 1996 y 2000. Jaime Mayor Oreja era ministro del Interior y me unía a él entonces una buena relación de amistad,  de esas que se forjan en los proyectos compartidos y en oposición a las animosidades de los contrarios. Los contrarios… que son, los más peligrosos, los que proceden de tu misma trinchera, los del fuego amigo… ¿recuerdan ustedes eso del “¡cuerpo a tierra, que vienen los nuestros!”, que decía el siempre ingenioso Pío Cabanillas?

En esa época. Enrique Gaytán de Ayala era presidente de la Federación Internacional de Pelota Vasca, cargo que abandonaría algún tiempo más tarde y que correspondería en adelante al ciudadano francés Dominique Boutineau. Enrique -Quique- me pedía que le facilitara una entrevista con el ministro, y estaba él habilitado a pedirla y yo obligado moralmente a gestionarla, no en vano habíamos colaborado los dos en el intento, fracasado, de organizar un partido político, similar al UPN navarro, para el País Vasco, que compitiera de igual a igual con el PNV, pero que estableciera relaciones permanentes con el centro-derecha español. Un trasunto para nuestro país de la vinculación CSU-CDU alemana, por lo tanto. El proyecto en cuestión estaba dirigido por Mayor Oreja.

El propósito de Quique Gaytán consistía en que el entonces ministro avalara su idea de crear una federación vasca de pelota… de pelota vasca, se entiende -con perdón de la reiteración- que pudiera competir con ese nombre en campeonatos internacionales. Con carácter previo a concertar la reunión advertí a Gaytán de la dificultad, cuando no de la inutilidad, del encuentro. Instalado en ese importante cargo ministerial, Jaime Mayor había adquirido ya la consciencia de que, en la lucha contra el terrorismo etarra, el PNV era más parte del problema que de la solución.

Porque ésa era precisamente la tesis que Gaytán quería defender, que una formulación como la pretendida por él bien pudiera ayudar a mejorar las relaciones entre el Gobierno de España, y del partido que era su principal soporte, con el gobierno vasco y el PNV.

La reunión tendría lugar en el Ministerio del Interior, en el madrileño Paseo de la Castellana, y en ella Gaytán de Ayala formularía su propuesta. No tardó mucho el ministro en mostrar su discrepancia, ni se demoraría en exceso la reunión. En apenas media hora nos encontrábamos el presidente federativo y yo almorzando al otro lado de la Castellana, en el ahora desaparecido restaurante Embassy.

Y era que no estaba preparado el horno de la política nacional de aquellos tiempos para preparar esa clase de bollos. Muy poco tiempo después, el dedo inexorable del presidente Aznar relevaba a Jaime Mayor del cargo de ministro y le llevaba a lidiar la última operación de rescate de la ominosa deriva a la que el nacionalismo Vasco había entregado a esa tierra. Jaime Mayor haría el Pacto del Kursaal con Nicolás Redondo -oficiado por Fernando Savater-, en unas singularmente reñidas elecciones en las que casi desalojamos del poder al partido fundado por Sabino Arana…

Se trataba entonces de un gobierno que tenía las ideas claras y las convicciones fuertes, no un ejecutivo débil a merced de los volátiles apoyos parlamentarios y de los chantajes políticos que en ocasiones no queda más remedio que atender si lo que se pretende -y eso es precisamente lo que se pretende- es mantenerse en el poder.

De esa manera se ha llegado a que dos selecciones nacionales, compitan entre ellas en el mismo torneo. Vascos contra vascos, españoles que lo quieren ser contra españoles que consideran que su identidad es sólo vasca.

En fin, otra astracanada más, otra pieza de comedia bufa, otra broma que nos demuestra una vez más la ridícula inconsistencia de la política española, No, no hace tanto tiempo que a estos desvaríos se les ponía coto. Pero se trataba de otras épocas y de otros personajes políticos…