viernes, 8 de julio de 2011

Intercambio de solsticios (209)

Y Perdomo asentía. Él mismo había experimentado los rigores del desierto saharaui en sus años de servicio y, aunque soportaba relativamente bien las elevadas temperaturas del desierto, era consciente de que la tortura –infligida de manera sistemática- era otra cosa y no sabía muy bien si Bachat se iría detrás de sus sufrimientos. Lo más probable sería la resistencia. Porque esa gente estaba formada por resistentes, hechos en la renuncia y en la escasez, adaptados a las condiciones más adversas. Pero lo reconoció: lo primero era protegerse ante el posible conocimiento por parte de los contrarios de sus puntos débiles.
- Dicho esto –continuaría Romerales-, yo tengo una gran confianza en que esta batalla, o guerra, la ganaremos. Pero claro, tenemos que plantearla.
Juan Antonio Sánchez observaba que ningún otro componente del gabinete de crisis quería hacer uso de la palabra.
- Todos estamos conformes, consejero-. Creo que convendrá proceder de acuerdo con el procedimiento.
Se trataba del protocolo que había diseñado Romerales y que la Junta de Chamberí había adoptado en su momento.
- Bien. El primer paso supongo que sería el de comprobar de manera fehaciente si Bachat está en su poder –declaró Romerales.
- ¿Quieres que hable yo con Jacobo? –sugirió el presidente.
- Creo que no –dijo taxativo el Consejero de Interior-. Se trata de un hombre de mi departamento de modo que no conviene que te gastes todavía, presidente. Además, Jacobo Martos está en la luna de Valencia. Lo haré yo.
- ¿Y después?
- Antes o después, quizás ahora mismo, hay que poner en funcionamiento el sistema operativo y situar fuerzas militares en la frontera –observó Romerales.
- Bien. Si no hay más remedio. ¿Y qué podemos utilizar?
- Lo más importante es que vean que estamos dispuestos a actuar, aunque sin mostrar toda nuestra capacidad. Bastaría quizás con movilizar a un par de centenares de hombres uniformados y equipados con fusiles convencionales –sugirió el responsable de la defensa de Chamberí-. Eso para el supuesto de que Bachat no cante.
- Cante o no cante yo creo que es un error que el enemigo no conozca nuestra potencial destructivo –afirmó Perdomo.
- Sí. Ya lo hemos discutido en alguna otra ocasión –asistió Romerales-. Tú eres de los que piensan que es importante que el enemigo tenga noticia de nuestra “force de frappe”. Pero en mi opinión eso nos conduciría a una escalada permanente en materia de armamento, con lo que habría que drenar recursos que ahora se destinan a otras actividades, que son más básicas. En otras circunstancias no diría que no, pero ahora de lo que se trata es de emplear la fuerza con toda la contundencia posible y rendir al enemigo en un santiamén. Vamos, poco menos que sea como el boxeador al que le atizas un golpe cuando está despistado, que apenas oye contar al árbitro.
- Está bien. Si no hay mayor inconveniente quedan autorizadas las dos gestiones: tu llamada a Cardidal y la movilización de fuerzas –declaró Sánchez-. ¿En cuánto tiempo estará eso listo?
- Para mañana al amanecer.

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