viernes, 8 de junio de 2012

Intercambio de solsticios (376)

En uno de sus viajes a Bilbao, Jorge Brassens cenaba un plato combinado en el club -remedo de los londinenses- de que era socio. Acostumbraba en esos casos a recoger de un revistero el ejemplar del día del periódico El Correo, cuya lectura -obligada en otros tiempos- había ya descuidado después de una larga estancia en Madrid. Bilbao le parecía cada vez mas local, mas pequeño... Casi un barrio de Madrid; dicho sea aunque esa reflexión atentara no poco con sus tradiciones personales y familiares. Y entre las más importantes páginas de los diarios de provincias figuran por derecho propio las de las esquelas. Hasta estas llegaría Jorge Brassens, que descubria en ellas dos necrolgicas destinadas a la misma persona: "Luis Fernando Heppe" Una de las esquelas la había puesto su recentísima viuda, la otra -al parecer- una antigua novia -¿todavía enamorada de el?- que recogía unos versos de una conocida canción de Serrat. En la explicacion que ofrecía la esquela decía de Heppe que era un poeta bilbaino -o vasco-; ¡esa permanente tendencia a asociar la cultura con las patrias, como si no fuera suficiente con afirmar que se trataba de un poeta! Y contaba también la necrológica que el fallecido contaba con 58 (?) años de edad. Se lo decía su amigo Jaume Pons, a quien Brassens sorprendía una mañan en su despacho recibiendo felicitaciones por su cumpleaños. - A nuestra edad, Jorge, solo somos jóvenes para morirnos. Y esa esquela desplegaba en Brassens algunas imágenes de su juventud adolescente. Como cuando preguntaban a la hora de comer -esas preguntas inquisitivas que tienen las madres respecto del más o menos errante deambular de sus hijos- que con quién había pasado la noche anterior su hermano Alfonso: - Con Heppe -contestó Alfonso Brassens con una voz que apenas si salía del cuello de su camisa. - ¿Con quién? - CON HEPPE! -replico ya bastante incomodo Alfonso. Claro que Jorge Brassens había tenido sus particulares pinitos literarios con su hermano Alfonso y con Luis Fernando Heppe en la casa de un poeta que vivía en la entonces calle de Gregorio Balparda. Se trataba de realizar un ejercicio que consistía en que en el "pick-up" se ponia el disco de "Las cuatro estaciones" de Vivaldi, en tanto que los cuatro asistentes al acto ponían sobre el papel sus particulares evocaciones: la música y un whisky de pelea que le servían -el alcohol no siempre es buena compañía en el trabajo literario- permitian a Jorge Brassens esbozar un poema por el que sería posteriormente felicitado. Poeta de registros clásicos y que dominaba las historias de la antigua Grecia, Luis Fernando Heppe, que escribía ese verso que decía : "teje y desteje, como nueva Penélope", ojalá aguarde a sus amores en vida destejiendo en esa noche larga que es la muerte esos mismos amores que tejiera en su corta vida; al cabo, ¿qué es la vida sino el amor, y el desamor?

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