miércoles, 16 de mayo de 2012

Intercambio de solsticios (361)

- Según Santiago Jiménez, los problemas se iban a plantear a partir de diciembre de 2.013. Y él veía dos posibilidades. Adelante –animó Brassens a su amigo. Esperar hasta diciembre de 2.013, que decía eran dos años largos. ¿O? O tratar el tema ahora. Y le proponía hablar por teléfono o por skype. ¿Sólo con Alberto? A lo que parece el menor de los hermanos parecía dispuesto a abandonar el diálogo multilateral por el bilateral. Luego veremos alguna otra indicación de esto. No está mal. ¿Y qué sigue a este correo? Uno de Leonardo. Pues vamos a él. Empezaba agradeciendo el trabajo y la información, pero sin ditirambos. Es que en esa familia se pasaban con los elogios –observó Brassens. Y seguía diciendo que, visto lo visto, a pesar de las acciones emprendidas con la cocinera, aún los costes por el servicio en Valladolid ascendían a 60.000€, cantidad, siempre según Leonardo, a todas luces desproporcionada y que seguía poniendo en evidencia que la madre de los Jiménez vivía por encima de sus posibilidades. Y n le faltaba razón. Desde luego. Era una barbaridad. Sigue, por favor. Sigo –aceptó equis-. Leonardo creía que convenía, y sin dilación, convocar una reunión entre todos los hermanos para un análisis común de la situación. Eso era lo que los hermanos no querían. Claro. Por eso seguía diciendo Leonardo que ya sabía que cuando se había pedido, ya fuera por este o por otro motivo, las mismas habían sido “abortadas”. ¿Usaba ese término? Sí. Pero decía que no había sido él el primero en utilizarlo. ¿Quién? Santiago. Ya. Decía también que una familia que no era capaz de reunirse para abordar sus problemas, no era familia ni nada que se le pareciera. Tampoco le faltaba razón en eso. Y seguía diciendo que aprovechaba la oportunidad que le había brindado Alberto para decir que, desde que fue afeado por Eugenia su hermana por ocupar una habitación en la casa de Valladolid como despacho, se comprometió a desocuparla. Cosa que hizo. Y que a partir de ese momento no se había vuelto a “beneficiar” de ninguno de los servicios de esa casa y que cuando viajaba a Valladolid y pasado allí la noche lo había hecho a sus expensas.

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