viernes, 24 de julio de 2009

Intercambio de solsticios (25)

Tenía una prevención cierta –que no es lo mismo que una cierta prevención- con esa empresa. Pues la correduría de seguros con la que colaboraba desde que salía de la empresa familiar le pedía que organizara una reunión. Así lo hizo. Le acompañaba un tipo bastante pintoresco, un ingeniero un poco loco, con el aspecto de un otrora bien conocido escalador, la nariz curvada como el pico de un loro, la mirada inquiata y los gestos nerviosos.
Les recibió un tipo más bien escuálido, tímido y desarreglado, al que todas las cosas le caían anchas, desde el traje hasta el edificio donde se encontraba, pasando por el despacho que ocupaba.
Lo primero era presentar la correduría de seguros. En un momento dado, aquel tipo empezó a hablarles de “Euskadi Punto Kom”, de las acciones que había realizado hasta el momento. Pero el hombre no se sabía bien –ni mal, no se la sabía- la facturación, de la empresa, de modo que hizo lo que debe un hombre que trabaja en una compañía de telecomunicaciones cuando precisa de un dato del que carece en esos momentos –y cualquier otro- esto es, levantar el teléfono. Pero no se comunicaba con nadie, por mucho que el buen hombre insistía en tal extremo. Entonces dirigió su mirada hacia ellos, su cara era todo un poema.
- El sistema no funciona –declaró.
Luego dio una voz.
- ¡Itziar!
Pero la tal Itziar tampoco estaba en comunicación, con lo que el responsable de la empresa vasca de telefonía integral se tuvo que ir hacia la otra sala, quizás una especie de misterioso arcano, donde encontrar información tan complicada a la par que decisiva.
Ese fue el primero y paradójico encuentro de Jorge Brassens con Euskadi Punto Kom.

Por razones que no son del caso Brassens siguió a esa empresa con el paso del tiempo. Pero se trataba solamente de conocer su cuenta de resultados –casi siempre fuertemente deficitaria.
Un día recibió la invitación a asistir a una jornada de puertas abiertas organizada por Euskadi.kom.
Y allá se fue. Una vez tomado el acostumbrado café, les pasaron a una sala de reuniones, donde se iban presentando, uno a uno, todos los miembros de la dirección de la compañía.
- Este es el director de tal cosa –anunciaba el director general-. Es de Algorta. Y tarda en llegar aquí... ¿Cuánto?
- 35 minutos –aseguró el aludido.
- Y este –continuaba el director- es el responsable de aquello. Es de Ataun, y tarda... ¿Cuánto?
- 45 minutos –respondió el responsable de aquello.
- Ese otro es el jefe de lo de más allá. Es de Salvatierra. ¿Cuánto tardas en presentarte en la empresa –le preguntó.
- 50 minutos –contestó este.
- Bien –concluyó satisfecho el director de EPK-. Aquí hay personas de los tres territorios. Nuestra obsesión es integrar a toda la gente vasca y que, a pesar de que esta compañía deba tener una sede concreta todos puedan seguir viviendo en sus localidades de origen. Eso nos enriquece.
- Ahora vamos a ver un vídeo... Si no tenéis ninguna pregunta que hacernos, claro.
Y como nadie tenía pregunta que formular –quizás porque no había nada que preguntar, por el momento- el director pulsó la tecla correspondiente y empezó a proyectarse una película.
En pantalla aparecieron dos jóvenes muchachos vestidos a la usanza de los “mendigoizales” –montañeros vascos-: Camisas de franela a diferentes cuadros y pantalones vaqueros de distintos desgastados. Los dos se aplicaban a golpear con unos instrumentos de percusión en una mesa que devolvía esa agresión con un agudo sonido lastimero y molesto. Se trataba de la “txalaparta”.
Una voz en “off” aseguraba que “Joseba y Arkaitz” –que debían ser los nombres de esos dos mozalbetes- consiguen que su música llegue a todo el mundo gracias a Euskadi Punto Kom”.
De repente, el vídeo se paró, haciendo una foto fija. En un primer momento Jorge Brassens que se trataba de una pretensión del realizador. Pero no era eso, el vídeo estaba mal y el problema se repetiría en numerosas ocasiones a lo largo de su reproducción.
La imagen se desdobló en cuatro –esta vez el vídeo no engañaba: esa era la idea-. Arkaitz (?) hablaba por teléfono con una señorita. ¿En qué idioma? Lo ignoro, la misma voz en “off” seguía contando que con EPK se podía hablar con todo el mundo. Los otros dos cuadros de la pantalla ofrecían el mapa de un pueblo del Gohierri guipuzcoano –donde eventualmente residirían los artistas- y la capital de Irlanda al otro lado. Siempre según el locutor de la película, “han arreglado un contrato para una actuación de los ‘txalapartaris’”.
- Miles de vascos pueden, como Arkaitz y Joseba organizar su vida a través de Euskadi Punto Kom.
Y se veían imágenes –con frecuencia detenidas por la escasa calidad del vídeo- de personas caminando por una calle congestionada.
Las imágenes proseguían mostrando las excelentes prestaciones de EPK. Un mapa de las presuntas siete provincias vascas apareció surcado por una miríada de trazos de diferentes consistencias que recorrían todos los puntos posibles de contacto en el mencionado territorio.
Luego, la imagen volvía a los músicos y a su aguda y percutente ejecución.
- Euskadi Punto Kom –terminaba la voz en “off”- es la respuesta a los vascos que quieran comunicarse en vasco, en un sistema vasco, con otros vascos y con el resto del mundo.
Un ruido estridente –este no de la “txalaparta”, sino del vídeo- anunciaba la abrupta conclusión de la película.
El director de la compañía volvió a tomar la palabra:
- Como habréis podido ver, Euskadi Punto Kom no pretende haber inventado la rueda. Lo que quiere es que la mejor rueda que exista la podamos usar en Euskadi.
Acompañados de tan sabias palabras salieron de la sala de reuniones, se hacemos una fotografía y visitaron las instalaciones de Euskadi Punto Kom.

2 comentarios:

Sake dijo...

Las empresas se hacen para ganar dinero, para ganar dinero tienen que tener un mercado, un público al que dar los servicios que demanda. Esta empresa vasca cubre un hueco y desea rentabilizarlo. Acaso el mercado del capital se plantea otras cuestiones ¡no!. La cuestión es donde fechar la utilidad de ésta empresa ¿en el pasado? o ¿en el presente?. No hay fechas para el estado mental y el estado del conocimiento. La amplitud de miras, el saberse perteneciente a algo más que su pueblo, éso hay que ganarlo con esfuerzo personal y decisiones públicas.

Antonio Valcárcel dijo...

...La fuentes económicas son acotadas, aquella fuente que produzca riqueza. Cuando alguien a descubierto un "nicho" y está sacando rentabilidad, no tardará el hombre malo y lo someterá a regularización para complicar la actividad y la existencia del no nacionalisto o de carnet de partido dominante...Llegará el hermanísimo de un gran político y comprará el coto..., aquél que quedó desierto por falta de adaptación a la nueva normativa. Aquella que creo el político; que arrimó el ascua a su sardina. El doping de mercado, el pirateo informático te puede sacar del ordenador la patente que estás desarrollando.
La mayores riquezas del mundo se ha erigido al lado de los consistorios (Ayuntamientos)
¿Que puede hacer la iniciativa privada? ¿Como se puede luchar contra esta mafia? Los sepultureros siempre están robando nichos de actividades que son rentables.

Si todas las divisas que han sacado algunos políticos llegasen a ESPAÑA la situación económoca sería brillante.