miércoles, 12 de diciembre de 2012
Cecilia entre dos mares (21). ¡Qué poco se de ella! Y, sin embargo... (II)
- ¿Me permites que te haga una observación, Miguel? -Santiago Aberasturi hablaba en voz baja, aunque con suficiente claridad, en el comedor general de la Sociedad Bilbaina.
- Lo que quieras, Santiago. Ya sanes que me puedes decir lo que sea.
- Te lo voy a decir con franqueza. Ya sabes que yo no sirvo como diplomático, como tú.
Iturregui conocía desde el principio la intención de su amigo pero practitudes optar una actitud de incomprensión.
- No entiendo.
- No te hagas el despistado, Miguel. La gente no para de hablar de tus citas con la señorita peruana esa.
- ¡Ah! -exclamó con estudiada sorpresa Iturregui-. Lo que pasa es que la gente no sabe de qué hablar.
- Bueno... -Aberasturi observaba que su amigo había asumido una posición distante-. Si no quieres que hablemos de esto...
- No, en absoluto. Ya sabes que siempre que sea contigo no me importa referirme a ninguna situación.
- ¡Yo lo hago como amigo! Si no quieres hablar, no hablamos.
- Te he dicho que sí. En el fondo, no hay nada que ocultar. La señorita Llosa es una poetisa de Perú, como creo ya sabes.
- Sí. Y que es muy guapa también. Y que la paseas por aquí y por allá. Y que la convidas a comer...
- Bien. Está claro que es una colaboradora del diario. No sé qué más tiene que decir la gente.
- Pues que eso no es normal. Que estás,casado, Miguel. Que tienes una mujer y cuatro hijos. Que no eres libre de hacer lo que que te venga en gana... Y sabes que te lo digo como amigo.
- Y, como amigo que eres te lo agradezco, Santiago. Pero creo que se está haciendo un mundo de un pedacito de tierra. ¿Sabes lo que pasa, Santiago?
- Si no me lo dices...
- Que has dicho solamente una cosa que es verdad en este asunto. ¿Sabes cuál es?
Aberasturi movió la cabeza en signo de negación.
- Que esa señorita es muy guapa. Eso es verdad. Porque, si se hubiera tratado de una señora mayor o de una joven poco agraciada nadie tendría la menor de las dudas.
- Tú sabrás lo que haces. Yo creo que cumplo con prevenirte.
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1 comentario:
-Menos mal que todas la mujeres con las que trabajo son poco agraciadas y tienen más de ochenta años, aunque hay dos o tres muy guapas, y lo malo es que no estoy casado.
-Pero bueno, si no estás casado ¿que problema hay, por Dios?.
-Pues éso digo yo.
-¿no te gustan la mujeres?.
-¡¡quizás sea éso!!, mira por dónde.
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