domingo, 13 de octubre de 2024

Balada de las gentes que han nacido en algún lugar


Con la evolución de los tiempos -los propios y los que no lo son tanto- cada vez me siento más identificado con los que en la relación con los demás prefieren antes observar a las personas que te rodean que a los grupos en los que se integran. Por definición, no te haces amigo de una clase social ni de una organización concreta; son siempre las gentes quienes pueden resolver los problemas que te afectan, más que la institución que puedan representar o en la que se encuentren trabajando. Valga como ejemplo que, quizás una entidad bancaria determinada no sea la más importante del mercado, pero es que ocurre que en la sucursal que está cerca de donde vivo me atienden muy bien, y por eso no cambio de banco. Declaraciones como éstas se pueden aplicar a cuantos ámbitos de actividad se quiera -un bar, un supermercado, una gasolinera...


Formulado este principio general, existe una característica singular que afecta a quienes presumen de un determinado origen, como si éste les convirtiera en seres superiores al resto de los mortales. No advierten que una determinada educación les obliga más que les sitúa en una posición de predominio, precisamente a causa de ese singular nacimiento. Su origen les demanda la obligación de permanecer atentos a satisfacer las demandas de los otros, en lugar e  ofrecerles un derecho inmanente de mandar y de que se cumplan sus deseos. Porque nadie es más que otro, y si -por lógica- hay quien destaca entre los demás, deberá observar con cuidado la situación de los que no han obtenido esa situación. Al menos en eso debería consistir la enseñanza que deberíamos inculcar en las generaciones que nos sigan, lo mismo que quizás hayamos recibido de quienes nos precedieron.


Existen, sin embargo, quienes se sienten felices por el solo hecho de haber nacido en alguna parte. A ellos dedicó Georges Brassens su "balada de las gentes que han nacido en alguna parre", y que trataré de traducir a continuación. Inserto después la versión original.


Verdad que son hermosos sus pequeños parajes

Aldeas y ciudades, todas dignas de ver

Admirar sus mansiones, iglesias y paisajes.

Sólo un defecto tienen, el defecto de ser 

El sitio donde viven personajes que miran

Al resto con desprecio desde un pedestal

Chovinistas que van ostentando las tiaras.

Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar.

Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar.


Malditos sean esos hijos de la madre patria 

Empalados de una vez por todas en sí mismos 

Que os enseñan las torres, los museos, de su zona

Os hacen ver el país natal hasta el estrabismo

Ya vengan de Paris, de Roma o de Bayona,

De donde esté el  demonio, o bien de Zanzibar,

O de Montquq, se ponen la corona 

Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar.

Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar.


Meten como avestruces su cabeza en la arena 

Entierra en ella tu cabeza, no encontrarás nada más fino 

Y en cuanto al aire que aspiran para salir a escena 

Sus pompas de jabón son aliento divino. 

Y poco a poco aquí se han reunido 

Orgullosos de ver las heces depositar 

De caballos, a todas las gentes anhelar

Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar

Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar.


No es un lugar común el de su nacimiento. 

Se compadecen de verdad de los pobres sin fortuna

Los pequeños torpes que no tuvieron el atrevimiento 

El ánimo para ver la luz del día en esa cuna

Cuando suena la bocina en esa su feliz tierra

Contra el extranjero, que es siempre brutal.

Salen de su agujero para morir en la guerra. 

Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar

Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar.


Dios mío, que bueno sería en la tierra de los hombres. 

Si nos topáramos con esta raza sinsentido 

Esta raza molesta que tiene tantos nombres 

Estas gentes que en alguna parte han nacido

Que la vida sería hermosa en no importa qué momento 

Si no hubieras sacado a estos cabritos de la nulidad 

Quizás prueba de tu supino desconocimiento 

Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar

Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar.


C'est vrai qu'ils sont plaisants tous ces petits villages

Tous ces bourgs, ces hameaux, ces lieux-dits, ces cités

Avec leurs châteaux forts, leurs églises, leurs plages

Ils n'ont qu'un seul point faible et c'est d'être habités

Et c'est d'être habités par des gens qui regardent

Le reste avec mépris du haut de leurs remparts

La race des chauvins, des porteurs de cocardes

Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part

Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part


Maudits soient ces enfants de leur mère patrie

Empalés une fois pour toutes sur leur clocher


Qui vous montrent leurs tours, leurs musées, leur mairie

Vous font voir du pays natal jusqu'à loucher

Qu'ils sortent de Paris, ou de Rome, ou de Sète

Ou du diable vauvert, ou bien de Zanzibar

Ou même de Montcuq il s'en flattent mazette

Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part

Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part


Le sable dans lequel douillettes leurs autruches

Enfouissent la tête on trouve pas plus fin

Quand à l'air qu'ils emploient pour gonfler leurs baudruches

Leurs bulles de savon c'est du souffle divin

Et petit à petit, les voilà qui se montent

Le cou jusqu'à penser que le crottin fait par

Leurs chevaux même en bois rend jaloux tout le monde

Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part

Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part


C'est pas un lieu commun celui de leur naissance

Ils plaignent de tout cœur les pauvres malchanceux

Les petits maladroits qui n'eurent pas la présence

La présence d'esprit de voir le jour chez eux

Quand sonne le tocsin sur leur bonheur précaire

Contre les étrangers tous plus ou moins barbares

Ils sortent de leur trou pour mourir à la guerre

Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part

Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part


Mon Dieu qu'il ferait bon sur la terre des hommes

Si l'on y rencontrait cette race incongrue

Cette race importune et qui partout foisonne

La race des gens du terroir, des gens du cru

Que la vie serait belle en toutes circonstances

Si vous n'aviez tiré du néant ces jobards

Preuve peut-être bien de votre inexistence

Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part

Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part

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