lunes, 9 de diciembre de 2013

La Garua de Bracacielo (17)


Uno de esos días, San Bonifacio pidió a Barrientos que le acompañara en una gestión: había entrado en contacto con un hijo de "El  Pocero". Según Ronnie, el constructor estaba interesado en mejorar la mala imagen que el ladrillo le había procurado y tenía interés en conocer el proyecto de la Fundación Ibarra.
Federico aceptó y ambos amigos se acercaron a la Garúa para ver aparecer en ella al hijo del constructor, que llegaba con una señorita bastante aparatosa, a la sazón, secretaria del empresario -según explicaría este.
La visita a las piedras resultaría de carácter unidireccional: los invitados apenas hicieron otra cosa sino asentir a las explicaciones de sus anfitriones. Evitarían después el almuerzo que San Bonifacio aderezaría en la forma por este acostumbrada -mezcla imaginativa de las existencias que hubiera en Bracacielo- con la poco sólida excusa de una comida en Ávila -seria un ágape seguramente a dos-. Y, ante la reflexión que les hizo Barrientos en el sentido de aprovechar la oportunidad de implicarse en un proyecto que en esos momentos estaba naciendo, la respuesta del constructor heredero seria bastante expresiva:
- Solo me gusta lo que entiendo.
Y, evidentemente no había entendido gran cosa de lo que había visto.

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