Jorge Brassens tomaba un vaso de agua helada que le devolvía la consciencia de los acontecimientos. Cual bálsamo de Fierabrás, el líquido ingerido parecía curarle de todos sus males.
- Tengo que levantarme, Vic. Es del todo punto necesario.
Su mujer acudió a su lado como impulsada por un resorte.
- Tú no te mueves de aquí por nada del mundo. Vamos. ¿Dónde tengo que firmar?
Iba a tener una resistencia poco menos que numantina, así que Brassens prefirió negociar, como acostumbraba.
- Pues no sé. Díle a alguien que venga aquí, a Juanito, por ejemplo. Me tiene que hacer una gestión.
- ¿Qué gestión?
- Si no me equivoco, y como conozco a esa gente, no creo que me confunda demasiado, está en marcha una verdadera asonada en Chamartín y hay que pararla –explicaría Jorge.
- ¿Y a ti qué te importa? –preguntaría Vic Suarez-. Ya te tengo dicho que eso de la política no arregla nada…
- Es algo previo a la política, ¿no lo entiendes? Si esa gente trunca el proceso pre-democrático que estamos viviendo, estamos acabados.
- Bueno. Tal y como están las cosas no sé si eso importa demasiado.
- Son implacables, Vic. Vendrán a por nosotros. Aniquilarán todo resto posible de oposición.
- ¿Tú crees? –preguntó su mujer algo más dubitativa.
- Es como la película “Solo ante el peligro, ¿te acuerdas?
Vic Suarez cabeceaba afirmativamente.
- Gary Cooper no tiene ninguna gana de enfrentarse con los malhechores porque sabe que tiene muy pocas posibilidades de vencerles. Y todos los que le aprecian le sugieren que ponga tierra de por medio. Pero él sabe que no se podrá esconder definitivamente, que tendrá que huir y ocultarse durante todo el resto de su vida. De modo que decide hacerles frente.
- ¿Y qué sugieres?
- Pedir ayuda.
- ¿Y quién te va ayudar? ¿No me dirás que va a ser Jacobo Martos?
- No. Martos no sabe cómo resolver ese tipo de problemas. Es un político democristiano de esos: sabe muy bien lo de dar una patada para arriba o a los lados, pero es incapaz de enfrentarse a un golpe de estado.
- ¿Entonces?
- Me estaba refiriendo a Cristino Romerales. Ya sabes. Lo traté mucho en la época del Partido del Progreso.
- Por supuesto que me acuerdo. ¿No estaba ahora en la Junta de Chamberí?
- Sí –contestó Brassens-. ¿Y sabes de qué se ocupa allí?
- Si no me lo dices…
- Es el Consejero de Interior del Distrito. Y creo que tiene una policía bien adiestrada y competente. Y no tan corrupta como la nuestra.
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1 comentario:
Sabes una cosa, yo no puedo irme porque ya nunca volveria a respetarme y antes de que vengan a por mi prefiero adelantarme a ellos, ésa diferencia puede ser fundamental.
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