viernes, 11 de marzo de 2011

Como el rosario de la aurora

Era la tarde de un martes de este invierno madrileño que nos va abandonando entre algún frío matutino y alguna lluvia dispersa. Les había citado a las 5 de la tarde, que es hora en que los españoles acostumbrábamos a reunirnos para disfrutar de la vieja fiesta nacional: sol, arena, sangre, valor…

Pero esa reunión no tenía esa épica del ruedo ibérico, no había alberos ni trajes de luces, no aparecía caballo alguno ni picador que lo montase.

Era la sede de Unión, Progreso y Democracia. Ese martes de invierno. A las 5 de la tarde. Y recibía en nuestros locales a una delegación del partido socialista marroquí.

Llegaba primero Nnour Abdelïlah. Hombre afable y correcto. Después de las presentaciones le digo que cualquier relación de nuestro partido con Marruecos, y su partido –es una redundancia- forma parte de la estructura política del país, pasa por una solución al conflicto del Sahara y al cumplimiento de lo que prevé el derecho internacional en este aspecto, esto es, el ejercicio por los saharauis de la autodeterminación. Luego le digo que nos interesaría conocer su punto de vista respecto de los vientos de cambio que se están produciendo en los países del Norte de Africa.

Nnour prefiere enfilar el menos problemático de los asuntos que he expuesto, de hecho, su móvil suena una decena de veces en la primera parte de la reunión. Está esperando a que llegue su jefe. Sin su presencia no podremos abordar el asunto del contencioso. “Han sido unos 20.000 los manifestantes que se han sumado a las protestas en todo Marruecos –nos explica-. Claro que ellos dicen que 250.000. La mayor parte de las demostraciones han sido pacíficas, pero en algunas se han infiltrado delincuentes, como ha sido el caso de Larache. Desde las 10 de la noche, algunos lugares han sido ciudades sin ley. Y las condenas son muy fuertes en esos casos: unos 10 años en la cárcel” –añade Nnour.

El socialista marroquí nos habla la misma semana en que el Mohamed VI anunciaba en un discurso televisado su voluntad de cambiar las cosas. “El Rey no debe ser el responsable político –afirma el socialista marroquí-, debe serlo el Gobierno”. Y señala también: “El Rey no debe tener tanto poderío económico: hay que separar las dos cosas”.

Y sigue Nnour exponiendo lo que ocurre en otros países africanos: “Gadafi es el Ceacescu árabe: no ha comprendido la hora que marca el reloj de la historia”. Y termina: “El PSOE e IU nos dicen que ellos son rehenes del Polisario”.

Uno de los miembros de la delegación de UPyD le dice que España ha colaborado mucho con Marruecos, cuya “riqueza está mal distribuida”. Y a renglón seguido que Marruecos actúa con victimismo respecto de España, cuando algo que hace nuestro país le molesta. No funciona el principio de la reciprocidad –concluye.

Es el momento en que llega Lambruni, diputado en el Parlamento marroquí -unos 45 minutos de retraso-. No se quita la gabardina y empieza a contestar la precisión de otro miembro de nuestra delegación sobre la imposibilidad jurídica de que Marruecos otorgue autonomía al Sahara: “El Sahara no es territorio soberano de su país”, les ha dicho. El parlamentario interviene profusamente para hablarnos de relaciones de vasallaje, del Tribunal de la Haya, dice que Marruecos liberó al Sahara, se refiere a los “Acuerdos de Madrid”… les contestamos puntualmente a todos sus comentarios. El ambiente se caldea y la tensión se podría cortar con un cuchillo.

La reunión no tiene mucho sentido, así que corto el debate.

- Estamos en un encuentro entre partidos –digo-, no en una diatriba jurídico-histórica. Y como partido debo decirles –lo había dicho antes de que llegara Lambruni- que nuestras relaciones con Marruecos pasan por una solución al conflicto del Sahara de acuerdo con la legalidad internacional. –Y sigo- Antes ha dicho Nnour que algunos partidos les dicen que se sienten rehenes del Polisario. Pues bien, nosotros no. Nuestra portavoz firmó el año pasado un convenio de colaboración con ese partido, que a partir de ese momento es un partido hermano del nuestro. Por lo tanto, cualquier expresión que se haga respecto del Polisario en nuestra sede deberá tener en cuenta este hecho.
Lambruni no me ha interrumpido. Le toca el turno.
- Esto es lo que ha dado de sí la reunión –me dice en francés-. No tiene sentido que sigamos adelante. Para nosotros, la cuestión de la soberanía es sagrada.
El diputado se levanta y se dirige hacia la puerta. Yo hago lo mismo con la intención de despedirme. Pero sólo puedo estrecharle la mano a Nnour, que me invita a Marruecos para muy pronto. Lambruni ya debe estar cogiendo el ascensor.
Consulto mi reloj. Apenas han pasado unos minutos de las 6 de la tarde y la reunión debía prolongarse media hora, quizás una hora más.
Cuando me despido de mis compañeros, pienso que ese “cielo” de mi visita a Marruecos puede esperar aún mucho tiempo.

2 comentarios:

Sake dijo...

¿Vas a vender a los inocentes y desprotegidos por un puñado de dólares?, hay cosas que valen mucho más que el dinero y que el petroleo.

Blanca Oraa Moyua dijo...

Me he quedado triste.