lunes, 15 de octubre de 2012

Cecilia entre dos mares (3). El poema de Cecilia (III)

Un rumor de comentarios saludó el último verso de la poetisa arequipeña. "No es posible lo que oigo..." protestaba, a unos pocos metros de Iturregui, San José. Algún otro asentía, dibujando una mueca de disgusto en su rostro... La Llosa dirigió una mirada firme hacia los presentes, para proseguir inmediatamente después. "Pero el amor llega, vuelve, nace, tantas veces. Detrás de una sonrisa, En la mano que sujeta una flor, En la voz firme que te envuelve. Viene el amor. Te transporta, te rodea, te hace suya. Porque el amor es el río de la vida, No se sabe cuándo nace, Pero si nace, nunca se va". Cecilia Llosa dejó sus cuartillas sobre el mantel blanco de la engalanada mesa y dirigió una sonrisa hacia la concurrencia. Algunos tímidos aplausos contestaron sus versos, pero eran tan tímidos que no pudieron contener el ruido de los agitados rumores que invadían aquel salón privado del club bilbaino. San José se levantaba de su silla, rezongando: "Porque se trata de una mujer, que si no le diría yo un par de cosas..." "Tiene usted razón -añadía Inchaurtieta, columnista de "Noticias del Norte"- los versos que ha leído esta señorita constituyen un atentado a los principios de la moralidad..." "¿Y a la iglesia, qué es eso de la sotanas y-no-sé-qué-del-polvo-de-la-calle?", decía con disgusto Arrosgoiti, conspicuo tradicionalista.

1 comentario:

Sake dijo...

Y así, unos que tratan de avanzar, de buscar nuevos y necesarios horizontes, y otros empeñados en vivir estancados, de vivir en el pasado, así nos pasamos la vida, esperando su final.
Estupendas letras D. Fernando, gracias por escribirlas ( y además gratis). :) .