martes, 7 de junio de 2011

Intercambio de solsticios (194)

- Estamos ante un asunto muy delicado –dijo el presidente del Consejo de Distrito de Chamberí-, realmente quizás el más delicado a los que hemos tenido que enfrentarnos. Ya sabéis que yo siempre he sido partidario de la prudencia, ciertamente. Y también de la libertad. La unión de estos dos principios, realmente, creo que es lo que nos ha conducido a donde estamos hoy en día. Nadie puede sentirse totalmente satisfecho, ciertamente, pero todos al mismo tiempo debemos mostrar nuestra satisfacción porque en este Madrid que se está viniendo abajo a pedazos, realmente como si hubiera caído sobre nosotros una bomba atómica, estamos saliendo adelante. Hay una cierta libertad económica entre nosotros, hay iniciativa privada; y hay libertad política: tenemos una asamblea de distrito, la gente se está empezando a organizar en asociaciones o partidos…
- No sé si eso es muy bueno –observaría de forma incidental, el Consejero de Abastos, conocido por su filiación más que derechista-. Fue ahí donde empezaría todo este desastre…
- Supongo que luego tendrás tu oportunidad de intervenir, Consejero. Ahora ten un poco de respeto a tu presidente… Pues bien, como iba diciendo, tenemos asociaciones políticas y las próximas elecciones podrán celebrarse en una competición entre estas. Poco a poco vamos edificando el edificio de las libertades en este mundo en el que parecía imposible recuperarlas. Estamos reconstruyendo la civilización, realmente. Nada menos que eso.
Juan Andrés Sánchez tomó un largo trago de “Chambe-cola” antes de proseguir.
- Pero estamos en el camino. El trabajo que estamos desarrollando está siendo muy intenso, ciertamente. Y nadie sabe lo que puede pasar si esto se interrumpe. Nadie sabe lo que realmente podría ocurrir si destinamos todos, o casi todos nuestros recursos a enfrentarnos contra otro Distrito. Quizás para algunos sea bueno. No en vano, en ciertos momentos de crisis, la guerra se convierte en un procedimiento de salida a la crisis. Pero yo, realmente, soy un convencido del valor de la paz. ¿Qué podemos hacer? ¿Dejar que los chamartinenses se devoren entre ellos? ¿Intervenir en sus disputas internas? En el primero de los casos, ¿no sería esa decisión una permisión a que triunfe en ese Distrito la dictadura de Cardidal y sus hombres? Pero la segunda posibilidad podría derivar, realmente, en que abortase, y perdonad la expresión, el crecimiento que a duras penas estamos consiguiendo. ¿Hay alguna vía intermedia? Ciertamente que me gustaría que existiera, aunque realmente no la encuentro.
Sánchez se quedó en silencio durante unos segundos, antes de afirmar:
- Me gustaría conocer vuestra opinión.

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