lunes, 13 de enero de 2014

La Garúa de Bracacielo (23)


Dicho todo lo cual, las siempre cambiantes circunstancias de la vida se proyectarían sobre el proyecto fundacional. Y es que Federico Barrientos determinaba finalmente abandonar el Partido Popular y asociarse a un nuevo partido, creado desde la resistencia de los movimientos antiterroristas y de imposición de un nacionalismo obligatorio.
Pero esa historia nada tiene que ver con la nuestra.
Barrientos debía anunciar esa novedad al grupo de apoyo. Y lo hizo en una de las reuniones que este celebró en la Garúa.
Formulada con brevedad la cuestión y puesto su cargo a disposición del grupo, Federico resolvía abandonar la reunión para que su presencia no fuera obstáculo en la deliberación posterior.
Los campos de Bracacielo lucían con el resplandor del sol en esa mañana otoñal. Pero pasaba el tiempo y nadie salía de la casa para explicarle el resultado del debate. De modo que decidió regresar a la sala de reuniones.
Le observaron con extrañeza, casi como si no hubieran advertido su salida. Hasta el punto de que tuvo Barrientos que repetir su puesta a disposición. A lo que Andrés Ibarra contestaría resuelto:
- ¡Ah, era eso! ¡No hay ningún problema!
Pero la reunión había continuado en la ausencia de Barrientos. Y, como era habitual en esos casos, se cumplía a la perfección lo que decía el refrán español, "a Rey muerto, Rey puesto". A su regreso, Gowen Barrera se convertía en flamante coordinador del equipo impulsor de la Fundación Ibarra. Y no solo eso: a propuesta del abogado de Andres, Barrera recibiría por ello un generoso sueldo de 3.000€, a sufragar por el resto de los miembros del grupo.

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