miércoles, 3 de octubre de 2012
Intercambio de solsticios (458)
Anoche. Esta mañana
Anoche, sin sueño, pensaba en el descuento.
Nueve días, en la noche serena de Arrechea.
Tumbado en la cama, forrado de pastillas
Para auto infligirme un coma definitivo.
Una pipa con haschís sobre la mesilla
-Junto a una imagen de la Virgen de Roncesvalles
Que un día puso Lorsen allí para invocar
Su protección-, en la cadena de música
La voz ronca de Lepnard Cohen:
"Now I great You from the other side,
From sorrow and dispair,
For the heart with no companion,
For the soul without a King".
Los fantasmas de ellas dos
Haciéndome compañía y el recuerdo
De tu nombre en lo imposible
De un amor que no supo crear el amor.
Hay dos cartas sobre la mesa de mi despacho,
Una dirigida a ti, la otra a mi hermano Raúl.
En la tuya te pido que no te hagas culpable
De mi muerte, me has querido todo lo posible,
Aunque no tanto como para que, en adelante
Yo formara parte de alguien, de ti.
En algún lugar del "hall" de tu casa,
Hay un ramo de dos docenas de rosas
Rojas con una tarjeta que pone mi nombre,
Y en la bandeja que tienes para las cartas
Esa carta con mi membrete, manuscrita,
En la que te digo que me voy, porque no tengo
Referencias y que tú leerás cuando me haya ido
Las maletas sin deshacer, a tu regreso.
No he sido capaz de renacer de nuevo,
Le digo a mi hermano, las alas del Ave Fénix
Están demasiado cargadas para volar
Y le pesan los impactos de los disparos
De muertes, amenazas, soledades...
Esta mañana, se hace evidente la razón,
Por entre las tenues luces de Madrid
En inestable primavera, ¿responsabilidad
O miedo a no saber hacer el ridículo?
Nadie vuelve de la muerte, dijo alguien.
Salvo los suicidas incompetentes, añado.
Así que resuelvo añadir hojas a mi calendario,
Hasta que regreses de tu viaje transoceánico,
O quizás esperar a que pase este verano
Y saber si progreso en ti o me disuelvo
Lentamente en una amistad sin esperanzas.
Para dormir sin dormir en otra ocasión,
Poniéndole fecha a mi final, en esa escena
Tumbado sobre mi cama de Arrechea.
Los fantasmas de ellas dos
Haciéndome compañía y el recuerdo
De tu nombre, en lo imposible
De un amor que no supo crear el amor.
Madrid, mayo de 2.008
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1 comentario:
¿Para qué razonarte unas palabras?, ahora sé que no atiendes a razones, que ya lo has pensado, y que el peso que soportas es dificilmente soportable.
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