EUSKADI CONTRA ESPAÑA

Corrían los tiempos de la primera legislatura del gobierno de José María Aznar, la que se desarrollaría entre los años 1996 y 2000. Jaime Mayor Oreja era ministro del Interior y me unía a él entonces una buena relación de amistad, de esas que se forjan en los proyectos compartidos y en oposición a las animosidades de los contrarios. Los contrarios… que son, los más peligrosos, los que proceden de tu misma trinchera, los del fuego amigo… ¿recuerdan ustedes eso del “¡cuerpo a tierra, que vienen los nuestros!”, que decía el siempre ingenioso Pío Cabanillas?
En esa época. Enrique Gaytán de Ayala era presidente de la Federación Internacional de Pelota Vasca, cargo que abandonaría algún tiempo más tarde y que correspondería en adelante al ciudadano francés Dominique Boutineau. Enrique -Quique- me pedía que le facilitara una entrevista con el ministro, y estaba él habilitado a pedirla y yo obligado moralmente a gestionarla, no en vano habíamos colaborado los dos en el intento, fracasado, de organizar un partido político, similar al UPN navarro, para el País Vasco, que compitiera de igual a igual con el PNV, pero que estableciera relaciones permanentes con el centro-derecha español. Un trasunto para nuestro país de la vinculación CSU-CDU alemana, por lo tanto. El proyecto en cuestión estaba dirigido por Mayor Oreja.
El propósito de Quique Gaytán consistía en que el entonces ministro avalara su idea de crear una federación vasca de pelota… de pelota vasca, se entiende -con perdón de la reiteración- que pudiera competir con ese nombre en campeonatos internacionales. Con carácter previo a concertar la reunión advertí a Gaytán de la dificultad, cuando no de la inutilidad, del encuentro. Instalado en ese importante cargo ministerial, Jaime Mayor había adquirido ya la consciencia de que, en la lucha contra el terrorismo etarra, el PNV era más parte del problema que de la solución.
Porque ésa era precisamente la tesis que Gaytán quería defender, que una formulación como la pretendida por él bien pudiera ayudar a mejorar las relaciones entre el Gobierno de España, y del partido que era su principal soporte, con el gobierno vasco y el PNV.
La reunión tendría lugar en el Ministerio del Interior, en el madrileño Paseo de la Castellana, y en ella Gaytán de Ayala formularía su propuesta. No tardó mucho el ministro en mostrar su discrepancia, ni se demoraría en exceso la reunión. En apenas media hora nos encontrábamos el presidente federativo y yo almorzando al otro lado de la Castellana, en el ahora desaparecido restaurante Embassy.
Y era que no estaba preparado el horno de la política nacional de aquellos tiempos para preparar esa clase de bollos. Muy poco tiempo después, el dedo inexorable del presidente Aznar relevaba a Jaime Mayor del cargo de ministro y le llevaba a lidiar la última operación de rescate de la ominosa deriva a la que el nacionalismo Vasco había entregado a esa tierra. Jaime Mayor haría el Pacto del Kursaal con Nicolás Redondo -oficiado por Fernando Savater-, en unas singularmente reñidas elecciones en las que casi desalojamos del poder al partido fundado por Sabino Arana…
Se trataba entonces de un gobierno que tenía las ideas claras y las convicciones fuertes, no un ejecutivo débil a merced de los volátiles apoyos parlamentarios y de los chantajes políticos que en ocasiones no queda más remedio que atender si lo que se pretende -y eso es precisamente lo que se pretende- es mantenerse en el poder.
De esa manera se ha llegado a que dos selecciones nacionales, compitan entre ellas en el mismo torneo. Vascos contra vascos, españoles que lo quieren ser contra españoles que consideran que su identidad es sólo vasca.
En fin, otra astracanada más, otra pieza de comedia bufa, otra broma que nos demuestra una vez más la ridícula inconsistencia de la política española, No, no hace tanto tiempo que a estos desvaríos se les ponía coto. Pero se trataba de otras épocas y de otros personajes políticos…