lunes, 7 de marzo de 2011

Intercambio de solsticios (141)

Bilbao, 8 de marzo de 2003.

Querida Lorsen:

Ha pasado ya una semana más, y a través de estas letras te refiero lo que creo que te puede interesar en lo que ha ocurrido.
Lo cierto es que mis días han sido –no me atrevo a decir que lo sean de manera definitiva- más apretados, más repletos de actividades. “A nada dices que no, a todo digo que sí”, eran las palabras de una canción de Pablo Milanés que me aplico de forma permanente. En todo caso puedo decirte que me encuentro algo más animado que la semana pasada, aunque eso no signifique prácticamente nada en especial.
El lunes 3, después de una comparecencia en la que tuve una –amable- disputa con el Consejero Azcárraga, vino mi amigo Eloy García a Vitoria, donde comimos con Mario Onaindía. La conversación resultó muy agradable y creo que Mario y yo tenemos una buena relación para el futuro. De momento sé que se va a Lanzarote a pasar la Semana Santa y que nos veremos en verano. Eloy está muy contento, pero como buen gallego descubre que nunca la realidad resulta perfecta, y cree que le están segando la hierba debajo de los pies, precisamente por el éxito que ha tenido con la publicación de su libro sobre Pocock, del que me ha regalado un ejemplar.
He recogido la última foto que nos hizo juntos Alejandro Aznar, de la que he recortado a Mónica Oriol y su hijo, y la he ampliado. Se la he dejado a Victoria Larrea para que le busque un marco adecuado, porque las dimensiones que ha adquirido no tienen cabida en ninguno convencional.
Luego me fui al cine, a ver una película sobre un hombre que se queda amnésico después de un golpe en la cabeza y que tiene que reconstruir su vida a los cincuenta y pico años. Cuando ya parece que lo ha conseguido descubre que estaba casado. Una vez que se reencuentra con su mujer esta le enseña los papeles del divorcio: ya no se entendían. Así que el hombre vuelve a Helsinki, con la novia que se había organizado perteneciente a una especie de “Salvation Army”. La posibilidad de reconstruir la vida –con o sin recuerdo- es siempre factible, pero los recuerdos condicionan más que las amnesias. No disponer de pasado supone a veces una suerte de tranquilidad para uno mismo. Estás ahí, tirado en medio de la calle, sin saber nada de ti, dispuesto a crear algo desde la nada. El personaje sólo tiene que luchar por su futuro, no se encuentra obligado a plantear batalla con sus recuerdos, esto es, asumir que ha vivido y que esa vida pasada le condiciona. Una vez que su propia historia le sale al encuentro y es consciente de que puede pasar la página sin problemas es ya un hombre feliz. Los papeles que le unían a su antigua mujer constituían su única obligación, que no memoria. Ya sólo le queda vivir.
El martes fui a la Seguridad Social de Las Arenas, para terminar con el papeleo de Pilar. Tenía todos los documentos, todos menos el carné de identidad de nuestra hija, que por lo visto se le exige a partir de los dieciséis años. Está todo resuelto, pero tengo que hacerle el DNI para que los beneficios de la operación sigan operativos después del 27 de agosto de este año. Tuve una reflexión acerca de la burocracia de los tiempos actuales: Una niña que apenas si puede moverse un metro –si la mueven- desde su cama hasta la silla, debe encontrarse identificada por el Estado. César -–el marido de Begoña, nuestra secretaria parlamentaria, que es Subdelegado del Gobierno en Álava- se ha movido para que se le prepare la documentación. Creo que el jueves que viene la haremos.
Fui a Molcris para que me enmarcaran las dos litografías de MOA, una lámina de Roy Lichtenstein y una hoja de un calendario de Tintin, con el capitán Haddock saliendo de su habitación –esta última para Juan Bas, que lo recibirá como un recuerdo tuyo-. El chico que está en la tienda me conocía y me preguntó mi nombre. Cuando le dije que te habías ido se quedó impresionado, aunque creo que últimamente trabajabas más con Pescador, en Las Arenas.
La lámina de Lichtenstein es una tira de “comic” que representa a una rubia por cuyas mejillas discurre un grueso lagrimón. Dice: “I... I’m sorry”. Viene a ser como una especie de recuerdo de tu despedida, aquel triste 27 de noviembre de 2002, cuando me preguntaste si te perdonaba, siquiera un poco.
El miércoles cené con Antonio Garamendi, con quien parece que ya he recuperado la relación. Se encuentra pletórico.
He hablado con Isabel Lorsen y con Patricia cuñada. La primera estaba muy contenta con la operación de su madre –se han pasado casi, o sin casi, veinte días en Estados Unidos- así que se encuentra muy cansada. Jorge y ella se van a esquiar hasta este próximo lunes.
He cerrado ya mi viaje a Huelva para la Semana Santa. Viajo a Sevilla el día de Jueves Santo, directamente desde Bilbao, donde me recogerá tu hermano. El lunes de Pascua me parece que regresan a Madrid y yo me quedaré en Sevilla, para pasar el día ahí y después coger el AVE hasta Córdoba, donde pasaré dos noches y un día. Patricia me ofrecía que me quedara en su casa de Madrid el resto de la semana de Pascua. Al principio le he dicho que sí, pero me lo he pensado mejor: Todos ellos están trabajando ya y prefiero volver a Bilbao, ver a Pilar y, ocasionalmente, irme lentamente a Burguete con Bécaud.
Hubo una cena con Nicolás Redondo y otras personas el jueves: Se pretende configurar una especie de “lobby” económico “anti PNV”. Hemos quedado para dentro de una semana. No sé si dará mucho juego el asunto.
Antonio Lorenzo me llamó desde Lanzarote: su suegra se encuentra mejor y es ahora María de los Ángeles la que se ha caído y se encuentra un tanto desanimada. Me va a hacer una gestión que me vendrá muy bien para el impuesto de sucesiones. Por otro lado, he intentado hablar con Josepe Irigaray para una cosa sobre Burguete, pero aún no nos hemos puesto en contacto.
Ayer tuve cuatro o cinco intervenciones en el Pleno del Parlamento, que quedaron relativamente bien. Después cené en casa de Antonio Garamendi. Estaban María –su mujer-; Marcelino Oreja Arburúa –que ha sucedido en el Parlamento Europeo a Ana Palacio-; Telmo Casla –hermano de Íñigo- y su mujer, una chica de Palma de Mallorca, alta y guapa, pero me parece que relativamente poco introducida siquiera en su isla natal e Inés Chalbaud –sobrina nieta de mi tía Begoña Chalbaud-. Tanto esta como “Marce” asistieron sin sus parejas, cosa un tanto extraña. La verdad es que le encuentro al Oreja bastante atrapado por su familia política: ni siquiera tiene llave de la casa de su suegra, donde pasa los fines de semana. Una vez que terminó la cena se marchó corriendo, y eso que tiene fama –por lo que contaron- de haber sido un “juergas” bastante notable. Cuando tomamos una copa Garamendi se explayó en contra de Enrique Portocarrero –por lo visto le reprochaba que no le había dejado entrar en el Círculo de Empresarios, pretensión que me parece una cierta osadía por parte de Antonio-. Por lo demás creo que esta persona tiene aún que ser consciente del límite de sus posibilidades, que son las que son. María es una chica muy lista, sabe cómo llevar las cosas y desvió oportunamente la conversación, aunque Antonio ya estaba con copas y no se encontraba dispuesto a parar. María quería volver a visitar a Pilar–parece que ahora tiene un trabajo que se lo permite- y le dije que le preguntaría a la niña.
Esta mañana he ido a ver a nuestra hija. No se encontraba muy bien, porque debe estar algo obstruida y no hace cacas. Le había llevado las fotos que nos hicieron los Aznar para empezar con el álbum, pero no le interesaba en absoluto la cosa. Sólo ha puesto atención cuando le he hablado de María Acha, y me ha contestado que sí, que está dispuesta a que vaya a verla. Luego ha tomado un zumo de naranja y el Dufalac –no sé si se escribe así- a ver si se libera. Por lo demás se encuentra bien y su enfado viene de su malestar general.
He recogido a Bècaud, quien se encuentra conmigo cuando escribo estas letras. Tu padre estaba dispuesto a que me quedase a comer. Le he dicho que no tengo problema nunca si me avisa con antelación. Gaby me ha venido a decir que se encuentra regular, pero estaba saliendo con su perra y no he podido hablar apenas con ella. Quizás mañana, cuando le lleve una nueva maleta con ropa tuya tenga ocasión de saber algo más.
Podría rellenar muchos folios más si mi pretensión fuera la de contarte todo lo que he hecho, pero me he contenido sólo con lo que creo que te puede interesar.

Hasta la próxima, guapa.

2 comentarios:

Sake dijo...

¿Seria posible periódicamente borrar nuestra memoria y empezar de cero?, éso nos convertiría en eternos jóvenes empezando siempre a vivir, y pienso que éso seria bueno.

Blanca Oraa Moyua dijo...

Desconocía que tuvieras relación con María Acha y Antonio Garamendi.
Estoy muy cercana a los Acha Satrústegui por muchos flancos.
Un sobrino, hijo de Viví mi hermana, casado con Cristina.
Y la tía Marigló,viuda de mi tio Josetxu Castiella Maiz.
Y mas, pero menos concretos.