lunes, 19 de octubre de 2009

Intercambio de solsticios (39)

Historia de Adelfa

“No sé si lo haré muy bien, pero soy Adelfa. Lo que voy a contar es, más o menos, lo que ha sido mi vida. Nací en (…) uno de mayo (…) Eran las seis de la mañana. Cuando yo nací, mi madre tenía 41 años, algo no habitual en mi tierra (Gabón), claro, porque todo el mundo tenía los niños a los 12 años. En casa, ellos tenían ya 11 hijos, de manera que cuando yo llegué yo era el número 12 de sus hijos, algo que no gustó nada a mi padre, y por supuesto a toda la familia. Mis padres estaban cansados de tener tantos niños (…) y, en un momento, se reunió la familia para tomar la decisión de quién iba a criar al niño, porque no era normal que un hombre que ni siquiera aguantaba los gritos de una niña cuando se despertaba, se ocupara de alguien así. Entonces, para mí, empezó un gran calvario, como se puede decir. Entonces, mi hermana se hizo cargo de mí cuando yo era muy niña. Mi padre no se quería dormir conmigo, porque decía que yo tenía un espíritu malo, que yo le dejaba dormir. Entonces yo tenía que dormir con mi hermana, y mi madre dijo: ‘O me aceptas con mi hija, o me voy con mi hija’. Y dijo: ‘Si quieres ir con esa niña bruja, vete con ella. Pero, desde luego, con esa niña yo no vuelvo a dormir, porque ella me vuelve loco por la noche’. Y dice ella: ‘Pero, si solamente es una niña. Solamente se despierta para mamar y ya está’. Y dice él: ‘No. Esa niña cuando duerme se crece. Habla como un mayor, y cuando se despierta ya es niña. No me gusta nada. Su espíritu no me parece estupendo. Llévala de mi habitación o uno tiene que perderse por aquí’. Mi madre, tan enfadada, se dirigió a la habitación de mis hermanas y dijo: ‘Sabina, Sabina’. ‘Sí’. ‘Eres la primogénita. Tendrás que quedarte con tu hermana, porque aquí, al parecer, nadie la quiere’.

1 comentario:

Sake dijo...

En el fondo del Planeta Tierra, hay fuego, y forjándose en ése fuego, hay un corazón y por los volcanes sale su latir que está dentro de cada uno de nosotros los homo Sapiens, seamos del color que seamos.