Bilbao, 27 de abril de 2003.
Querida Lorsen:
Te pongo estas líneas para explicarte un suceso bastante desagradable. Ayer, como casi todos los sábados quedé con Rafa Balparda para tomar un pincho y dar una vuelta. Nos fuimos al “Serantes” que está detrás del Hotel Ercilla y luego nos dimos una vuelta por el centro de Bilbao. El caso es que sobre las doce y media de la noche nos dimos cuenta de que los escoltas no nos seguían. Así que llamé a mi madre desde el móvil de Rafa Balparda –me había dejado conscientemente el mío en el apartamento- para pedirle las que eran tus llaves. Mi madre estaba esperándome sentada en el banco del “hall”, para no despistarse del ruido del timbre. ¡Excuso decirte el susto que se pegó! Cuando llegamos a casa, estaban los dos escoltas esperando junto a los “Ideales”. Le dije a uno de ellos:
- Habrán pasado buena noche, ¿verdad?
- Le estábamos buscando –me contestó torpemente.
Y yo me alejé de allí diciéndole en voz alta:
- Tengo llaves. Le he tenido que molestar a mi madre para que me las dé.
Él se quedó parado junto a la entrada de los cines.
Al cabo de unos segundos, ya en casa, sonó mi movil. Era otra vez el escolta.
- Estamos en la puerta de su casa y queríamos darle una explicación –me dijo con voz entrecortada.
- No tengo nada que hablar con ustedes. Me he pasado cuatro horas sin protección. Si hubiera algún comando de ETA suelto por Bilbao ahora estaría muerto. Mañana a las diez y media para pasear al perro. ¿Me ha oído?
Y una vez que noté que había percibido el recado le colgué.
Esta mañana he estado absolutamente seco con los dos. Me he limitado a decirles adónde me dirigía en cada momento. No les he dirigido ni un buenos días, ni siquiera un ¡hola!
Hablaré mañana mismo con Rafa Ustara y con Mónica Oriol para que me los cambien. Y, para lo sucesivo, no tendrán nunca más la llave de casa.
La situación, aunque desagradable, está bajo control. Pero quería contártela sin esperar a la próxima semana, en la que todo quedará diluido entre el cumpleaños y el puente en Arrechea.
Estoy tranquilo, a la vez que disgustado.
Un beso, guapa.
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1 comentario:
¿Qué diferencia al mundo virtual del real?, que al virtual lo podemos cambiar e inventar otro. El real puede ser tan terrible que te puede costar la vida.
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