Con la evolución de los tiempos -los propios y los que no lo son tanto- cada vez me siento más identificado con los que en la relación con los demás prefieren antes observar a las personas que te rodean que a los grupos en los que se integran. Por definición, no te haces amigo de una clase social ni de una organización concreta; son siempre las gentes quienes pueden resolver los problemas que te afectan, más que la institución que puedan representar o en la que se encuentren trabajando. Valga como ejemplo que, quizás una entidad bancaria determinada no sea la más importante del mercado, pero es que ocurre que en la sucursal que está cerca de donde vivo me atienden muy bien, y por eso no cambio de banco. Declaraciones como éstas se pueden aplicar a cuantos ámbitos de actividad se quiera -un bar, un supermercado, una gasolinera...
Formulado este principio general, existe una característica singular que afecta a quienes presumen de un determinado origen, como si éste les convirtiera en seres superiores al resto de los mortales. No advierten que una determinada educación les obliga más que les sitúa en una posición de predominio, precisamente a causa de ese singular nacimiento. Su origen les demanda la obligación de permanecer atentos a satisfacer las demandas de los otros, en lugar e ofrecerles un derecho inmanente de mandar y de que se cumplan sus deseos. Porque nadie es más que otro, y si -por lógica- hay quien destaca entre los demás, deberá observar con cuidado la situación de los que no han obtenido esa situación. Al menos en eso debería consistir la enseñanza que deberíamos inculcar en las generaciones que nos sigan, lo mismo que quizás hayamos recibido de quienes nos precedieron.
Existen, sin embargo, quienes se sienten felices por el solo hecho de haber nacido en alguna parte. A ellos dedicó Georges Brassens su "balada de las gentes que han nacido en alguna parre", y que trataré de traducir a continuación. Inserto después la versión original.
Verdad que son hermosos sus pequeños parajes
Aldeas y ciudades, todas dignas de ver
Admirar sus mansiones, iglesias y paisajes.
Sólo un defecto tienen, el defecto de ser
El sitio donde viven personajes que miran
Al resto con desprecio desde un pedestal
Chovinistas que van ostentando las tiaras.
Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar.
Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar.
Malditos sean esos hijos de la madre patria
Empalados de una vez por todas en sí mismos
Que os enseñan las torres, los museos, de su zona
Os hacen ver el país natal hasta el estrabismo
Ya vengan de Paris, de Roma o de Bayona,
De donde esté el demonio, o bien de Zanzibar,
O de Montquq, se ponen la corona
Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar.
Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar.
Meten como avestruces su cabeza en la arena
Entierra en ella tu cabeza, no encontrarás nada más fino
Y en cuanto al aire que aspiran para salir a escena
Sus pompas de jabón son aliento divino.
Y poco a poco aquí se han reunido
Orgullosos de ver las heces depositar
De caballos, a todas las gentes anhelar
Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar
Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar.
No es un lugar común el de su nacimiento.
Se compadecen de verdad de los pobres sin fortuna
Los pequeños torpes que no tuvieron el atrevimiento
El ánimo para ver la luz del día en esa cuna
Cuando suena la bocina en esa su feliz tierra
Contra el extranjero, que es siempre brutal.
Salen de su agujero para morir en la guerra.
Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar
Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar.
Dios mío, que bueno sería en la tierra de los hombres.
Si nos topáramos con esta raza sinsentido
Esta raza molesta que tiene tantos nombres
Estas gentes que en alguna parte han nacido
Que la vida sería hermosa en no importa qué momento
Si no hubieras sacado a estos cabritos de la nulidad
Quizás prueba de tu supino desconocimiento
Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar
Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar.
C'est vrai qu'ils sont plaisants tous ces petits villages
Tous ces bourgs, ces hameaux, ces lieux-dits, ces cités
Avec leurs châteaux forts, leurs églises, leurs plages
Ils n'ont qu'un seul point faible et c'est d'être habités
Et c'est d'être habités par des gens qui regardent
Le reste avec mépris du haut de leurs remparts
La race des chauvins, des porteurs de cocardes
Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part
Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part
Maudits soient ces enfants de leur mère patrie
Empalés une fois pour toutes sur leur clocher
Qui vous montrent leurs tours, leurs musées, leur mairie
Vous font voir du pays natal jusqu'à loucher
Qu'ils sortent de Paris, ou de Rome, ou de Sète
Ou du diable vauvert, ou bien de Zanzibar
Ou même de Montcuq il s'en flattent mazette
Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part
Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part
Le sable dans lequel douillettes leurs autruches
Enfouissent la tête on trouve pas plus fin
Quand à l'air qu'ils emploient pour gonfler leurs baudruches
Leurs bulles de savon c'est du souffle divin
Et petit à petit, les voilà qui se montent
Le cou jusqu'à penser que le crottin fait par
Leurs chevaux même en bois rend jaloux tout le monde
Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part
Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part
C'est pas un lieu commun celui de leur naissance
Ils plaignent de tout cœur les pauvres malchanceux
Les petits maladroits qui n'eurent pas la présence
La présence d'esprit de voir le jour chez eux
Quand sonne le tocsin sur leur bonheur précaire
Contre les étrangers tous plus ou moins barbares
Ils sortent de leur trou pour mourir à la guerre
Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part
Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part
Mon Dieu qu'il ferait bon sur la terre des hommes
Si l'on y rencontrait cette race incongrue
Cette race importune et qui partout foisonne
La race des gens du terroir, des gens du cru
Que la vie serait belle en toutes circonstances
Si vous n'aviez tiré du néant ces jobards
Preuve peut-être bien de votre inexistence
Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part
Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part
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