lunes, 17 de octubre de 2011

Intercambio de solsticios (253)

- Hola, Juan Andrés… supongo que no te pillo bien, perdona.
Cristino Romerales se deshacía en disculpas: un momento antes había consultado su reloj; la una y treinta y cinco, una hora muy tardía para llamar a alguien, pero la ocasión lo exigía.
- Supongo que habrá alguna razón para despertar a un ciudadano honrado a estas horas de la madrugada… -se quejó Juan Antonio Sánchez a su consejero con una voz ronca y aturdida.
- Creo que la hay, presidente.
Sánchez dejo pasar unos segundos: no quería enfadarse y sí que Romerales explicara la cuestión de una vez.
- Creo, Juan Antonio que Jacinto Perdomo tenía razón.
- ¿Y qué decía Jacinto? –preguntó Sánchez sin salir de su medio enojo.
- Después de la reunión de esta tarde tuve una charla con él. Me vino a decir que la estratega bélica no era la más adecuada.
- Eso mismo pensaba yo. Pero me convencisteis de lo contrario –aseguró el presidente de Chamberí.
- Bueno. Estoy pensando en otra posibilidad algo menos cruenta…
- Tú dirás.
- Formar una especie de grupo de GEOs y rescatar a Bachat.
- ¿Los tienes? ¿Tienes a ese grupo? –Sánchez procuraba encontrar entre los resquicios de su mente, dormida aún, la información que esta aún le negaba.
- No. Nunca lo hemos tenido.
- ¿Entonces?
- He hablado con Damián Corted, que es también coronel retirado, y está buscando gente con la que hacerlo.
- Bueno. Tampoco me parece mala idea. Pero si sale mal… ya sabes.
- Sí. Yo asumo toda la responsabilidad –aseguró Romerales dignamente.
- No quería decir eso, realmente –contestó Sánchez-. La idea es que los miembros del comando han actuado “motu proprio”.
- Nadie se lo va a creer.
- Me da igual, Cristino. Esa será la versión oficial.
- Entonces, ¿estamos de acuerdo?
- Lo estamos.
- ¿No habría que convocar al Consejo?
- ¿Estás loco? ¿a estas horas? ¡No hay quien se ponga al teléfono!
-“salvo este gilipollas que te está hablando”, pensó Sánchez para sus adentros.
- Estamos en una situación de crisis, presidente.
- Da igual. Entre la guerra y una acción limitada estamos escogiendo la más débil de las opciones. Yo asumo la responsabilidad.
“De la manera en que lo haces, por supuesto”, pensó Romerales para sí.
- Está bien, Juan Antonio –convino Romerales-. Habría que hacer otra cosa, presidente.
- ¿Cuál?
- Rescatar a Jorge Brassens y a su esposa.
- Después y si da tiempo. La prioridad es nuestra gente.
- Está bien, presidente. Y… otra cosa… ¿pudiste hablar con Márquez?
- El presidente de Chamartín no se puso al teléfono.
En realidad, hacía algún tiempo que el poder en ese distrito había psado a otras manos…

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