Querido presidente, queridos amigos,
Como se ha dicho "es la tecnología la que amplia el espacio público compartido del siglo XXI".
Este congreso se celebra en el curso del más importante de los acontecimientos del siglo XXI: los vientos de libertad que están recorriendo los países árabes.
Podríamos decir, sin temor a exagerar, que el siglo XXI comienza en 1.989 con la caída del muro de Berlín, pero continúa en este ano 2.011 con estos vientos que soplan en favor de la libertad en el Mediterráneo.
¿Qué nos dicen las gentes que se manifiestan en las plazas de Marruecos, de Bahrein, de Libia o de Argelia? ¿Que se han manifestado y han hecho caer a Ben Ali y a Mubarak?
Nos dicen algo que podemos reconocer muy bien desde Occidente, desde Europa; porque en nuestro espacio geográfico y político fue donde nació la Declaración de Derechos del Hombre. Nos dicen que quieren dejar de ser súbditos para convertirse en ciudadanos, porque exigen el reconocimiento de sus derechos políticos y económicos, derechos individuales, la libertad, el desarrollo económico y el reparto más justo de los recursos.
Eso nos debe hacer valorar más la idea de la democracia, la democracia como algo adquirido, la democracia por la que ya no hace falta luchar, como lo están haciendo esos pueblos. Lo decía el reciente premio Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, en un acto organizado por nuestro partido que tuve el honor de moderar.
Recuperar la idea de democracia es casi simplemente retornar a los orígenes. Porque, lo que también nos demuestra lo que esta ocurriendo en los países árabes, es que la política exterior de los países occidentales no se puede sustentar por más tiempo en regímenes autoritarios y dictatoriales; que el pragmatismo es necesario, pero que el pragmatismo sólo no cabe sin la aplicación de los valores y que cuando el pragmatismo se opone a los valores, deben ser los valores los que triunfen en esa contienda, porque de lo contrario no habremos entendido nada.
En aras de ese pragmatismo se estrecha la democracia, la oferta política se reduce a dos bloques o partidos, donde cada uno dice lo mismo que el otro, y los electores no pueden elegir entre dos alternativas, sino acerca del reparto de poder previamente establecido entre los partidos.
Lo decia Pannella: "En Italia no hay Estado de Derecho". No lo hay tampoco en España, anadiría yo.
Por eso, ahora que otros pueblos quieren unirse a nuestro proyecto democrático, nuestro partido, Unión, Progreso y Democracia, y el vuestro, el Partido Radical, tienen mucho que decir en la ampliación de este espacio público, en la extensión de la democracia, en la regeneración democrática de nuestros países.
Os deseo todo tipo de éxitos en vuestros debates y en la aplicación de vuestras resoluciones.
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2 comentarios:
No se puede eludir el enriquecimiento de la Democracia dando entrada a sabia nueva que ayude a mantenerla sana y vigorosa. En el caso de España ésa sabia nueva es UPyD.
Aunque tu partido no me gusta nada, ya lo sabes, tu sí me gustas y en tu post de hoy, hablas de los derechos humanos y eso me gusta pero también criticas a España y eso me gusta.
Me pregunto el motivo por el que acusaron a Vargas Llosa, de quien hablas con respeto, de tener negros.
Ese señor no me gusta, aunque la disección que hizo de Madame Bovary me parece extraordinaria.
Tengo un amigo en Trípoli, Jamal, y no puedo comunicarme con él.
El mundo está patas arriba: kaliyuga.
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