lunes, 4 de marzo de 2013
Cecilia entre dos mares (52). Cecilia, decide (II)
Iturregui permaneció todavía unos segundos en el automóvil, sin arrancar. Finalmente lo hizo y dirigió el vehículo hacia su casa. Apenas cenó. Eran más de las doce cuando se acostó. Miles de confusas ideas giraban en torbellino sobre su mente. Se levantó de la cama y se fue a su escritorio. Cogió un papel y una pluma y escribió su carta a Cecilia.
"Querida Cecilia,
'Cuando te marchaste ayer te hice una señal con la mano. Quería decirte: ¿Puedo darte un beso de despedida? Luego me quedé un rato en el automóvil, pensando en la forma maravillosa en que me dijiste adiós. Sentí tristeza, pero saboreé -perdona esta expresión- tu alejamiento.
'A lo mejor escribo una novela. Yo no soy escritor, pero solo por contar -siquiera a mí mismo- nuestra historia, lo sería. Una historia que escribiríamos los dos juntos, la historia de nuestro amor. No te importe demasiado, tu amor ha amado, y por lo tanto, no se ha perdido. El que te ha perdido soy yo, por no haberte querido lo suficiente.
'Aun así, a pesar de todo, entre mis dudas y mis certezas, con mis razones y sin ellas, quiero que sepas que te sigo queriendo, pero también que respeto tu decisión.
'Te mando el más grande de mis besos. Tú sabrás cómo recibirlo.
'Miguel",
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario