Pero les hablaba de los oradores del “Speaker´s corner”… esta vez radical. Pude ver a dos y a un tercer voluntario de la causa. El primero era un señor. entrado en carnes, que vestía invariablemente de jersey “beige” y se paseaba con un mazo de papeles debajo del brazo: se trataba de un resumen de prensa del día anterior que el militante radical confeccionaba y vendía al “módico” precio de 3 euros a quien se lo quisiera comprar –confieso que yo mismo caí en la primera ocasión, nunca más-. Pero le llegó el momento glorioso de su intervención. Hablaba como un cura de los del tiempo en que yo iba a misa e impostaba tonos de voz diferente a la suya habitual en función del asunto que desarrollaba… y los desarrollaba todos. Hubo un momento en que Perduca le llamó la atención: su tiempo había sido largamente sobrepasado, a lo que el orador contestó diciendo que se le hacía de menos. Tanto Perduca como Bonino le dijeron que ahí no se le hacía de menos a nadie, lo que pasaba es que su tiempo había terminado.
Andando el Congreso, le tocaba el turno de intervenir a un miembro del Gobierno Berlusconi, del Ministerio de Exteriores. Otro señor nos advertía, saliendo de la sala, que ese orador era berlusconiano –si bien inscrito en el Partido Radical, por otra parte-. Momentos después, el señor aquel regresaba al pleno, esta vez encarcelado con frases que advertían de la deshonestidad moral del gobierno italiano.
En otro momento, hacía yo una pausa y salía de la sala del Congreso, cuando me topaba con otro sujeto curioso. Tenía este unas pobladas barbas blancas y se tocaba la cabeza con una visera de “base-ball”. Me entregaba la primera página de un documento y, cuando le advertía yo de mi condición de español y de no inscrito, me largaba el documento entero, con la petición inexcusable de que lo tradujera al español, al catalán y al euskera. Para mayor empatía, me advertía que él era de la “Juve” aunque yo fuera del Real Madrid.
Pero le tocaría intervenir en el Congreso, y he de decir que era un revolucionario e inventor de tecnologías que, entre otras cosas, permitirían la comunicación prescindiendo de todos los medios de transporte contaminantes.
Cuando le cortaron la palabra no protestó: quizás era consciente de su condición de orador londinense eventualmente transferido a las tierras termales de Italia.
Fue interesante la intervención del Subsecretario de Exteriores. Nos contó que él estuvo antes en el Ministerio de Interior y que entonces se produjo una entrada de inmigrantes procedentes de Albania. Era en un mes de agosto y sin embargo consiguieron reunir un Consejo de Ministros de la UE. Les dijeron que podían obtener fondos de la Unión, pero que en todo lo demás debían ser los italianos los que resolvieran sus problemas. “No necesitamos fondos, necesitamos políticas”, parece que dijo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
No entiendo nada, todo lo que cuentas parece un programa cómico del canal 34 (la tv mejicana que se ve en LA, CA.)
Y como has perdido la buena costumbre de contestar a los comentarios, me quedaré sin saber quienes son los radicales y de qué pais tercermundista me estás hablando...
Cuando en una organización caben muchos modos de pensar se corre el peligro de las disputas por la dirección y el control, pero eso es un riesgo en muchos casos inevitable.
Publicar un comentario