Logroño y el voto perdido de UPN

Esa -madrugada para mí- suena mi teléfono móvil a las 11 de la noche. Corto la comunicación. Observo que la llamada la hace un "Emilio", pero no descifro su apellido.
Por la mañana, el avión para Logroño es una avioneta de Air Nostrum que ensalza las cualidades turísticas de Cantabria. El anuncio, mezclado con el sueño, me produce perplejidad: "¿Adónde voy?", me pregunto. Pero la azafata anuncia que "tomaremos tierra en Logroño" y después de un breve paseo entre el avión y la terminal me encuentro con Angela que me espera para acercarme a la sede.
Hay tiempo para un café y luego nos dirigimos a las oficinas de UPyD en la Rioja. Por lo visto, quien tenía las llaves se ha ido a repartir, de modo que nos quedamos en el descansillo de la escalera. Consulto el teléfono, intrigado por la llamada de anoche. Era Emilio Ybarra. Marco su número. Me dice que tenemos posibilidades de 2 escaños. "Este tiene motivos para saberlo", pienso y me animo.
Se trata de una sede digna -¿y cuál no?, se preguntarán ustedes- y que está dispuesta para una multitudinaria rueda de prensa. Me comentan lo de siempre: "A lo mejor no viene nadie". Pero finalmente aparece una periodista de la COPE que recoge mis declaraciones sin formular pregunta alguna`"Está todo claro", dice. Nos vamos a Punto Radio, donde me hacen una entrevista justo antes de otra que le van a hacer a otro -candidato, creo- de IU.
Y nos vamos a ofrecer propaganda en un lugar céntrico, donde se ha instalado una mesa. Julián San Martín -el candidato local- y yo mismo atendemos a los viandantes. Un ciudadano se dirige a mí. Por cortesía le digo: "¿Qué tal?", y él me responde: "Ni la mitad de bien que usted, que aspira a un cargo con un buen sueldo". Por lo menos no ha dicho que me vaya a tumbar a la bartola.
Un joven navarro -vota en Puentelarreina, dice- recoge la escasa publicidad de que disponemos y nos asegura que nos va a votar, porque es anti-nacionalista- según asegura. Al cabo de un rato se da la vuelta y me ofrece un mechero de UPN, como prueba de su cambio de tendencia.
La comida, animada y distendida, la sigue un enésimo café con hielo -aquí los sirven con limón- que de sobra sé que no me va a quitar el sueño.
Nos recibe la Presidenta nacional de una confederación de asociaciones de vecinos. Está disgustada con la UE y con la Comisión Europea. Presentaron un proyecto para trabajar en el campo de las mujeres maltratadas y le dijeron que no sin más.
Próximo destino: Calahorra, el primer acto de UPyD en esa localidad. Son las 6 de la tarde y la escasa gente pasea con pereza por la plaza. El tinglado básico está montado, pero creemos que un mitin sería desaconsejable en estas circunstancias. Y siempre hay quien dice que el día o la hora están mal elegidos.
Regreso a un aeropuerto que parece abrirse exclusivamente para este vuelo. Obsequiosos, los agentes de la Guardia Civil nos ayudan con las carteras y los objetos metálicos.
Vuelvo por la misma puerta de la T-4 por la que he salido esta misma mañana y a mi paso por el punto de recogida de equipajes le hago un imaginario corte de mangas a la cinta transportadora. Esta vez no, esta vez no tengo que esperar.